17/05/2024 00:07
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El Rey Felipe VI acabará siendo Presidente

de la nueva República

El “Príncipe Republicano” de Julio Merino se despide

Publicamos hoy la última parte del último capítulo de la novela de ciencia-ficción política que este independiente “ÑtvEspaña” ha venido publicando como “Folletón” (o sea, como los Unamuno, Ortega, Azorín, don Juan Valera, etc. publicaron todas sus primeras obras).

Me gustaría y lo agradecería en el alma que algunos de los numerosos e inteligentes lectores de este periódico me escribieran sobre la obra. Me encantan las críticas, sobre todo las malas. Aunque nadie puede negar que algunos de los “hechos” que recogía en la obra se ajustaron a la realidad (la abdicación de don Juan Carlos I) y otros no están descartados, según anuncia el Oráculo de Delfos (que la Monarquía será sustituida por una República y que el Príncipe-Rey Felipe VI es muy posible que entre a ese juego, con tal de ayudar a España, por tradición de sus antepasados y por su amor a la Patria.

Así que pasen y lean las últimas páginas de este “Príncipe Republicano”, que publiqué en abril del año 2012.

(Viene del capítulo 8-A)

El lunes día 22 el Presidente inició, aunque no oficialmente, una serie de entrevistas en el Palacio de la Zarzuela. A las 10 de la mañana ya tuvo una larga reunión con Rosa Díez, la presidenta de UPyD y Antonio María de Urquijo, presidente del “PJR”, y aunque no hubo ningún comunicado ni filtración alguna los periodistas supusieron que habrían tratado el tema de la formación del nuevo Gobierno y la Presidencia de las Cortes Constituyentes, dado que entre ambos partidos habían obtenido la mayoría absoluta.

Al medio día invitó a comer a los tres Regentes, Javier Solana, Ramón Rato y Joseph Durán Lleida. Tampoco se supo muy bien lo que se habló en la comida, aunque Solana le comentó a unos amigos que habían prevenido a Don Felipe del peligro que se corría en las Cortes Constituyentes con una mayoría absoluta a la hora de hacer la Nueva Constitución. Porque no sería bueno que el texto constitucional no fuese consensuado con todos los grupos con representación en la Cámara.

Por la tarde citó al Palacio a Pedro J. Ramírez, el director de “El Mundo”, y a Raúl del Pozo. Aquí sí se supo que habían hablado de todo, aunque lo que más resaltaron es que al final terminaron jugando al ajedrez. Que ya se encargó el propio Raúl del Pozo en contarlo en su columna “El ruido de la calle” al día siguiente:

LA MEDIA LUNA”

“Señores, confieso que el señor Presidente electo de la República me tiene obnubilado. Anoche volví a jugar al ajedrez con él y otra vez me dio la paliza (ojo, que también le ganó a mi Director) y es que el muy pillo juega con ventaja, pues se ha inventado una nueva apertura que no se conocía hasta ahora y que según él hasta la tiene registrada.

Se llama “La Media Luna” y es lo más novedoso que yo había visto en ajedrez, ya que en contra de todas las aperturas conocidas de los Grandes Maestros, que tienden a dominar el centro del tablero él inicia la partida desplegando las alas, izquierda y derecha, y dejando el centro. Esto hace que el jugador contrario despliegue sus piezas por el centro, sin darse cuenta que la Media Luna le va rodeando y avanzando peligrosamente hacía los flancos contrarios. La verdad es que la apertura desconcierta a los que no la conocen.

Pero, más curioso que la propia apertura es la explicación que Don Felipe nos dio tras vencernos a los dos. Según él la idea de la Media Luna le llegó estudiando las tácticas marinas de los turcos en sus batallas navales, que retrasaban las naves del centro y hacían avanzar las naves de las alas y así cercar al enemigo. Esta táctica les dio a los árabes el control de los mares y especialmente del Mediterráneo.

Sin embargo, la Media Luna se estrelló contra la táctica de la Cruz con la que Juan de Austria se enfrentó a ellos en la batalla de Lepanto. El español, conocedor de la táctica árabe, organizó su escuadra en forma de la Cruz cristiana, es decir un palo central y un travesaño horizontal. Con ello atacó frontalmente al centro de la escuadra turca y con las naves de sus alas detuvo las alas del contrario. Ello le dio el gran triunfo que fue el final del poderío árabe en los mares. Está claro, un hombre que juega al ajedrez como él va a dar mucho que hablar en el futuro”.

