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Al compás de un virus coronado que ha colonizado un mundo sin importar fronteras, nosotros los ciudadanos danzamos y danzamos hasta el agotamiento, hasta la extenuación, tal como sucedía en la película de Sydney Pollack ¡Danzad, danzad, malditos! Aquellos lo hacían por tener un lugar donde dormir y comer, nosotros lo hacemos para resistir al virus y a un gobierno de tinieblas que semeja el speaker de la maratón de baile amenazándonos con el caos si no seguimos sus normas, normas que él no cumple.
La película está interpretada por Jane Fonda y Michael Sarrazin que podríamos comparar con los hombres y mujeres de hoy aquí en España; ellos tenían que arrastrar sus pies por el entarimado hasta que cayeran agotados, nosotros tenemos que seguir hasta la extenuación las normas establecidas por este gobierno que para nada han servido ni están sirviendo, porque están dictadas desde la búsqueda de réditos políticos y no desde la búsqueda de soluciones. El speaker, personaje interpretado por Gig Young, que le valió el Oscar, que exige y exige; que aprieta y aprieta a los danzantes, podría ser comparado con este gobierno que nos exige y exige; que nos aprieta y aprieta con el añadido de hacernos responsables si algo o todo sale mal. ¡Danzad, danzad, malditos! Al ritmo que impone el gobierno. ¡Danzad, danzad, malditos! al compás de ese virus coronado que, inmisericorde, vuelve y vuelve cuando – según este gobierno de tinieblas – lo habíamos vencido y “salíamos más fuertes”. ¡Danzad, danzad, malditos! si queréis – como los pobres bailarines de la película – dormir y comer. Dormir y comer, que puede ser lo único que nos quede una vez arrasada nuestra economía. ¡Danzad, danzad, malditos! al ritmo que marcamos nosotros el gobierno hasta que acabéis extenuados física y psíquicamente. ¡Danzad, danzad malditos! nos pide Pedro Sánchez para garantizarse él los PGE y con ellos la legislatura. Toda España es una inmensa sala de baile en la que los ciudadanos de toda clase y condición danzamos frenéticamente al compás impuesto por este virus de corona y por este gobierno miserable. ¡Danzad, danzad, malditos! mientras los responsables de esta gestión nefasta de la sanidad y la economía nos observan sonriendo sarcásticamente desde sus despachos con más metros cuadrados que una vivienda de VPO. ¡Danzad, danzad, malditos! mientras nosotros, el gobierno, preparamos los recortes que nunca admitimos y siempre negamos, mientras cobramos dietas incluso estando confinados, mientras disfrutamos de sinecuras y privilegios, mientras rompemos las huchas de los presupuestos para colocar a amigos y familiares, mientras disfrutamos de vacaciones gratis, mientras os mentimos, os manipulamos, os empobrecemos. ¡Seguid danzando hasta que terminéis en el suelo con el cuerpo extenuado y la mente rota! Nuestro miserable presidente nos pide, nos exige que dancemos al compás y al ritmo que él nos dice, pues de lo contrario no saldremos de esta plaga bíblica a la que él con su malísima gestión ha ampliado, y nos advierte que, si algo sale mal, no será por su malísima gestión, sino porque nosotros no supimos danzar al ritmo y al compás que él nos imponía. ¡Danzad, danzad, malditos! salía de la boca del speaker en la película, y en estos meses de pandemia sanitaria y económica, sale de la boca de Pedro Sánchez y cada uno de sus innumerables ministros cada vez que se dirigen a nosotros, ciudadanos con los zapatos agujereados por las suelas desgastadas de tanto danzar en la monumental pista que es España, sin que, en ningún momento, y al contrario que en la película, tengamos un descanso. ¡Danzad, danzad, malditos! hasta que seáis unos despojos humanos en manos del virus coronado y de este gobierno de tinieblas.
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