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La permanencia del Estado está hoy amenazada por los traidores a la nación española.
El Rey es el símbolo de la permanencia del Estado y su deber constitucional es garantizarla siempre.
Muy pronto, nuestro buen Rey Felipe VI se verá otra vez forzado a ejercer su responsabilidad y deber constitucional.
No le queda otra tras comprobar toda España las acciones contrarias a la Constitución que está ejerciendo el candidato que propuso: Sánchez.
El Rey debe exigir públicamente a ese candidato que su plan de gobierno se ajuste a la Constitución Española, premisa fundamental por la que le propuso como candidato a la presidencia del Gobierno.
El Rey puede dar un mensaje televisado que deje patente ante el pueblo español el cumplimiento de su deber y certifique la gravedad de la situación que enfrentamos los españoles, para que tomemos la responsabilidad que nos corresponde en defensa de nuestra Constitución y la Democracia.
Como primera medida, el mensaje del Rey debe lograr que Sánchez paralice el inicio del trámite de la fraudulenta ley de amnistía que impulsa para conseguir los necesarios apoyos parlamentarios de las formaciones separatistas anticatalanas. Una ley que atenta frontalmente contra la Constitución y dinamita el Estado de derecho.
Con ese tipo de leyes, el candidato Sánchez también plagia al dictador Hitler que dinamitó la Constitución alemana en 1933, imponiendo leyes ordinarias en el parlamento al margen del poder constituyente.
Igualito…
Cuando Su Majestad el Rey propuso a Sánchez como candidato, nadie sabía los apoyos que conseguiría y a cambio de qué. Ni el Rey ni nadie conocía entonces el plan de Sánchez contrario a la Constitución. Hoy sí lo conocemos y todo acto que vulnere la Constitución Española es nulo de pleno derecho, por lo que el Rey debe exigir al candidato que su plan se ajuste a la Constitución Española.
Si el candidato no acepta ajustarse a la Constitución Española, su candidatura resulta nula de pleno derecho.
Hoy, la permanencia del Estado se ve amenazada por el ansia de poder y la continua deslealtad de Sánchez, que tras perder las elecciones ha conformado con las minorías un nuevo «frente popular» para hacerse con el gobierno de España a cualquier precio, incluyendo dinamitar el Estado de derecho que supone la amnistía a los criminales cuyos votos necesita para seguir desgobernando España cuatro años más.
En estas horas de gran peligro para la convivencia y la paz, apoyar a Su Majestad el Rey significa apoyar nuestra Monarquía, la institución que posibilitó hace siglos la consolidación de la nación española en un único Estado y la institución que sigue garantizando hoy su permanencia y unidad por mandato constitucional.
La inmensa mayoría de españoles apoyamos y animamos a nuestro Rey y Jefe del Estado para que asuma su papel de moderador cumpliendo el mandato constitucional que le obliga a arbitrar la situación límite en la que nos ha metido el alocado sátrapa de sátrapas, Sánchez.
Para lograr detener el golpe de Sánchez, Felipe VI deberá exigir el estricto cumplimiento del orden constitucional a todos los funcionarios, (empezando por el funcionario felón Sánchez) y a todas las instituciones y poderes del Estado.
El golpe de Sánchez sólo lo puede parar el pueblo español representado por su Rey. Por eso, es vital para España declarar una huelga general indefinida y manifestarse de forma pacífica y permanentemente en todas las calles y plazas de España, hasta que Sánchez entienda la necesidad de convocar una repetición electoral que nos libere a la gran mayoría de la dictadura que nos pretenden imponer las minorías acaudilladas por un vulgar traidor rodeado de traidores.
Viva la Constitución
Viva el Rey
VIVA ESPAÑA
Álvaro de Marichalar Sáenz de Tejada
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El Rey no va a hacer nada que pueda molestar a Sanchez
Y escribo molestar, ni siquiera escribo ponerse enfrente
Vale, vale, muy bien.. y.. ¿se sabe cuando su majestad,( la falta de ortografía es deliberada) considerará oportuno hacer todo eso?
La cagaste al nombrar a Hitler.
Es que el Sr. Marichalar y-no-sé-cuántos piensa que, al mentar a Hitler, tiene ganada la partida y no se va a encontrar con la más mínima oposición. Craso error, porque ya hace mucho que ese comodín no cuela.
«Ni el Rey ni nadie conocía el plan…» ¡Qué curioso, pues lo conocía hasta yo aunque no fuese más que de leerlo en ESTE diario! Tal vez sea que usted escribe en él pero no lo lee, y Su Católica Majestad, tampoco, mecachis.