Y llegó el gran día. El día que se había fijado para la constitución de las Cortes Constituyentes y la toma de posesión del nuevo Presidente de la República.

A las 10 de la mañana el Palacio de la Carrera de San Jerónimo vivía ya uno de los días grandes de la Historia y no sólo por la presencia de los 350 nuevos diputados, más los invitados y la prensa acreditada, sino por los miles de madrileños que llenaban la Carrera y las calles adyacentes. Durante una hora se estuvo repasando la lista oficial de los presentes y confirmando los lugares de asiento que iban a ocupar los distintos grupos. Llamó la atención que la UPyD y el “PJR” decidiesen ocupar el centro del hemiciclo, con lo cual dejaban a sus lados al PP, al PSOE, IU, CIU, PNV y los demás.

Inmediatamente después se procedió a la elección, con votación incluida, del que había de ocupar la Presidencia de la Cámara. Después de un mínimo debate, o exposición de motivos de los distintos portavoces, resultó elegido el Presidente del “PJR”, Don Antonio María de Urquijo, que obtuvo 192 votos. También se procedió a la elección de los vicepresidentes y demás miembros de la Mesa. Las Vicepresidencias recayeron en un miembro del PP, otro del PSOE, otro de IU y otro de CIU.

A las 12 en punto hicieron su entrada, entre aplausos, el Presidente electo Don Felipe de Borbón y Doña Letizia, a quienes acompañaban los tres miembros de la Regencia y comenzó el acto oficial previsto. La Princesa iba radiante, tal vez por su estado de buena esperanza y porque ya sabía que lo que se gestaba en su vientre era un varón, ¡esta vez sí!. Doña Letizia derramaba alegría y felicidad por los cuatro costados. Y además iba elegantísima, con un vestido largo color vino de Burdeos y unos pendientes haciendo juego. Al cuello, muy ajustado, llevaba un collar con esmeraldas verdes, que parecían prolongación de sus ojos verdes. Cubriendo sus hombros llevaba una chaqueta corta de visón negro. ¡Y cómo no, unos zapatos de altísimos tacones! No es de extrañar, pues que tanto a la entrada como a la salida muchas mujeres le gritasen ¡guapa!, ¡guapa!, ¡guapa! Ya ocupaban sus asientos en la Mesa los nuevos miembros recién elegidos y presidía el señor de Urquijo. El orden que se siguió fue que el siguiente:

Primero se oficializó la salida del que había sido presidente, el popular Acebes, hasta ese momento, y prometieron, sus cargos los miembros de la nueva Mesa.

Después les tocó el turno a los Regentes, que renunciaron al cargo que les había otorgado la Asamblea Nacional el día 26 de noviembre anterior. En nombre de los tres el catalán Durán i Lleida pronunció unas brevísimas palabras:

“Señor Presidente, señores Diputados Constituyentes, hace apenas tres meses la Asamblea Nacional nos eligió para ocupar la Regencia, con el compromiso de organizar el Referéndum para la forma de Estado y las elecciones para la Presidencia de la República y para las Cortes Constituyentes. Ese fue el encargo y hoy, con satisfacción, podemos decir que lo hemos cumplido y además con una gran solvencia democrática, que hasta los observadores llegados de fuera han aplaudido. Por tanto aquí acaba nuestra función, no sin antes felicitar al que va a ser Presidente de la República los próximos cuatro años y a los nuevos diputados, aunque ya he visto muchas caras que repiten.

Dije entonces y lo mantengo hoy que España estaba ante un desafío histórico y que debían ser los españoles los que dijeran la última palabra y eso ha sucedido. Ya sólo me queda desearle al nuevo Presidente, y en nombre de los tres, que le acompañe la suerte en su gestión, porque ello será lo mejor para todos los españoles. Gracias a todos.”

A continuación fue ya el Príncipe Don Felipe, que vestía de Chaqué y llevaba al pecho la banda con los colores de la bandera tricolor, quién se acercó a prometer su cargo. Bien es verdad que no podía prometer o jurar ante la Constitución porque eso vendría cuando se proclamase la nueva Constitución de la República.

Sin embargo, Don Felipe puso su mano sobre una Biblia y dijo en voz bien alta:

ASUMO HOY LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA Y PROMETO QUE ESTA REPÚBLICA NO SERÁ OTRO PARÉNTESIS DE NUESTRA HISTORIA. ASUMO ASIMISMO LA JEFATURA DEL ESTADO Y PROMETO QUE NO DEFRAUDARÉ A LOS ESPAÑOLES, CON LA AYUDA DE LAS CORTES Y DE LAS DEMÁS INTITUCIONES.

