21/11/2024 16:42
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No es una semblanza, solo un anecdotario de petimetre.

Personas, instituciones, colectivos, personajes, grupos, incluso Europa, y no digamos España, también principios, valores, etc. vienen siendo eclipsados a tiempo y a destiempo, con ocasión y sin ella por el gran eclipsador.

La Moncloa está eclipsada, el gobierno y cada uno de sus muchos ministros. La fiscalía está eclipsada y también la justicia; no digamos el Tribunal Constitucional, eclipsado, o quizás fundido y evaporado, no se sabe, no contesta.

Y es que el gran eclipsador funciona así, es así, va eclipsando cuanto toca. Una táctica de exhibicionismo como otra cualquiera.

Y ahora que la gran luminaria del universo español ha soltado amarras para navegar por Madrid en busca de nuevos pagos que cultivar, eclipsado en su vicería segunda por…nadie en este caso, él busca eclipsar a todos los demás.

Sigamos con algo reciente. Las mujeres en su día, su representante más “señera” ¡pobrecita!, fue eclipsada y todas con ella. Salió él, habló, pronosticó, eclipsó y ¡ya está!

Se van a destruir armas de ETA. Él, solo habló él, acompañado de un cachivache demoliendo chatarra, rodeado de neutros eclipsados. Él venció a ETA y trajo la paz. Ni víctimas ni cuerpos y fuerzas del Estado, ni héroes de aquellos tiempos, ni justicia, ni más que … ¡Todos eclipsados!

Junio de 2020. “Hemos vencido al COVID” y España quedó eclipsada…de angustia por lo venidero. Ni sanitarios, ni especialistas, ni proveedores, ni autonomías, ni siquiera el fantasmal comité de asesores; tampoco Illa, ni Simón; solo el eclipsador.

Un mes más tarde. Madrid, explanada frente al Palacio Real, pseudo-representantes de media Europa para contemplar un simulacro… Eclipsado.

Sede del consejo de ministros. Recién llegado de pasear por Europa en falcon, trae noticias de muy lejanas, remotas, posibles promesas. El lacayo pone a los ministros en situación de paseillo para la triunfal entrada… eclipsados todos en estúpido aplauso al solemne caminar.

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Cualquier día, a la hora de eclipsar: focos, pantallas, atril, cámaras, periodistas, «director de orquesta lacayuelo». Sale solemne, habla, suena, se escucha, palabrería sin contenido, solo exhibición de engaño para eclipsar a la audiencia sin otro contenido, es para ingenuos papanatas que atienden el apagón.

La relación completa de los eclipses inducidos es imposible, no caben en el libro Guinness, citemos solamente algunos ejemplos:

Prensa, teles y en general medios de comunicación (excepto los realmente independientes), son eclipsados con el brillo de billetes de 500 €. Hoy les siguen solo fanáticos mamertos cegados por el efecto del mismo fenómeno.

«España será el faro de resurrección del turismo» un sinsentido eclipsador. Ningún megalómano en la historia ha soltado fantasmada semejante.

Un aciago día, con la solemnidad que era de rigor, simuló el imposible eclipsado de Franco.

Intentos insistentes y persistentes de eclipsar la Constitución. Ni parcialmente conseguidos tapándola con basura, prostituirla o violarla. Llena de cicatrices, moratones, contusiones y desgarros mantiene su luz propia, a pesar de que el tribunal, que supuestamente la defiende, dormita mientras es agredida.

Otro descomunal intento, por ahora fallido: Eclipsar a la sociedad española, … «demasiado arroz para ese pollo».

Más avanzado lleva eclipsar al Estado y va logrando parciales a base de invasor intervencionismo, y eso a pesar de hacerlo como «paleto esférico».

La LENGUA ESPAÑOLA está en la palestra leguleya; un auténtico ring donde fue terrible el primer punch. Ella es una gata con más de quinientos millones de vidas. Le ha dejado un moretón, pero la infinita felonía de tal eclipse jamás será lograda por tan miserable pretendiente.

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La transparencia sí, esa está totalmente opaca, eclipsada al mil por ciento; convertida en butrón sin el mínimo rayo de luz.

Eclipsado radicalmente todo progreso para enfermos crónicos y terminales, la eutanasia ha apagado los cuidados paliativos, los ha enterrado y triunfa como estrella luminosa del progresismo radical y eclipsador.

Naturaleza, ciencia y humanidad eclipsadas mediante la ideología esa que maneja para ensombrecer todo ello con oscuridad infernal donde los niños tiemblen, los adultos rechinen y las mujeres lo paguen.

Y culmina su oscurantismo tenebroso tratando de tapar toda razón ética, toda dignidad y decencia, la moral y buenas costumbres, … eclipsando todo ello para su ficticio brillo.

Y muy logrado, totalmente conseguido el absoluto eclipse del BIEN COMÚN, siempre ignorado, despreciado, sobreseído en aras del propio montaje de banalidad, chiringuitos, lacayuelos, besa …, ganapanes, y demás afiliados al cotarro oscurecido por la sombra que proyecta el gran eclipsador.

Nos lo había dicho Cervantes por boca de Don Quijote, ilustrando a Sancho Panza, aquello de que nada hay más pequeño y ruin que un gobernante dominado por el orgullo.

Autor

REDACCIÓN