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El pasado 11 de febrero fallecía por Covid el teniente-coronel Marcelino da Mata, apodado “el Rambo de Guinea”, el militar más condecorado en la historia del ejército portugués. Nacido el 7 de mayo de 1940 en Ponte Nova, en lo que era la Guinea Portuguesa, se incorporó a las fuerzas armadas portuguesas en 1960 y se hizo famoso por sus actos de valentía y heroísmo durante la Guerra de Ultramar. Entre 1966 y 1973, Marcelino da Mata recibió cinco cruces de guerra (dos de primera y segunda clase y una de tercera), además de ser hecho caballero en 1969 de la orden de la Torre y la Espada (la orden honorífica más importante de Portugal).

Marcelino da Mata fue uno de los miembros fundadores de la unidad de comandos, una fuerza de élite que llevó a cabo operaciones especiales en Senegal y Guinea Conakry. En total participó en 2.412 misiones, entre las que destacan la Operación Mar Verde, la liberación de 400 presos políticos y 26 soldados portugueses en las cárceles del presidente guineano, Sékou Touré, y la Operación Tridente, el rescate de más de 100 soldados portugueses en Senegal. Resultó herido en varias ocasiones y en abril de 1974 fue evacuado a Lisboa tras ser herido por un disparo accidental de un compañero. Jamás regresaría a África, puesto que la recién independizada Guinea-Bissau le prohibiría la entrada a su tierra natal. No obstante, Marcelino da Mata siempre tuvo muy claro cuál era su patria: “Nunca fui colonizado. Mis antepasados fueron colonizados, pero yo no. Yo nací en una nación llamada Portugal”.

Durante la “revolución de los claveles”, en mayo de 1975, fue detenido por militares de extrema izquierda y militantes del MRPP (Movimiento de Reorganización del Partido del Proletariado, un partido comunista maoísta) y salvajemente torturado en los cuarteles del regimiento de artillería de Lisboa. En las primeras horas del 18 de mayo de 1975, fue brutalmente flagelado, golpeado con una silla de hierro y sometido a descargas eléctricas que lo dejaron malherido y con varias costillas rotas. Marcelino da Mata consiguió escapar a España y no regresó a Portugal hasta el 25 de noviembre de 1975, cuando se normalizó la situación política.

En 2018, cuando se discutía su promoción a mayor, el presidente de la “Asociación 25 de Abril”, Vasco Lourenco, acusó a Marcelino da Mata de crímenes de guerra supuestamente cometidos durante la Operación Mar Verde. Lourenco, un militar de izquierdas, miembro del Movimiento de los Capitanes durante la revolución de los claveles y masón declarado del Gran Oriente Lusitano, no ofreció prueba alguna de esos crímenes salvo unos testimonios que solo fueron aceptados por la izquierda más radical. Pero, a pesar de su sacrificio y sus actos de heroísmo, la Tercera República nunca le concedió el debido reconocimiento público y le condenaron, en sus últimos años de vida, al ostracismo.

Por esa razón, la muerte de uno de los mayores héroes portugueses del siglo XX ha sido ignorada por la mayor parte de la clase política portuguesa. Ni el gobierno ni el primer ministro han mencionado a Marcelino da Mata, solo el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, señaló en una nota oficial el 12 de febrero el fallecimiento del militar más condecorado de Portugal. Respecto a los partidos, los mayoritarios, socialistas (PS) y centro derecha (PSD), no han hecho ninguna declaración al respecto. Solo el otro partido de centro derecha (CDS) y Chega han recordado públicamente al teniente-coronel. El presidente del CDS, Francisco Rodrigues dos Santos pidió una jornada de luto nacional y un funeral de Estado. André Ventura (Chega) ha solicitado una declaración de duelo del parlamento. La reacción de los patriotas portugueses de Chega, e incluso de las fuerzas extraparlamentarias, ha sido de un respeto y admiración absoluta por el teniente-coronel fallecido.

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Mientras los supuestos “racistas y xenofobos” de Chega reivindican con orgullo el valor y patriotismo de Marcelino da Mata, la izquierda antirracista no ha tardado en condenarlo. El presidente de SOS Racismo y exasesor del Bloque de Izquierda, Mamadou Ba, lo ha señalado como “un criminal de guerra que no merece ningún respeto”. Un negro patriota y anticomunista no merece el respeto de los profesionales del antirracismo. Casos como el de Marcelino da Mata prueban la hipocresía de una izquierda que solo defiende lo que encaja dentro de su narrativa ideológica.   

El teniente-coronel Marcelino da Mata fue enterrado ayer en el cementerio de Belas, Sintra, en un funeral con honores militares en el que estuvieron presentes sus antiguos compañeros de armas, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, como comandante de las fuerzas armadas, y representantes de Chega y el CDS. En su libro «Héroes de Ultramar», Nuno Castro dedica un capítulo al rambo de Guinea que empieza así: «de elogio en elogio, la reputación de Marcelino fue creciendo. Y su leyenda también». Sirvan estas líneas para rendir homenaje a su valor y patriotismo.