LEER MÁS:  Carthago delenda est. Por Alfredo Leonard

A lo que el Presidente del Congreso le respondió:

SI ASÍ LO HACEIS EL PUEBLO ESPAÑOL OS PREMIARÁ Y SI NO OS DEMANDARÁ.

Y el Presidente se acercó a la tribuna de oradores y sin papel alguno (cosa que llamó la atención de todos) y con un juego de voces cambiantes, más o menos emotivas, más o menos altas o bajas, y, con la soltura de los grandes oradores parlamentarios del pasado, pronunció su discurso de toma de posesión de la Presidencia de la República. Naturalmente, sería un discurso para la Historia:

 

Señor Presidente, señores Diputados, en esta hora cargada de emoción y esperanza, y llena de dolor en lo personal por la muerte de mi padre, asumo la Presidencia de la III República, porque así lo han querido los españoles, con pleno sentido de responsabilidad ante la Historia. Os aseguro que lucharé por nuestra República con toda mi alma, con todo mi corazón y con toda mi mente, y si preciso fuere con mi propia vida (grandes aplausos de los Diputados puestos en pie).

Os aseguro también que seré el Presidente de todos los españoles y no sólo de los que me han votado en las urnas. Ahora más que nunca tenemos que unirnos todos para que esta Tercera República no termine como desgraciadamente terminaron las otras dos que nos precedieron.

Sabéis que hoy comienza una nueva etapa de la Historia de España. Una etapa que hemos de recorrer juntos y que se inicia en la paz, en la libertad y en la Democracia. Yo sé bien que los españoles comprenden mis sentimientos en estos momentos y la transformación que ha sufrido mi vida. Pero el cumplimiento del deber está por encima de cualquier otra circunstancia. España se merece lo mejor de todos nosotros. Soy plenamente consciente de que un gran pueblo como es el nuestro, en pleno período de desarrollo económico y cultural, no se va a arrugar ante el desafío que hemos aceptado. Porque pasar de una Monarquía a una República, ciertamente, es un desafío. Sabemos que tenemos que reconstruir el Estado y lo haremos. Sabemos que vamos a tener que cambiar muchas cosas y lo haremos. Nada ni nadie nos va a detener. Porque el objetivo final es el mismo para todos: conseguir que España vuelva a ser lo que fue en sus mejores momentos. Sabemos que hay cosas que nos separan, pero también sabemos que hay muchas cosas que nos unen. Resolveremos de una vez por todas las cosas que nos separan y nos centraremos en las cosas que nos unen. Durante dos siglos España ha estado dividida y queriendo resolver las diferencias con violencia y aplastando al rival. Eso se ha terminado. Nuestras diferencias las vamos a resolver en libertad y con urnas. En un mundo civilizado y democrático no caben posturas radicales, porque todo se puede resolver con el diálogo y la comprensión.

Por eso me he propuesto, y por lo visto en las urnas el pueblo español así lo ha entendido, afrontar el tema de los deseos independentistas de algunas regiones y clarificar las cosas de cara al futuro. He defendido el derecho de los pueblos a la autodeterminación y con la ayuda de las Cortes Constituyentes pondremos en marcha rápidamente los Referéndums necesarios para que los pueblos hablen. España no puede perder más tiempo con el «problema catalán» o el «problema vasco». Lo que haya de ser que sea. Lo que sí os aseguro es que la República no mantendrá a nadie dentro a base de cañonazos como en el pasado. (Grandes aplausos). Tampoco debemos perder más tiempo con las Autonomías: o nos valen o no nos valen.

Tengo en mi vida tres obsesiones: la libertad, la igualdad y la justicia. Porque considero que sin libertad no merece la pena vivir la vida y estoy convencido de que todos los hombres nacemos iguales y morimos iguales. La Justicia es la piedra angular de la Democracia, pues cuando no hay justicia todo lo demás sobra. Por eso las leyes tienen que ser justas, y que no se me diga que no hay leyes justas o injustas. Para mí son leyes injustas aquellas que no respetan o se ajustan a los Derechos Humanos. Los políticos dicen «hay que cumplir la Ley por encima de todo» y los jueces dicen «nuestra misión es juzgar de acuerdo a las leyes». Y eso suena bien. Pero, yo recuerdo a todos que eso mismo decían los políticos y los jueces alemanes durante el nazismo y ya se sabe en qué terminó aquello. No, las leyes tienen que ser justas y sobre todo consensuadas con el pueblo.

