29/04/2024 09:48
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Introducción

ÁLVARO ROMERO FERREIRO advirtió en un artículo sobre la nueva serie sobre una pareja que hace apología a la pedofilia y ha levantado el telón para volver a preguntarnos ¿Qué tipo de relación tiene el arte respecto a la moral? El arte ha sido siempre considerado como una forma de expresión libre y creativa, pero ¿es realmente libre de toda regulación moral? Juan Soto de Ivars ha comentado que la ficción es libre y nada le debe a la moral ¿Es esto así? La relación entre arte y moralidad ha sido objeto de debate desde tiempos antiguos, y aún hoy en día sigue siendo un tema controvertido y es por ello que es necesario que un análisis filosófico de respuesta a esta importante pregunta.

Resumen

En este artículo, se analizará la idea de que el arte está supeditado a la moral. Se partirá de la moral y luego se analizará la naturaleza del arte, con ello se presentarán algunos silogismos donde se prueban que el arte está supeditado a la moral, se presentarán ejemplos concretos y se reflexionará sobre la importancia de la responsabilidad moral en la creación artística. A través se hará una respuesta a Juan Soto de Ivars quien ha salido en la defensa de esta serie inmoral y de la independencia de la ficción respecto de la moral

Conocimiento previo

Ya que usaré a grandes filósofos universales, he de precisar que verán que uso el término “moral” como la traducción de «ἠθικός» o «ethikos” o “ética” en español ¿A qué se debe esto? Veamos la justificación:

La palabra «ética» proviene del griego «ἠθικός» (ethikos), que significa «relativo a la moral» o «relativo a las costumbres». La palabra «moral» proviene del latín «moralis» que tiene un significado similar.

En la Edad Media, el latín era el idioma principal de la cultura académica y religiosa, y muchas obras de filosofía y teología se escribieron en latín. Los escritores medievales, como Santo Tomás de Aquino, utilizaron la palabra «moralis» para traducir «ἠθικός» ya que ambas palabras comparten un significado similar y se refieren a las enseñanzas y principios relacionados con la conducta humana y el bien y el mal. A su vez, por tema histórico-filológico, en la antigua Grecia y Roma, la ética y la moral eran consideradas como una misma disciplina, y se usaban indistintamente ambos términos. Por lo tanto, cuando se tradujo la obra de Santo Tomás de Aquino al castellano se utilizó la palabra «moral» como traducción para «Ethica» ya que ambas palabras tienen significado similar y se refieren a la ética. Pero esto no sólo ocurrió con el divo Santo Tomás, sino también con otros autores y para muestra un ejemplo de un grande: Cicerón dice al respecto que «Ethica enim est ars bene vivendi» (De Officiis, libro I, cap. III) donde se traduce como “la moral es el arte de vivir bien”.

La moral

Ya hemos visto la definición de moral de Cicerón, ahora bien, el doctor angélico, Santo Tomás, luz para todo aquel que quiera hacer filosofía dice al respecto que “la moral es la ciencia de lo bueno y lo malo, o de lo que es conveniente o inconveniente para la vida humana”[1] (Suma Teológica, lib. I, q. 94, a. 2). Se podría aquí concluir que la moral es un conjunto de principios y valores que guían el acto libre. Aquí Santo Tomás nos da una relación entre el bien y el mal con toda actividad humana, ya porque todo ser humano es libre o tiene libre albedrío, ya  porque conociendo el bien y el mal (ética) podemos adentrarnos a reflexionar sobre las prácticas de lo bueno y lo malo (moral). Al respecto ¿hay algo que escape a la moral? Si algo escapa, no será ni buena ni mala su práctica, si no escapa, todo acto humano está sometido a la moral. Siendo esto así propongo el siguiente silogismo:

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Premisa1. Todo acto que emerja de un ente con libre albedrío está supeditado a la moral.

Premisa2. Todo acto humano emerge de su libre albedrío.

Conclusión. Todo acto humano está supeditado a la moral.

La premisa 1, “Todo acto que emerja de un ente con libre albedrío está supeditado a la moral”,  es verdadera por lo que hemos visto anteriormente, pues si un acto proviene de un ente sin libre albedrío ¿Cómo podríamos ver si lo que hace está bien o está mal? Veamos el ejemplo del perro, este animal no tiene libre albedrío y por ello no hay moralidad en sus actos, él no accede a valores y principios para tomar decisiones, el hombre sí. Dicho esto, queda en pie la premisa 1.

La premisa 2, “Todo acto humano emerge de su libre albedrío”, es verdadera. Veamos que todo ser humano tiene libre albedrío, a saber, condición de actuar a partir de la no coacción, responsabilidad de recibir premio o castigo y la búsqueda de ordenar sus actos a un bien (sea verdadero bien o no). Veamos el caso de un perro; el perro puede ser coaccionado, de hecho lo hacemos todo el tiempo con las correas; el perro no tiene responsabilidad de premio o castigo porque todos sus actos nacen de condiciones que, aunque se pueda enseñar a controlar, lo aprenden sin decidirlo sino por condicionamiento; por último el perro no tiene la posibilidad de buscar ordenar sus actos a un bien, porque busca la satisfacción, y no el bien, la diferencia está en que sólo pueden ordenar al bien sus actos los entes que tiene entendimiento y voluntad, el perro tiene voluntad e instintos. Dicho esto, queda en pie la premisa 2.

Llegado aquí, vemos que lo único que se ha hecho es reemplazar ente con libre albedrío por humano, porque tiene libre albedrío y por ello emergen de allí todos sus actos. Dicho esto, la conclusión queda en pie.

