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Lo vaticinó hace más de cien años el filósofo y pensador Spengler en su obra «La decadencia de Occidente». Spengler proclamó que la cultura Occidental se encontraba en su etapa final, es decir, la decadencia y afirmó que era posible predecir los hechos por estar ya escrito en su propia historia.

También, el gran historiador del siglo XX Arnold J. Toynbee coincidió con Oswald Spengler en su idea fundamental, aunque no en los detalles. Para Toynbee, la civilización Occidental entró en colapso en el siglo XX, aunque según él todavía queden unos cuantos siglos para lo que ha denominado el «Imperio Universal».

Fue en la fase virtual del último Foro de Davos del pasado 25 de Enero ( la presencial se desarrollará en el mes de Mayo), donde el dictador chino fue la estrella invitada y a la que todo el orbe occidental reunido rindió pleitesía y toda serie de parabienes, confirmándolo como el mayor líder mundial y a la República Popular China como el nuevo imperio mundial.

El Foro de Davos es la reunión que el Foro Económico Mundial (el World Economic Forum) celebra anualmente en la localidad suiza del mismo nombre donde se amalgaman los mayores iconos mundiales de la política, las finanzas, las grandes corporaciones, que dirigen el mundo desde las sombras del verdadero poder globalista.

Este año, el Foro bajo la batuta de su director y fundador en 1971 Klaus Schwab, empresario alemán, está dedicado al Gran Reinicio o en inglés The Great Reset que no es otra que una propuesta de planificación global para al socaire de la pandemia china domeñar el mundo de acuerdo con los principios globalistas y el borrado de las nacionalidades y valores tradicionales de la familia, religión, sexo, etc.

Este reconocimiento que los líderes occidentales han propiciado al dictador chino explica muchas cosas, pero una sobre todo: el destronamiento mediante un pucherazo silente perfectamente preparado y planificado en las elecciones norteamericanas para desbancar a Trump de un poder que nunca llegó a tener y ejercer con plenitud.

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Como es bien sabido, la gran industria tecnológica norteamericana con la connivencia del partido demócrata,, hace ya bastantes años decidió externalizar sus producciones allí donde los costes productivos y de mano de obra fuesen los más baratos, eligiendo la República Popular China como uno de los destinos preferentes, en detrimento de los trabajadores norteamericanos.

Con la llegada de Donald Trump a la presidencia de USA, muchas de las industrias que estaban deslocalizadas fuera del país volvieron a sus sedes americanas y de nuevo se creó el empleo que las políticas demócratas y de Obama se habían encargado de destruir. Los poderes fácticos económicos y tecnológicos no se lo han perdonado: durante todo su mandato han conspirado para evitar que repitiese y se produjo el gran pucherazo, consentido por todo el sistema norteamericano.

Las grandes plataformas y empresas tecnológicas globales de comunicación, acompañadas de los grandes medios tradicionales han sido los brazos ejecutores de todas las mentiras y censuras arrojadas sobre Trump.

El globalismo tecnológico e industrial norteamericano, secundado por el europeo y occidental han decidido mostrar abiertamente al mundo la restitución de su alianza con el dictatorial capitalismo del partido comunista chino. Y dentro de nada, este capitalismo chino desbancará como líder al de USA. La Unión Europea esta a punto de firmar un nuevo acuerdo no sólo comercial con el PC Chino, muy favorable a los intereses chinos, a pesar de las infinitas violaciones flagrantes de los derechos humanos en el coloso oriental. Penetración de China en Europa abarca una amplia gama de sectores y actividades: automoción, puertos, aeropuertos, ingenierías, etc.

China ya se mostró como líder de la globalización en el Foro de 2017 y dice ser un imperio socialista moderno que beneficia a sus clases populares más que lo hacen las democracias liberales a las suyas. En realidad lo es en lo económico, pero férreo en lo político Los derechos brillan por su ausencia en China: la robotización es cada vez mayor, los ciudadanos están vigilados por entre 500-600 millones de cámaras, apps obligatorias en los smart-fones individuales, el pasaporte social y sanitario, para controlar a toda la población y se prevé inminente la eliminación de la moneda física, etc. USA y Europa, no dudan en pactar con un estado policial.

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China necesita recursos externos. Necesita la despensa mineral, alimentaria y de todo tipo de África. Es el próximo continente a colonizar. Otro tanto ocurre con Hispanoamérica y Brasil (se llevan los recursos de estos países y les prestan dinero con barra libre para hacerlos dependientes: caso de Venezuela con sus hidrocarburos, al tiempo que se hace cargo de su deuda). China ya posee el 40% de la deuda mundial, que pronto será más de la mitad y por tanto más de la mitad de la soberanía mundial.

Tampoco conviene olvidar que China produce actualmente la mitad de todos los avances tecnológicos y que lo que sucede ahora estaba planificado por el PC Chino desde 1980 y estima que en 2033 liderará la mayor parte de todos los mercados mundiales. Este es el panorama. El 14 Plan Estratégico chino contempla innovadores avances en biotecnología, 6G, la industria aeroespacial, inteligencia artificial, nuevas energías, etc. En el espacio ya se ha desatado una lucha USA-Ch por la luna y Marte, por el Helio3, el combustible limpio del futuro.

La democracia se está debilitando en Occidente a pasos agigantados, la mayoría de los jóvenes occidentales están descreídos de la democracia, si es que así puede llamarse en muchos de estos países, mientras que sus líderes están mirándose el ombligo en las ideologías multiculturales, de género, adoctrinando en ellas a la juventud y perdiendo el avance tecnológico y abdicando de los valores que hicieron de Occidente una de las civilizaciones mas libres del orbe.

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REDACCIÓN