La Patria es una empresa colectiva que nos tiene que competir a todos. Su fortaleza y su grandeza deben apoyarse por tanto en la voluntad de todos. Las naciones más grandes, donde el orden, la libertad y la justicia han resplandecido más, son aquellas que han sabido respetar su propia Historia y la idiosincrasia de sus pueblos. Por eso decimos que una sociedad libre y moderna requiere la participación de todos en los foros de decisión, en los medios de información y en los diversos niveles educativos y en el control de la riqueza nacional.

Y por ello tenemos que conseguir que se suban al carro de la República los intelectuales, la Universidad, los profesores, los periodistas, los maestros, los empresarios (grandes y pequeños), los autónomos, los agricultores, los trabajadores del campo, los comerciantes, los sindicatos, los jóvenes, las mujeres, las familias, los curas y las monjas, las fuerzas armadas, los médicos… y hasta los niños en edad escolar. La República tiene que ser la casa de todos. Porque sólo así podremos consolidar este sueño que estamos viviendo.

Y aquí no me resisto a hablar del tema de las lenguas. Porque tenemos que clarificar lo que queremos. Sabemos que el Estado, en este caso y desde ya la República Federal, tiene que tener un idioma oficial, como lo tienen Francia, Alemania, Inglaterra, Japón o los Estados Unidos de Norteamérica, y ese no puede ser otro que el español, aunque sólo sea porque en español se entienden más de 500 millones de personas. Pero también sabemos que tenemos el catalán, el gallego, el extremeño, el euskara, el castellano y algunos más. Pues bien, la República tiene que apoyarlas a todas y hacer que vayan creciendo.

Sin embargo, no podemos caer en una “guerra inútil” de lenguas. Una lengua no se puede imponer por la fuerza. Las lenguas españolas tienen que aprender a convivir juntas. Por tanto, tenemos que darle libertad a todas y que sean los ciudadanos los que elijan.

Y esto os lo dice quien desde pequeño aprendió a recitar de memoria en catalán la “Oda a España” del gran Maragall:

Escolta, Espanya, -la veu d´un fill

que et parla en llengua –no castellana:

parlo en la llengua –que m´ha donat

la terra aspra:

en aquesta llengua –pocs t´han parlat;

en l´altra, massa…

On ets, Espanya? –no et veig enlloc.

No sents la meva veu atronadora?

No entens aquesta llengua –que et parla entre perills?

Has desaprés d´entendre an els teus fills?

Adéu, Espanya!

(Aplausos de los diputados Catalanes).

Y en gallego a la sublime Rosalía de las “Follas Novas”:

Daquelas que cantan ás pombas i ás frores
todos din que teñen alma de muller;
pois eu que non as canto, Virxe da Paloma,

¡Ai!, ¿de qué a teréi?

Ben sei que non hai nada
novo embaixo do ceo,
que antes outros pensaron
as cousas que hora eu penso.

E ben, ¿para qué escribo?
E ben, porque así semos,
relox que repetimos
eternamente o mesmo.

¡Follas novas!, risa dame
ese nome que levás
cal si a unha moura ben moura
branca lle oíse chamar.

Non Follas novas, ramallo
de silvas e toxos sós,
hirtas coma as miñas penas,
feras, coma a miña dor.”

(Aplausos de los diputados gallegos)

Y en extremeño al bueno de Gabriel y Galán:

Señol jues, pasi usté más alanti

y que entrin tos esos.

No le dé a usté ansia

no le dé a usté mieo…

Si venís antiayel a afligila

sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha muerto!

Embargal, embargal los avíos,

que aquí no hay dinero:

lo he gastao en comías pa ella

y en boticas que no le sirvieron;

y eso que me quea,

porque no me dio tiempo a vendello,

ya me está sobrando,

ya me está jediendo.

Embargal esi sacho de pico,

y esas jocis clavás en el techo,

y esa segureja

y ese cacho e liendro…

¡Jerramientas, que no quedi una!

¿Ya pa qué las quiero?

Si tuviá que ganalo pa ella,

¡cualisquiá me quitaba a mí eso!”

