08/05/2024 21:16
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Macarena Olona se ha montado su propio chiringuito político y ha encendido luces de neón.  ¿Golpes de efecto un tanto discutibles o se le ha ido la pinza? A imagen y semejanza de un ideario friki, espasmódico, diletante, contradictorio y absurdo, los tacones de aguja de Caminando juntos no son solo una declaración de intenciones sino también una rotunda barra libre de puterío político, no obstante el arranque de campaña de Macarena Olona no encontró mejor espacio que un club de alterne para concitar la atención perdida. Porque Olona interesa a la izquierda como partícipe de una payasada revanchista contra VOX, lo que diga o deje de decir carece de importancia, salvo por el morbo que despierta el patetismo de un personaje del que sólo queda por saber cuán profunda cavará su tumba personal.
La autodestrucción es una visión triste y desencajada. Macarena no advierte el riesgo de creerse apreciada siendo un espejismo del coloso que fue. Algo que distrae al personal por cuanto de inesperada es la reacción de lo degenerado cuando sólo le queda, para salvar el ridículo cosechado, una huida hacia adelante entre carteles luminiscentes y filosofía barata de mancebía, allá donde los borrachos se duermen después de propiciarse una tan digna como artificiosa compañía.
Sobrando artificiosidad en la antes apabullante y admirada diputada, no queda ya dignidad de zapato plano y ejecutivo, ahora tirando de tacón alto y bicolor con esa entelequia de extremismo y farsa que supone ser equidistante desde la radicalidad con la derecha y la izquierda; el Sumun de la hipocresía que, a falta de ideas, pergeña soflamas ininteligibles para la elemental coherencia que habría sido deseable después de no cumplir con el rol que se le encomendó desde las urnas en Andalucía. Al menos estilar decencia, si no compromiso.
Y no sólo retorna al territorio granadino, traicionado por la desfachatez de excusarse con poco menos que una enfermedad terminal, sino que no encuentra lugar más digno que un lupanar para reflejarse en el espejo de las propias e identitarias majaderías que ahora lucen con colores de club nocturno. Acaso en busca de la identidad perdida, reencontrada en esas ansias de explotar las esquinas de la política aunque con ello se prostituya el discurso y la marca; motu proprio o quizá influida por esos chulos que protegen las oscuras andanzas de quien no les queda mucho por perder ofreciendo servicios variados para contentar la demanda a cualquier precio,  incluso de la dignidad extraviada.
 Más vale que su proyecto quede aparcado por el sentido común de los votantes y sumen las posibilidades de expulsar a Sánchez de La Moncloa, porque si a la malicia imperante en España, cultivo de latrocinio institucional, se le suma lo desquiciado, se terminará confundiendo el Congreso con la cueva de Alí Baba o un manicomio con los neones permanentemente encendidos. Un cisco.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
https://www.linkedin.com/in/ignacio-fern%C3%A1ndez-candela-59110419/
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Ramiro

Una de las mejores parlamentarias del Congreso, por no decir la mejor…, y ahora haciendo cosas raras, para llamar la atención, supongo.
Esta señora me da mucha pena, la verdad.

Aliena

Otrora «apabullante», porque ustedes se empeñaban en que el interlocutor quedaba apabullado cada vez que la señora «fulminaba, arrasaba, destrozaba y daba zascas» ( jamás vi que se alterasen lo más mínimo estos tipos y tipas y tipes con rostro de cemento armado ); «admirada» por sus fanáticos, por quienes la nombraron ídolo, por ustedes, no por los demás, en quienes la valenciana metida a andaluza jamás despertó la más mínima confianza. Pero se ve que ustedes no aprenden… sigan, sigan, total, qué más da, lo único que está en juego es la nación más antigua de Europa…

Geppetto

Llegados a este punto solo resta una pregunta
¿Que busca esta moza y a costa de que lo busca?
Porque nadie, posiblemente ni ella misma, entiende su propio fracaso como persona y como politico

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