21/11/2024 17:01
Getting your Trinity Audio player ready...

Estamos muy lejos ya de la democracia. Eso fue un recuerdo de una noche de verano. Hace tiempo que vivimos en una especie de ficción colectiva, en una creencia, en una suposición no contrastada, en una fantasía.

 Señores: la democracia murió hace años. Ya no es lo que parece. Estamos siendo engañados. Los cerebros de una parte muy importante de la población han sido clonados. El adoctrinamiento dirigido desde las logias es un hecho. Las personas cada vez lo son menos, y se han convertido en individuos cuyas percepciones y visión objetiva de la realidad no se parece en nada a lo que está sucediendo. Y eso es fácil de hacer. Solamente se requiere el control de los medios de comunicación, de la escuela y la demonización de los que nos salimos de los raíles de lo políticamente correcto, del pensamiento homogéneo y monolítico.

Vayamos a algunos ejemplos. Muchos hemos visto el homenaje de Estado a las víctimas del llamado COVID 19. Lo que yo he visto en ese acto es una gran tenida masónica. Con la excusa del aconfesionalismo del Estado han sustituido un funeral religioso por una escenografía característica de la masonería. Es que ya ni lo disfrazan, es de una claridad manifiesta para todos los que de alguna forma conocemos los ritos masónicos y su parafernalia.

Vayamos a otro ejemplo: Médicos por la verdad, Asociación que trata de devolver al sistema sanitario a los cauces de la ciencia, critica el uso de la mascarilla con carácter general y más en un momento en el que no existe oficialmente pandemia. Lo dice hasta la OMS que manifiesta que no es recomendable el uso de la mascarilla con carácter universal, para todas las personas, y que tiene efectos nocivos para la salud; como igualmente certifican médicos que no están sometidos desde el poder político y que no se dejan prostituir e incumplir el juramento hipocrático.

LEER MÁS:  Toque de pelotas de Díaz Abuso. Por César Bakken Tristán

¿Existen contagios contrastados por los colegios profesionales médicos que permitan inferir que iniciamos una nueva curva de pandemia? ¿Por qué la clase médica tiene que someterse a los caprichos de los políticos, o lo que es peor y perverso,  a sus intenciones ocultas y diseños poblacionales y de control social?

Veamos: importantes especialistas del mundo de la psicología demuestran que el uso de la mascarilla de forma continuada produce un efecto de pérdida de la identidad personal, del nivel de conciencia en la individualidad de las decisiones,  y en la capacidad de uso del libre albedrío. Es una forma sutil de dejar vacía la personalidad, de despersonalizar la expresión de las emociones, de impedir una comunicación facial que es parte de la comunicación subconsciente. De liquidar la afectividad de los gestos con los que el ser humano se manifiesta en cada una de sus expresiones.

          Con esto las personas se convierten en dóciles, sumisas, dispuestas a obedecer cualquier orden o mandato por muy absurdo que sea;  incapaces de adoptar el control de sus propias decisiones, se convierten en masa. Esa  masa sin rostro, sin gestos, sin individualidad. Si se dan cuenta ustedes es el último estadio de adocenamiento, de control mental, de modificación cognitiva.

          Primero fue a través de la escuela, extirpando cualquier conocimiento sobre nuestro pasado remoto, liquidando el conocimiento antropológico, cultural e histórico de nuestros ancestros, aboliendo la formación humanística. Objetivo número uno de la masonería.

          Lo experimentaron nuestros hermanos hispanos tras los procesos de emancipación americana guiada desde las logias inglesas a cuya obediencia se sometieron San Martín y Simón Bolívar.

          Segundo,  ha sido a través de los medios de comunicación que se  llaman “mass media”, es decir los controlados por los poderes financieros y por sus poderes políticos que creemos que votamos los ciudadanos, siendo una enorme mentira. Son designados desde las instancias ocultas.

LEER MÁS:  RESISTIRÉ. Por Ernesto Ladrón de Guevara

          Tercero, a través de unos poderes que no son  independientes entre sí, sino controlados desde las instancias anteriormente citadas. No hay ni poder judicial y legislativo independiente. Todos dependen de los mismos poderes antedichos.

          Cuarto, mediante una pandemia probablemente inducida, cuyos efectos están diversificados en varias fases:

          Fase A.- Confinamiento. Liquidando los derechos y garantías constitucionales, que fundamentalmente deberían amparar a los individuos.

          Fase B.- Cuando la curva de la pandemia está ya en niveles próximos a cero, sacando de la manga la necesidad del uso generalizado de las mascarillas, lo cual es nocivo para la salud y letal para determinados grupos de población sobre los cuales los efectos pueden ser determinantes para llegar al punto final de sus existencias vitales.

          Fase C.- A esta aún no hemos llegado, pero ya lo anuncian de una u otra manera, como si fueran oráculos de lo que va a venir. Es decir, un nuevo confinamiento.

          Tras este proceso, la capacidad personal de autodeterminarnos como elementos activos de la soberanía nacional quedará definitivamente anulada, y seremos presos de un diseño cuyo final y destino es dejar a los individuos como correa de transmisión de un Estado totalitario.

          Sánchez e Iglesias los saben bien, pero no son los únicos.

Autor

Ernesto Ladrón de Guevara