Alicia Rubio: “Un centro educativo no puede llevar el nombre manchado de sangre de la Pasionaria, admiradora del gran genocida Stalin”. Por Javier Navascués

El caso es criticar a Vox por todo aunque haya que inventárselo. ¿Cuándo Vox ha asentido en quitar la calle a falangistas? ¿Cuándo se han cambiado? mire la cronología y verá que no es posible porque aún no existía (se está confundiendo con el PP). A falta de dar contestación a lo que le reto nos distrae la buena iniciativa de Doña Alicia Rubio con una falsa polémica que veo que generaliza en plural (sic. «…ya pueden volver …» pareciendo referirse a Vox) lo que únicamente corresponde al autor del artículo con una acentuación que es correcta (ni siquiera en ésto tiene razón Aliena). En definitiva son una iniciativa política y un artículo PERFECTOS. Es tal el rencor que aprecio en Aliena que a veces pienso sino me encontraré ante un pseudónimo de Federico Jiménez Losantos (antes le ponía el Don pero para mí ha perdido esa consideración). Sino es así «puturrú» para ambos.

En mi caso sí, confieso (incluso en los confesionarios a pesar de la reprimenda durísima de los sacerdotes exigiéndome misericordia con ellos y con sus votantes y eso si me dan la absolución, que no siempre lo hacen) rencor y deseo de destruir (mandar al infierno) la democracia y a los políticos y sus idólatras afiliados y votantes sean del signo que sean, porque veo en ellos a satanás, padre de la mentira, como en los santos y santas veo a Dios. Porque todos los políticos mienten y manipulan, todos son hipócritas como los judíos fariseos, porque la política es precisamente esa profesión satánica de seducir y luego traer toda clase de perversidades, asesinando almas, que no solo vidas terrenales, incluso los que dicen ser «católicos». Un católico debería odiar con absoluta intransigencia la mentira venga de quien venga. Por eso ataco a todos, a los de VOX incluidos (lo de elegir al abortista comunista acomodado Tamames me parece un insulto descomunal a sus potenciales votantes, tratarles como si fueran subnormales profundos que no saben ni discernir el bien del mal, la verdad de la mentira).

Y sí, es verdad que Dios exige que amemos incluso a los enemigos y rezemos por ellos, aunque no tengamos ninguno (un enemigo lo es en lo personal, un vecino, compañero de trabajo, socio, etc. Y hay que ser «alguien importante» para tenerlos), pero no exige amar a satanás y sus vástagos, es decir, los políticos y los millones que les apoyan con total idolatría porque no se puede engañar siempre. Incluso rezo todos los días para que Dios, por medio del Arcángel San Miguel los envíe al infierno (» Y tú, con el poder divino, arroja al infierno a satanás y a los demás espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén»), pues de lo contrario, no va a quedar un alma sin condena eterna.

Gracias nuevamente compañero y amigo Javier:

Una vez más mi querida hermana Alicia, la heroína, sale a la palestra, para defender con valentía, lo que los demás callan con auténtica cobardía.

Alicia, una Gran Señora y Bella Dama Española, siempre en la Excelencia.

Te quiero Alicia y a tu esposo Antonio y a cada uno de tus tres hijos, porque sois mi familia, mi verdadera familia.

Un fuerte abrazo Javier, compañero y amigo, agradeciéndote que entrevistes a los personajes mejores y admirados, todos en la Excelencia.

Miguel Sánchez

Gracias por la corrección. Las letras no se me dan nada bien, desde luego.

Pues tiene razón, oiga.

En efecto. Y no solo en Madrid, sino en muchísimas otras ciudades. Si así se trata a los que han servido a Dios y a España, esto no tiene otra solución que la que venga del Cielo. Vamos, desde luego a mí me insulta gravemente que Agustín Muñoz Grandes, un grande de España, valiente y que rindió un tributo a los españoles de su generación y las posteriores, sea desechado por Marcelino Camacho, que sin ser uno de los rojos peores, es un criminal sindicalista que ha privado de trabajo a millones de españoles tan siquiera con un salario más bajo, pero al menos un salario, y no holodomor democrático.
Pero claro. Hoy a Dios le odia la inmensa mayoría de los españoles, así les han enseñado y lavado el cerebro. Y si se odia a Dios, qué no se hará con sus siervos…