17/05/2024 08:04
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1-Después de que Pedro Sánchez ha desparramado una dosis de apestoso cinismo que deja en evidencia su enfermedad mental, de grado psicopático; del redescubrimiento del PSOE aún más carroñero que encuentra la oportunidad para arrastrarse por la vergüenza de la Historia, una vez más, y la certeza de que una minoría delictiva intenta empujar a España hacia los abismos de la confrontación; después de tanto y de colmarse el vaso de las indignaciones, los ciudadanos normales se manifiestan por decimotercera vez en defensa de sus vidas, sus seres queridos, la democracia y el Estado de Derecho violado mediante una estrategia de golpismo colado como decisión democrática.

2- Una estrategia criminal orquestada: Llamar a ciudadanos normales fascistas o ultraderecha deviene de la Complutense donde unos mediocres profesores decidieron usar las técnicas y teorías de manipulación social; primero asesorando a narcodictadores de Hispanoamérica, para luego aplicar el experimento de ingeniería social a la España que se levanta contra la imposición criminal que pretende el socialcomunismo, contra millones de ciudadanos hartos, quienes al margen de ideologías se han dado cuenta del percal criminal de esos delincuentes disfrazados de democracia.

3-La única radicalidad que se ha escorado a la indecencia, es una izquierda nauseabunda con el fin de apoderarse de ese poder que usa al antojo sectario saqueando la sociedad española; pero cuando han traspasado todas las líneas rojas provocan un despertar definitivo en el que la democracia se enfrenta a sus enemigos, con las máscaras arrancadas por el ansia de la codicia y los trapos sucios que ya no puede esconder Pedro Sánchez y su mafia asociada.

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Conclusión: amigos, no hay ultraderecha sino una manipulación sociopolítica derivada de una sucia estratagema de traición que han aplicado los comunistas-podemitas. Los que accedieron al gobierno mediante los pagos del Delcygate, infiltrando el comunismo radical para demonizar los orígenes de la España democrática y a cuantos convivieron en paz durante 40 años antes de iniciarse el juego sucio de Zapatero y continuarlo el delincuente monclovita. La ultraderecha no exige cárcel para Pedro Sánchez, sino el Pueblo español harto de tanto delincuente, sinvergüenza, inepto y de criminales en el poder.

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JCrespo

Esa denominación «de odio», es una falsedad más de las muchas que emplean. Sí vamos a la pura realidad, los verdaderos extremistas y ultras son ellos, siendo los que están en contra gente normal, que trata de luchar y defenderse de dicho extremismo.

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