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Ayer se celebró en el Cementerio de la Almudena el acto de homenaje a los divisionarios que un 13 de Julio de hace 81 años partieron hacia Rusia con ilusión, con un único y claro objetivo: combatir y derrocar al comunismo.
Primero fue Alfonso Ruiz de Castro quien se dirigió a los asistentes y dejó claro que siendo pocos o muchos, mientras haya un solo divisionista, siempre habrá un sentido homenaje en estos días en este panteón, aunque las leyes nos las estén haciendo a medida para que así no sea.
Tras Alfonso se dirigió a los asistentes Carlos Ortega que dirigió las siguientes palabras con su tono majestuoso y habitual:
Posteriormente Manuel Cabo Fueyo le dedicó a los Caído esta maravillosa poesía:
Nos volvemos a encontrar
en este suelo sagrado.
Junto a esta Cruz que cobija
a los héroes venerados.
Este lugar representa
los que somos, lo que amamos,
el afán que nos impulsa, la promesa que juramos
cada vez que a los Caídos
el «Cara al Sol» les cantamos.
Jamás les olvidaremos.
Y jamás podrán callarnos.
Esta hermandad que nos une
nos impulsa a estar clavados,
firmes en los ideales
que ellos nos han entregado.
Alguno no nos entienden,
creen que podrán derrotarnos,
creen que con mísera leyes
lograrán amordazarnos.
No entienden que en estas filas
ni se espera la victoria
ni medallas ni entorchados.
Que miramos a la vida
con trascendencia y buscamos
poder alcanzar un día
esos Luceros soñados
que nuestros Caídos guardan
e iluminan nuestros pasos.
Estamos aquí por ellos.
Son nuestro deber sagrado.
Poco nos importa el resto,
solo cumplir lo jurado.
Ante todos los ataques
nos mantenemos clavados.
Ellos lo hicieron primero
y en la Intermedia enseñaron
como cumple un español
idealista y entregado.
Por nuestros héroes de Rusia,
por todos los que quedaron
y allí dejaron sus vidas
por un ideal soñado.
Por todos los que volvieron
y siguieron demostrando
cómo cumplen los que juran
los españoles honrados.
Estamos aquí por ellos.
y solamente esperamos
poder ser dignos un día
para formar a su lado.
Nos lo podrán quitar todo
en estos días aciagos.
Pero nuestros muertos, no.
¡Nuestros muertos son sagrados!
Para finalizar el acto, el Páter les realizó una oración y la camarada Isabel recitó, la oración a los Caídos.
Fue Alfonso Ruiz de Castro el que con el respeto que merece inició las estrofas del Cara al Sol, para que le acompañáramos todos los presentes y tras los ritos de rigor se dio por terminado el acto, no sin antes recordar que probablemente fuera la última vez que podríamos cantas allí libremente nuestro Himno de amor y de guerra. Libremente sí, pero cantar lo cantaremos, pues ellos se lo merecen.
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