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Si hay una crisis reciente que tocó a todos los sectores y, sobre todo, la cartera de la sociedad, esa fue la crisis que arrancó con la caída de Lehman Brothers en Nueva York en 2008. Una crisis que, aunque algunos avisaban, nadie vio llegar.

Sin embargo, parece que no se aprende de ello a nivel económico porque los mismos que se aventuraron a hablar de que la banca colapsaría como pasó, ya están hablando de que los mercados muestran signos para preocuparse y que las criptodivisas podrían ser la punta del iceberg que arrastren al resto de economía.

Mientras las familias buscan formas de afrontar las subidas de precios y acuden a páginas como Préstamo Justo que compara préstamos de 1500 euros entre las mejores opciones de las entidades financieras y crediticias, para poder llegar a final de mes en algunos casos.

Y es que, al margen de hablar de la situación de los mercados, la crisis o recesión que parece estar llegando está volviendo a tener consecuencias en las familias, que están viendo cómo su poder adquisitivo, sin cambiar prácticamente nada, está descendiendo lo suficiente como para tener que retocar sus presupuestos.

La previsión de subidas de tipos de interés por parte de los principales bancos centrales (ya en marcha en Estados Unidos tras el anuncio de la Reserva Federal, en Reino Unido y próximamente también en Europa) hace presagiar un incremento en el gasto hipotecario que llevaba 8 años en mínimos.

“Las nuevas tasas hipotecarias, la subida de los precios y la incertidumbre están pasando factura a los mercados. Índices de referencia como el S&P 500 han perdido al mismo ritmo que lo hicieron en 2011, presagiando un final de año complicado para los valores variables. Si a eso se suma la devaluación de las criptomonedas que parecían un refugio al que prácticamente todos acudían, el cóctel está servido” comentan.

Una de las preocupaciones que tienen también es el devenir de las start ups que han visto ralentizado su crecimiento en un contexto de parón y reajuste como no se veía desde hace tiempo. La duda es cuándo comenzaría su recuperación, porque muchos auguran que no será en forma de V como se esperaba tras la pandemia al volver a poner todo en marcha. Y esto, cuando han sido muchos los que ante la situación laboral han apostado por emprender, puede lastrar no solo las economías corporativas sino también las personales.

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¿Será la recesión la que asome en el segundo semestre?

Parece que sí, que no hay duda según explican de que la ralentización del crecimiento, el incremento del gasto por la guerra de Ucrania y también la complicación que viene sufriendo la cadena de suministro va a traer consigo una recesión.

Aunque los más optimistas no piensan que sea tan profunda como la que se vivió hacia el 2012, diez años después el escenario vuelve a ser muy parecido a nivel corporativo, lo que está llevando a grandes empresas a tomar precauciones para asumir el parón, pero sobre todo, a las familias, que necesitan un pequeño respiro después de uno de los inviernos más complicados que se recuerdan desde hace décadas a nivel presión económica. “En cuestión de meses se ha perdido casi un 10% del poder adquisitivo cuando parecía que empezaban a respirar. Está siendo muy complicado e incierto porque el trabajo, por mucho que parezca que se está creando empleo, no es certero si finalmente llega la recesión que anuncian” comentan.