17/05/2024 05:28
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El pasado día 4, hace hoy aproximadamente una semana, se celebró en toda la Federación Rusa una de las tres festividades civiles más importantes, junto con el Día de la Victoria y el Día Nacional:
El Día de la Unidad de los rueblos rusos.
Las comparaciones, en general, no son buenas por ser inexactas e injustas; si tratamos de aspectos ideológicos lo son más, pero en Historia, lo son especialmente y requieren ser muy cuidadosos.
Sin embargo, teniendo estas premisas presentes, la comparación en Historia nos permite hacer previsión »diagnóstica» y »terapéutica» de la situación.
Lo que está sucediendo en este tiempo, en la mayor parte de los  países de Occidente, mucho está determinado por una agenda ideológica radical-liberal opuesta a las tradiciones culturales y religiosas de los pueblos, y que han sido civilizatorias, y nos han permitido avanzar en el bien, la justicia y la verdad del hombre. 
Los eventos históricos clave, de un perfil ideológico o de otro, se están presentando en forma completamente distorsionada e invertida. Se cancela la verdad, se relativiza todo y se generalizan los conceptos vaciándolos de contenido:
Los que discrepan son considerados  negacionistas (la tecnología farmacéutica es la Nueva Fe de la Nueva Normalidad) y los tradicionales o fieles al Orden Natural somos fascistas u homófobos.
Una actitud tan planificada y deliberadamente pervertida contra la Historia, la Cultura y la Religión distorsiona la conciencia de las personas, erosiona los valores o virtudes y socava su equilibrio en la vida y trascendencia. 
Es sabido que si alguien quiere despojar a un Estado de su Soberanía y convertir a sus ciudadanos, no en vasallos de un señor sino en meros esclavos y siervos, ha de comienzar por reescribir la Historia del país, nación y pueblo, despojando a las personas de sus raíces y a los grupos a los que pertenecen de sus tradiciones, condenándolos al olvido.
Tales enfoques, lamentablemente, funcionan y conducen a la tragedia de los pueblos.
Tales intentos se han utilizado contra los pueblos de Rusia (y contra los hispanos de toda la Hispania) y continúan hoy, pero les hemos puesto barreras con firmeza y rapidez. 
La Historia y la Cultura Rusas son la base de nuestra identidad nacional, popular, de nuestra mentalidad, de los valores tradicionales, de la educación de las generaciones más jóvenes y la base de nuestro Estado.
Nuestra posición sobre la preservación de la memoria histórica y, por lo tanto, de nuestra Soberanía irrita a algunos países de Occidente. 
Este ha sido el caso durante siglos.
Y hoy en día hay continuos intentos de quitarnos el suelo de debajo de los pies. 
Estos intentos, por supuesto, no pueden cambiar el pasado y están condenados al fracaso. 
Es imposible privar a nuestro país de las victorias que lograron nuestros antepasados (no lo es en Rusia ni en toda la Hispanidad)
Durante décadas, después del colapso de la Unión Soviética, Ucrania experimentó una interferencia directa y abierta de los países occidentales en sus asuntos internos y fue desgajada de la URSS y de Rusia. 
Intentaron hacer lo mismo en toda Rusia, pero en Ucrania lograron inculcar en la mente de millones de personas los pseudovalores nacionalistas que llevaron al hecho de una anti-Rusia en este territorio, sembrando el odio, violando la conciencia de las personas, privándolas de su verdadera Historia (lo han hecho en Ucrania como en Cataluña y Vascongadas)
Se hizo todo lo posible para remodelar la conciencia de millones, y muy hábilmente trataron de encender la mecha para provocar la caída de nuestro país.
Hoy podemos ver cómo muy »profesionalmente» se abordó este trabajo en algunos países occidentales, se había trabajado en él durante décadas a nivel de centros científicos del control mental y psicosocial y con fuerte financiamiento.
El choque con el régimen neonazi, el choque de Rusia con el régimen neonazi que se desarrolló en Ucrania, pero se ideó en centros anglosajones e israelíes, era inevitable, y si no hubiéramos actuado en febrero habría sido peor para nosotros. 
La situación en Ucrania fue provocada por sus supuestos amigos anglosajones hasta el punto en que se volvió mortal para Rusia y suicida para el propio pueblo ucraniano en concreto. 
Vemos esto incluso en la naturaleza de las hostilidades:
El pueblo ucraniano no existe, lo arrojan al horno y ya está.
Es Ucrania y el pueblo ucraniano los que se han convertido en las primeras y principales víctimas del odio hacia los rusos y Rusia. 
Mientras tanto, todo es exactamente lo contrario en Rusia:
Siempre hemos tratado al pueblo ucraniano con un cálido respeto. 
Ha sido así a pesar del trágico enfrentamiento.
Una vez más, asumimos la responsabilidad para evitar una situación mucho más difícil. 
Recordamos, aún recordamos, lo que sucedió en 1941 cuando, a pesar de los informes de inteligencia sobre un ataque inevitable contra la Unión Soviética, las medidas de defensa necesarias se retrasaron y se pagó un alto precio por la victoria sobre el nazismo.
Efectivamente, ahora tampoco es fácil. Es amargo porque de hecho la gente está peleando entre sí. 
De hecho, el enfrentamiento es dentro del mismo pueblo, como después de los levantamientos de 1917 cuando los pueblos se enfrentaron entre sí:
No se debería repetir.
Entonces, las potencias extranjeras se llenaban los bolsillos con la tragedia de nuestro pueblo. 
No les importaba un centavo ni el ejército Blanco del Zar ni el Rojo de los Soviet.
Perseguían sus propios intereses mientras debilitaban y destrozaban la Rusia histórica:
Este mismo es su plan, hoy, con respecto a Rusia y a sus pueblos; como lo es con los pueblos hispanos y toda la Hispanidad. 
Y tras ello:
La Perfidia Anglosajona y Talmúdica. 
Hoy son absolutamente despiadados con el pueblo ucraniano, ya que envían suministros continuos de armas y mercenarios (El maldito Gobierno de España no sólo hace esto sino que los forma y entrena)
Están promoviendo los objetivos geopolíticos anglosajones globalistas a expensas del pueblo ucraniano con objetivos que no tienen nada que ver con los intereses del pueblo ucraniano.
Continúan los esfuerzos para debilitar, desgarrar y destruir a Rusia. Nunca dejaremos que esto suceda. Defenderemos nuestra Patria como lo hicieron nuestros heroicos antepasados:
Todos los pueblos hispanos, el valenciano, el lusitano, el guipuzcoano y toledano, el leonés o leridano, el gallego o murciano haremos lo mismo con la ayuda de Dios y de Su Madre pues todos somos Tierra de María Inmaculada.

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Daniel Ponce Alegre
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