El arte

El arte no sale de la nada, sino que necesita de seres libres que la realicen. Los animales no hacen arte, el hombre sí. El hombre puede hacer una ciudad con monumentos como Madrid, con edificaciones como Florencia, una catedral como la Sagrada Familia, etc. Y todos estos ejemplos superan la comprensión del hacer por mera utilidad, el arte es un más allá de ello. ¿Se puede hacer solo? No, de la nada, nada sale, entonces necesita del ser libre que habita esta tierra, a saber, el hombre. ¿De dónde emerge el arte? ¿Nace del pensar? No, porque cuando se piensa no es arte aún, debe proyectarse en la realidad para ser arte ¿Se imaginan a alguien denominarle artista por sólo pensar obras de arte y nunca materializarlas? ¡He ahí la diferencia! ¿Cómo la materializamos? Pues con nuestros actos y por lo tanto el arte nace inmediatamente del acto humano. Veamos el siguiente silogismo:

Premisa 1: Si el arte llega a ser por acto humano, entonces está supeditado a la moral.

Premisa 2: El arte llega a ser por acto humano.

Conclusión: Entonces el arte está supeditado a la moral.

La figura silogística es Modus Ponens, donde la Premisa 1 es la hipótesis establecida por un antecedente (Si el arte llega a ser por acto humano) y un consecuente (entonces está supeditado a la moral).  En la premisa 2 se confirma el antecedente ya que hemos explicado que el arte viene inmediatamente del acto humano y no del mero pensar, a lo mucho será mediatamente y en cuanto que mediado a través del acto, todo lo recibe a través del acto. Con esto se confirma la premisa 2 como verdadera. Confirmado el antecedente de la Premisa 1 en la Premisa 2, se sigue la confirmación del consecuente, a saber, el arte sí está supeditado a la moral.

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Francisco Suárez SJ, el más grande filósofo español de la época imperial tiene un aporte

Para terminar, expondré la postura del doctor eximio que es más explícito respecto al alcance de la moral, a saber, dice Francisco Suárez que “Es objeto de moral aquello del cual puede discernirse lo bueno de lo malo” (De Legibus, Lib. I, cap. 3, n. 9.). ¿Hay algo de lo cual no podamos preguntarnos si es bueno o malo? No, luego todo es objeto de moral o de análisis a través de valores y principios de si es bueno o malo. Ya que todo es objeto de moral, el arte necesariamente lo es. Ahora bien, veamos el siguiente silogismo:

Premisa 1: Todo lo que es objeto de moral está supeditado a la moral.

Premisa 2. El arte es objeto moral.

Conclusión: El arte está supeditado a la moral.

La serie pederasta y su apologeta

Juan Soto Ivar en su cuenta de Twitter hizo la siguiente publicación el 11 de enero del 2023:

Se puede leer claramente que indica, en apología a esta nueva serie, que “la ficción no le debe nada a la moral”, que es “tan libre como represiva la moral”. ¿Es represiva la moral? Lo que sucede es que para este tipo de personas todo lo que les limite no les gusta ¿La naturaleza te es represiva porque naciste de una manera que no te deja expresar tu verdadero yo? Pues cámbiatelo, sé animal o alienígena ¡Se lo que quieras ser! ¿El bebé que llevas en tu vientre te es represivo porque reprime las posibilidades de cosas que te gustaría hacer? Pues mátalo ¿Te reprime el Franquismo porque no permitió a tus allegados hacer un chiringuito durante el fraude electoral que levantó a los civiles y a Franco por España? Pues bórralos del mapa, de la historia, sácalo de su lugar de descanso eterno. Para este tipo de personas les dejo el siguiente argumento: “Es objeto de moral aquello del cual puede discernirse lo bueno de lo malo” (De Legibus, Lib. I, cap. 3, n. 9.). Ahora bien ¿Pueden discernir lo bueno y lo malo de una ficción? Sí, entonces es objeto de moral. Ahora un silogismo como consecuente:

Premisa 1: Todo lo que es objeto de moral está supeditado a la moral.

Premisa 2. La ficción es objeto moral.

Conclusión: La ficción está supeditada a la moral.

Conclusión

Todo está supeditado a la moral y es ésta la que nos hace humanos y no unos meros animales como los que hoy pretenden gobernar e influir ideológicamente a través de todas estas espurias ficciones.

[1] “Ethica est ars boni et mali, seu de utili et inutili vitae humanae”.

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Daniel Antonio Jaimen Navarrete

El modus ponens es una figura de lógica proposicional de origen helenístico, mientras que la silogística es anterior y aristotélica. La silogística es una versión de la teoría de conjuntos o de categorías lógicas, mientras que la preposicional no lo es. Hoy en día ambos paradigmas se subsumen en la lógica del cálculo de predicados.

Para poder decir que un área de conocimiento o un área de los saberes prácticos, técnicos o artísticos no está sujeta a consideraciones morales hay que partir primero, necesariamente, de una teoría moral; algo que el sujeto ése que asevera eso de la amoralidad del arte no posee ni quiere plantearse porque prefiere utilizar un pretexto para desentenderse de sus deberes superiores. Otro asunto distinto es la capacidad del arte para inducir una búsqueda heurística de normas morales que superen un mero código convencional.

Toda teoría moral se basa en una axiología o teoría del valor y éstos nos remiten necesariamente a los tres transcendentales del Ser o del Uno -bien, verdad y belleza- como una unidad que no permite que uno se substraiga al otro. Obviamente, el arte puede hacer mucho daño como también puede engañar dolosamente y, por tanto, no es ajeno al ámbito de lo moral o de lo ético.

Todas las propuestas de distinción semántica entre ética y moral son artificiosas y oportunistas de la explotación indebida de connotaciones fluctuantes o de la ganga semántica.

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