(Aplausos de los diputados extremeños)

Y con los bellos versos en euskara del vasco Mosén Bernat Etxespare en “Defensa de la mujer”:

Emazteak ez gaitz erran ene amorekatik;

Gizonek utzi balitzate, ez laidite faltarik.

Emzteak ez dut entzun leen gizona jaukirik,

Bana gizonek emztea beti ere lehenik;

Gaixteria jalgiten da beti gizonetarik;

Zeren, baba, daraukate emazteari hogenik?”

(Aplausos de los diputados vascos)

Y en andaluz los “quejíos” jondos del grandísimo Manuel Machado:

LEER MÁS:  John H. Elliot. Por César Alcalá

Que naide saserque aella

Que naide satreva a miralla

Porque yo soi capas de matá

Al naide y su mae

Quintente quitamela”

(Aplausos de los diputados andaluces)

Y en castellano viejo los bellísimos versos del Poema del Mio Cid:

 

Mio Cid Roy Díaz – pora Burgos entrove

en su conpaña – sessaenta pendones

exien lo veer – mugieres e varones

burgeses e burgesas – por las finiestras sone

plorando de los oios, – tanto avien el dolore;

de las sus bocas – todos dizian una razone:

«Dios, que buen vasallo, – si oviesse buen señore”

(Grandes aplausos de toda la Cámara).

No, Señores Diputados, yo les aseguro que no vamos a permitir que las nuevas generaciones pierdan la belleza de estas lenguas tan arraigadas en sus pueblos. Eso sería un crimen.

En este momento decisivo de mi vida afirmo solemnemente que todo mi tiempo y todas las acciones de mi voluntad estarán dirigidos a engrandecer la España que todos amamos (aplausos). Sé que esta hora dinámica y cambiante va a exigirnos una capacidad creadora fuera de lo común, pero yo sé que el pueblo español cuando se lo propone es capaz de realizar milagros, como un milagro fue la colonización del Nuevo Mundo o la Guerra de la Independencia contra el poderoso Napoleón. Tenemos que ilusionar a nuestros jóvenes en esta tarea ardua que iniciamos y por tanto lo primero que tiene que conseguir la III República es que haya un puesto de trabajo para los que quieran trabajar… y un trabajo digno que permita vivir con dignidad.

 

Y ahora me vais a permitir que os hable de mis dos sueños más queridos.

 

Sueño, y lucharé porque se haga realidad, con una República Federal, la República Federal de los Estados Unidos de España. Sí, los Estados Unidos de España. Esa España en la que podamos integrarnos todos, al estilo de la Alemania Federal y sus «Landers» o los Estados Unidos de Norteamérica.

Y como no me olvido de que somos Europa y ya somos miembros de la Unión Europea, sueño con que algún día podamos hablar también de los Estados Unidos de Europa. El mundo global que vivimos, la irrupción como potencias económicas de primer orden de China, Japón o Brasil, está obligando a que la vieja Europa olvide sus nacionalismos y se transforme en la gran potencia que puede ser. Y ahí tiene que estar España como motor impulsor.

Y termino. No sin antes felicitar a estas nuevas Cortes que hoy se han constituido y a cada uno de sus miembros. Porque la tarea que les espera es grandiosa y fundamental para la consolidación del nuevo Estado y en primerísimo lugar la redacción de la Nueva Constitución. También es de justicia que agradezcamos a los miembros de la Regencia la gran labor que han realizado en estos meses de transición (aplauso generalizado).

Por mi parte ya sólo me queda gritar lo que me sale del corazón:

 

¡¡VIVA ESPAÑA!! ¡¡VIVA LA REPUBLICA!!

(Todos aplauden y repiten los gritos del Presidente puestos en pie).

Y aquello fue la apoteosis a nivel nacional. Porque los españoles se emocionaron (y muchos lloraron) con las palabras del Príncipe, ya Presidente de la República. Especialmente por el detalle de las lenguas. Catalanes, vascos, gallegos, extremeños, andaluces y castellanos aplaudieron a rabiar cuando vieron y oyeron a Don Felipe hablando en su lengua propia. Y además con el tono y el acento que correspondía a cada cual.

El Presidente y Doña Letizia salieron del Palacio de las Cortes, terminado el acto, entre aplausos y gritos de apoyo de los miles de ciudadanos que les fueron vitoreando por las calles. Iban en coche descubierto y flanqueados por la Guardia Real.

 

Así que no sorprendió a nadie que los telediarios del mediodía les dedicaran sus espacios casi por entero.

