28/04/2024 10:24
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En los años 70, cuando se pensó que España iba a terminar siendo una democracia, un grupo de personas quiso poner a salvo sus negocios, sus privilegios y su influencia por debajo y por detrás de esta democracia. Este clan de atrevidos que colaboró con la CIA y la Operación Gladio, fue encabezado por José Manuel Villarejo Pérez. Tenía carta blanca para proceder, principalmente en el País Vasco, el primer destino del ex-comisario en 1972, el cual sigue alardeando de sus hazañas en la lucha antiterrorista. Llegó a admitir que participó en torturas cuando estaba en la Brigada Político-Social (BPS), confesando hasta asesinatos de etarras maquillados luego en suicidios. Decidió montar el Sindicato Profesional de la Policía (SPP), la organización que defendió a los policías que asesinaron a El Nani (Santiago Corella). Se atribuye el protagonismo de las detenciones del atentado de la cafetería Rolando donde perecieron 13 personas. Aunque en septiembre de 1974 sólo tenía 23 años, era un secuaz júnior de la BPS donde actuaba el torturador Billy el Niño (Antonio Gonzalez Pacheco). Villarejo estrechó también relaciones con otro policía, Sebastián Fernández Dopico y con Alberto Royuela.

Se incorporó a la Secretaría de Estado de Interior en 1993. Adscrito a la Dirección Adjunta Operativa, en realidad no depende de nadie. En los últimos 50 años, ha ido recopilando una serie de grabaciones que tiene a toda España amordazada. Llegó a montar una agencia de modelos con 40 prostitutas destinada a sacar información a políticos y grandes empresarios. Lo mismo hizo el ultraderechista José Luis Roberto Navarro, colaborador de Josele Sanchez, con su Asociación de locales de Alterne (ANELA) en Valencia. Actualmente, dispone de empresas y de una página web desde la que lleva campañas contra sus “obstáculos”, dinamita los procesos judiciales pagando a jueces y fiscales. Su dinero surgió de la nada en 1989 cuando creó dos financieras en Uruguay (entonces paraíso fiscal), teniendo cuentas en otros paraísos fiscales en Panamá y Estados Unidos.

Al frente de sus empresas (Cenyt- Medialink en la Torre Picasso), se encuentra toda su familia, sus 4 hijos (principalmente su hijo José Manuel) y su abogado Rafael Redondo. Les ha otorgado poderes para manejar cuentas en Reino Unido y Suiza. Su hija regenta el Hotel “Don Pepe”, negocio activo en Uruguay. Ha creado un imperio financiero multimillonario de empresas que tienen participaciones unas en otras con criterios mercantiles no ordinarios (para dificultar una eventual investigación). Es titular de una treintena de sociedades con capital social de 25 millones de euros, además de ser propietario de 92 inmuebles en toda España. En marzo de 2015, se difundió una conversación entre Villarejo e Ignacio Gonzalez (Presidente PP de la Comunidad de Madrid), en la que el comisario le pedía que no saliera a la luz su vinculación con una sociedad instrumental norteamericana, propietaria (ficticia) de su ático en Estepona ni el vínculo de los servicios secretos españoles con los atentados de Cataluña del 17 de agosto del 2017, perpetrados por los mismos del 11M: CIA-Mossad-Gladio-OTAN.

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Este sin escrúpulos se vanagloria de su influencia, no solo en la Policía, la Bolsa, Hacienda o el sector bancario sino también de su relación con miembros de la red de blanqueo de capitales liderada por Gao Ping (peligroso mafioso chino) a la que pertenece el actor porno Nacho Vidal (Caso Emperador) acusada de sacar de España 300.000 millones de euros al año desde el 2012.

Ha estado en el centro de la polémica por la guerra sepultada entre empresas del Ibex-35 para controlarse las unas a las otras que tiene como principal damnificado el BBVA (que ha acabado investigado). De hecho, en febrero de 2019, se encontraron indicios que podían implicar a Villarejo como autor único del incendio que sufrió la torre Windsor, rascacielos del complejo AZCA en pleno corazón financiero de Madrid. Con ello, se buscaba destruir unos papeles perjudiciales para el presidente del BBVA, Francisco Gonzalez Rodriguez. Estas empresas fueron salpicadas por haber hecho tratos con CaixaBank, Repsol, Iberdrola o el Grupo Planeta. La relación (cohecho) entre Caixabank y Villarejo (Operación tándem en 2017) requería judicialmente, la declaración continuamente pospuesta de Ignacio Redondo, jefe de la asesoría jurídica del banco, sobre pagos de facturas a Villarejo. Quizá por ello fue silenciado mediante un accidente de moto en Formentera el domingo pasado.

