21/11/2024 11:37
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La FE es algo tan español como la meseta castellana. No hace mucho y durante siglos,  ser español y católico  eran sinónimos. No perdamos la esperanza  y confiemos en que el apóstol Santiago y la Virgen del Pilar conviertan en pasajero el absoluto  ejercido por la Sinagoga de Satanás desde la Moncloa y el resto de las Instituciones, copadas todas por la bimilenaria organización sionista con la ayuda de los gobernantes perjuros y traidores que hemos tenido desde el 22 de noviembre de 1975 aunque, sin un milagro, es inevitable la destrucción, en breve plazo, de la primera nación moderna que surgió en Europa. Esta realidad –en vías de consumación– me ha forzado a escribir sobre la FE, apoyado en el recuerdo de Isabel de Castilla, bautizando como  “SANTA FE” su campamento de Granada, cuando decidió eliminar los últimos residuos del dominio moro sobre nuestro suelo.

La  Fe ha sido siempre  motor  de cuanto nuestra España hizo en el mundo. La Historia más brillante y gloriosa de la Humanidad  tuvo como cimientos la Fe de nuestros antepasados. Al perderla las últimas generaciones, nos hemos vuelto estériles como nación. Y habiendo sido señores del mundo, hemos descendido a los últimos puestos de las naciones en importancia e influencia.

La Fe va indisolublemente unida a  la Verdad, ¡esencia de la Divinidad , alma de  la doctrina evangélica! Y Jesús la recomienda con insistencia machacona: “¡Tened Fe!,  Tu Fe te ha salvado. Hombres de poca Fe.: No temas solo ten Fe. Todo es posible para el que cree. Con Fe haréis cosas mayores, ¿Dónde está vuestra Fe?, etc.”

Al perder la fe en nuestra Patria,  nos hemos vuelto estériles como nación, incapaces de grandeza y convertida en repugnante y hediondo chiquero. Nunca España había significado menos para  el resto del mundo. Podríamos ser con Hispanoamérica el mayor poder político mundial y somos utilizando un dicho popular, malsonante pero fiel retrato de la nimiedad, una mierda.

¿Qué es la FE, esa virtud que el divino Maestro considera fundamental e imprescindible?

Su definición es de lo primero que aprendimos siendo niños. Nos enseñaron que consiste en “creer lo que no vimos”, Cuando ves las cosas, la fe no tiene sentidoRecordemos que Cristo se lo reprochó a Tomas: “Porque has visto has creído. Bienaventurados quienes no verán  y creerán”.

El gran mérito de la FE radica  en “confiar ciegamente en el otro” — que, en este caso,  es el Creador de todo cuanto existe que nos revela la Verdad. Y la gran estupidez de los hombres de hoy, es  vivir  bajo los efectos del  orgullo irracional que por haber conseguido “descubrir con mucho esfuerzo las leyes que rigen el mundo por  disposición de su Creador se consideran importantes. ¡So zopencos engreídos negadores de Dios!: pensad que ninguno de vosotros ha “creado” “ni inventado nada” que os habéis limitado a “descubrir” lo que otro “creó”… y a exprimirlo  deduciendo  consecuencias aplicando la lógica elemental. A eso se reduce toda vuestra Ciencia y todo vuestro poder creador.

Pero el tema de este escrito no es la engreída  necedad humana,  sino la Fe.  Nuestra Fe,  cuya Revelación cerró Cristo con su enseñanzas.

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Pero antes de hablar de ella consideremos una realidad: los católicos en su inmensa  mayoría las  ignoran. Su ciencia en materia religiosa se reduce a los limitados conocimientos, aquellos  que les proporciona para hacer la primera comunión. Una vez realizada,  apenas vuelven a pisar una iglesia durante el resto de su vida, salvo en bautizos, matrimonios y defunciones -que, por otra parte van cayendo en desuso-. Escasean los nacimientos, las  bodas son por lo civil y los crematorios sustituyen a las iglesias. ¿Cuántos verdaderos católicos hay realmente en el mundo? Satanás ha llevado muy bien su guerra contra la obra de Jesús al conseguir que la herejía modernista tomase las riendas del poder jerárquico y sacerdotal. Ha sido su mayor victoria,  habida cuenta que frente al Modernismo dominante quedamos  una minoría de “reaccionarios” –así nos llaman—que se reduce aún más si pensamos en los convencidos que hemos de luchar con todas nuestras fuerzas contra ese dominio absoluto.

He dicho que el Divino Maestro “cerró” la Revelación, lo que significa que no queda la más mínima posibilidad de “nuevas verdades”… El Magisterio de la Iglesia se reduce a “facilitarnos la mejor comprensión” de las verdades recibidas, no en enseñar ninguna nueva ni en reinterpretar lo ya creído durante dos milenios.

Siempre nos han enseñado que la Fe Católica está toda ella contenida en los libros sagrados del antiguo y del nuevo Testamento y en la Tradición.  Una tradición que es perenne,  y nunca interrumpida. Tras el Vaticano II se inventó la “Tradición viva”, responsable de los desastres que están acabando con la Verdadera Fe., al acuchillar a la verdadera y Santa Tradición. No  es fácil destruir los artículos del Credo, y han   elegido la “Tradición que llaman viva” para colar sus herejías.

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Todo católico que lo siga siendo, debe tener muy claro  lo expuesto: la “Tradicion viva”  es la puerta abierta por donde se cuelan todas las herejías modernistas que arruinan la Iglesia.

¿Tan difícil es entender que después de la venida de Jesucristo se acabó la Revelación, pues Él cerró el círculo? Ya no es posible descubrir nuevas verdades.

De cuando en cuando, comentaré las aprendidas  en el olvidado Catecismo elemental.  Hoy me limito a recordar ésta -que es cimiento firme— resumida magistralmente por  San Vicente de Lerins en su Commonitorium: “Es católico todo aquello que, ‘en todas partes, siempre y por todos’,  es creído, (“quod ubique, quod semper, quod ab ómnibus creditun est”). Olvidémonos, en consecuencia,  de las “novedades” desconocidas antes del Vaticano II y  recordemos siempre que la “norma” de San Vicente de Lerins, hecha propia  por la Iglesia Católica y por la que se rige desde hace  dieciséis siglos.

 

Autor

Gil De la Pisa
Gil De la Pisa
GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
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