Curiosamente la otra noticia del día, aunque muy en segundo plano, fue el 35 aniversario del «23-F» de 1981. Y curiosamente destacaron las imágenes del Rey Juan Carlos cuando aquella noche salió por la Tele para tranquilizar a los españoles y detener la intentona de Golpe de Estado (o lo que fuere). Y es que Don Felipe había tomado posesión de la Presidencia de la República otro 23 de febrero. Padre e hijo juntos, otra vez, en la tele, aunque por motivos bien diferentes. Ironías del destino.

Por la noche se celebró una cena de gala en el Palacio de Oriente (que así había acordado el Gobierno que se llamara el Palacio Real en la nueva etapa que comenzaba).

Y cerramos este capítulo con el eco periodístico que produjo el discurso de Don Felipe a nivel nacional y a nivel mundial. Los grandes periódicos de Europa y América lo sacaban todos bien destacado en sus portadas, cosa que no sucedía desde la masacre del atentado de Atocha el año 2004. España suele salir poco en los grandes rotativos del mundo. De los diarios nacionales sólo destacamos estos:

 

«La Vanguardia»

EL DISCURSO MÁS INTELIGENTE

DE LA DEMOCRACIA

Ya era hora de que Madrid se olvidase de los cañones

 

«La Razón»

IMPRESIONANTE

DISCURSO

DEL PRÍNCIPE-PRESIDENTE

 

«ABC»

ADÉU, ESPANYA

¡¡¡ADÉU¡¡¡

 

Se fue un Borbón monárquico y llega un Borbón republicano

 

«El Mundo»

Lo que va de ayer a hoy

 

23 de Febrero de 1981

EL REY SALVA LA DEMOCRACIA

 

23 de Febrero de 2016

EL PRÍNCIPE YA ES PRESIDENTE

DE LA REPÚBLICA

 

Pero, «El Mundo» traía ese día en primera página un artículo firmado por su Director, muy corto, cosa no habitual en Pedro J. Ramírez, que por su interés reproducimos:

EL KENNEDY ESPAÑOL

Confieso que ayer vi y escuché en directo, desde la Tribuna de Prensa del Congreso, el discurso del ya Presidente de la III República Española y confieso que todavía estoy emocionado. Fui a verlo en directo porque ya sabía que Don Felipe no llevaba nada escrito y que iba a improvisar, y eso aquí, donde nadie sube a una tribuna sin sus papeles, despertó por sí sólo mi curiosidad. Yo creo que desde la otra República, la de los años 30, no se había visto un orador parlamentario sin papeles y discursos escritos. Y dicho esto les adelanto mi primera conclusión: ayer ganó el Príncipe su primera batalla política, la batalla de la ilusión. Porque sus palabras, sus tonos, sus gestos, la dicción perfecta, nos ilusionaron a todos. A mí también. Y cuando un político es capaz de despertar la ilusión de un pueblo ya tiene medio camino recorrido. Pero, además está el contenido. Un contenido programático que a muchos puede parecer imposible de cumplir, yo creo lo contrario. Este hombre lo puede conseguir, a pesar del riesgo que supone conceder el derecho de autodeterminación de los pueblos. Me Sorprendió, gratísimamente, su paseo por las lenguas que enriquecen nuestra cultura. Citar de memoria los versos que él citó en catalán, en gallego, en extremeño, en euskara, en andaluz o en castellano antiguo fue una jugada maestra. No me sorprende que juegue tan bien al ajedrez.

Señores, creo que estamos ante el Kennedy español, aquel Kennedy que ilusionó a los Estados Unidos en 1960.

***

 

Y aquí termina «El Príncipe Republicano». Una obra, como les decíamos al principio, a caballo entre la historia del pasado (la real) y la historia del futuro (la de ficción). Naturalmente, seguramente, las cosas no sucederán como nosotros las hemos imaginado. Dijimos que era una hipótesis de futuro y eso es. Sólo una hipótesis. Lo que pasa es que el futuro siempre es incierto, tan incierto que el pueblo se inventó aquello de «nunca digas que de este agua no beberé, porque al final a lo mejor o peor la acabas bebiendo». Un sueño es un sueño. Y recordamos lo de Unamuno: si se puede recrear el pasado ¿por qué no vamos a poder inventar el futuro?

Amigos míos: EL FUTURO YA ES PRESENTE.

FIN DE LA OBRA

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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