Villarejo intentó vender por un millón de dólares un supuesto informe sobre Sadam Hussein a la CIA y a José Maria Aznar. Sus principales fuentes de información fueron los traficantes de armas Al Khashoggi y Monzer Al-Kassar, el “príncipe de Marbella” (muy sospechoso en los Casos Macastre y Alcasser). Villarejo tuvo muchos “troncos” pero Monzer fue su hermano y mentor. Llegó a Marbella en los años 80 de la mano de Abdul Rahman El Assir, millonario libanés, amigo de Juan Carlos I, de Felipe González y Aznar e intermediario en los negocios de armas entre España y Marruecos-Arabia Saudita. Recurrió a Villarejo para salvarse de una extradición a Francia pues es requerido por la justicia española y buscado por Interpol desde 2019 por sus deudas millonarias con Hacienda (14,7 millones). De hecho, conoce a todos los traficantes de droga, vende armas a todos los grupos terroristas mientras pasa información a todos los servicios secretos de los mismos países que lo reclaman. Es sabido que Villarejo citó y coaccionó a Fernando García Madiano, padre de Míriam (niñas de Alcasser) en Atocha diciéndole que “parase de dar el follón porque esta gente es muy poderosa”, regañándole de manera infantil para que dejara de investigar y buscar justicia. Asimismo, cuando estuvo a punto de cumplirse el décimo aniversario de la desaparición (asesinato) de la joven sevillana Marta del Castillo (2009), su padre Antonio del Castillo dejo publicada una incógnita e enigmática frase en twitter sobre la investigación del caso: “A ver cuando le toca a Villarejo decir lo que había en la documentación sobre Marta del Castillo, en el tiempo que se hizo cargo Eugenio Pino (número 2 de la Policía que en 2015 creó la BARC: Brigada de Análisis y resolución de Casos). Estoy a la espera”.

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Con la operación Catalunya (2012), Villarejo fue uno de los primeros en confirmar en sede judicial que había una policía patriótica de las cloacas del Estado dedicada a investigar a políticos independentistas y a otros partidos al margen de la justicia. Lo sabía porque él era uno de los integrantes. El objetivo de aquella unidad era perjudicar a rivales políticos. Mariano Rajoy autorizó la operación Kitchen en 2013 (en la que  participó Villarejo) destinada a espiar al extesorero popular Luis Bárcenas para sustraer documentos sensibles mientras éste estaba ingresado en prisión. El comisario Enrique García Castaño facilitó a la Audiencia Nacional información sobre el espionaje a Bárcenas que pasaba también a Villarejo pero hace dos meses, se archivó la investigación en contra de Enrique por motivos de salud. Los tentáculos de Villarejo llegaron incluso a Podemos a través del caso Dina, el robo de un teléfono de Dina Bousselham en 2015, una excolaboradora de Pablo Iglesias. Según Iglesias, la prueba definitiva de que la policía patriótica estaba detrás de esta conspiración fue el descubrimiento (en poder de Villarejo) de un disco duro y de memorias USB que contenían las carpetas “DINA 1” y “DINA “, sustraídos durante la operación Tándem. David R.Vidal ex-agente del CNI denunció al comisario pero en realidad se trató de un sutil teatro de autodenuncia controlada del propio Villarejo que sirvió para tapar otros asuntos colaterales en el que iba a tener mayor implicación judicial, como táctica del mal menor.

En su comisaría fantasma, este ser cloaquero maneja todos los resortes nacionales e internacionales del negocio de armas y drogas, de allí su estrecha amistad con el ex-comisario jefe del aeropuerto de Barajas Carlos Salamanca. El 3 de marzo del 2021, al salir de la cárcel (¿si es que entró?), se encontró con la fiscal general del Estado, Dolores Delgado en un piso del centro de Madrid y con los periodistas Eduardo Inda y Manuel Cerdán. Su trato con el rey Felipe VI, Paul Manafort (socio norteamericano de Adrián De la Joya, a su vez cuñado de Al Assir), Steve Bannon, la inteligencia militar rusa y la mafia rusa, Israel (Caso Pegasus) nos recuerda lo insignificantes que somos, nosotros, los ciudadanos de a pie.

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Geppetto

Este inteligente fulano deberia escribir de verdad su memorias
Muchos querríamos leerlas

José Luis Fernández

La impunidad con la que ha actuado el ex-comisario Villarejo, durante más de 30 años, en múltiples organismos del Estado es una demostración palpable de que España es uno de los paises más corruptos del mundo y en el que no existen ni los mínimos controles sobre las actuaciones ilegales o delictivas de los funcionarios y de sus cargos públicos.

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