Las brumas de la historia llenan las crónicas de Estrabón (s. I ac) y de Ptolomeo (s. II dc), hablándonos de Autrigones, Caristios, Várdulos, Vascones o Berones. Un poquito de todos ellos eran los pueblos que dominaban la actual Navarra hasta la llegada de los romanos.
Desde Íñigo Arista (852 dc), soberano de Pamplona, la antigua “Pompaelo” romana por Pompeyo, hasta García Ramírez (1150 dc), primer rey de Navarra, corren los días de la creación del reino navarro que, entre victorias y derrotas, conquistas y pérdidas acaba incorporándose en la monarquía hispánica en 1515 siempre como reino diferenciado hasta 1841 que pasa a ser la región de su nombre.
Los navarros con reyes navarros, musulmanes califales, castellanos, aragoneses o franceses no dejaron de serlo en ningún momento, “quien concertará al… asturiano e montañés con el navarro…, no todos los vasallos de la corona de España son de conformes costumbres” nos decía Fernández de Oviedo en su “historia General de Indias” en 1535.
Pero con la llegada de la actual Constitución de1978 se abrió la puerta a la posibilidad de la desaparición de Navarra, como reino, como región, como comunidad foral o como queramos adjetivarla, pero posibilidad de la desaparición del término “Navarra” y lo que eso lleva consigo. Lo que no hizo Fernando el Católico, la monarquía de los Austrias, la I y II Repúblicas, el Franquismo o la dinastía Borbón hasta Juan Carlos I, lo hizo la Constitución de 1978 que tuvo la osadía de abrir esa posibilidad.
Las presiones del nacionalismo vasco sobre una UCD dividida en Navarra por el tema en discusión que llevó a su escisión y aparición de UPN, permitieron la inclusión en la Constitución del 78 de la disposición transitoria 4ª en la que se establecía un procedimiento para la incorporación de Navarra al País Vasco. Curiosamente el art. 151.1 prohíbe expresamente la federación de comunidades autónomas por lo que la transitoria 4ª supone una excepción y por tanto un trato favorable al País Vasco (no a Navarra por cuanto no existe la posibilidad de la unión del País Vasco a Navarra) frente al resto de las comunidades autónomas.
Ya se produjo un intento el 17 de diciembre de 1979 mediante una moción en el parlamento navarro instada por la izquierda nacionalista vasca en él representada, apoyados por los comunistas navarros, en ese momento el Partido socialista se abstuvo, pero ¿ qué pasaría en este momento con un gobierno socialista mantenido por los separatistas vascos?
Es cierto que tras pasar por el parlamento navarro de una manera afirmativa se precisa la aprobación por referéndum y en 1979 no salió adelante y la sociedad navarra no estaba madura y euscaldunizada suficientemente.
“Heltzear”, madurar en vasco es lo que se ha venido haciendo desde entonces, una política de euscaldunización sin ocultación: ayudas destinadas a incentivar la misma, obligatoriedad e inclusión del eusquera, subvenciones ad hoc, promoción de todo lo relativo a la comunidad vecina, acuerdos económicos, pactos políticos con las fuerzas nacionalistas y separatistas vascas, persecución de los navarros no euscaldunizados.
La llegada al gobierno navarro del PSN con el apoyo de los proetarras no por esperada ha dejado de ser menos escandalosa al igual que la entrega del Ayuntamiento de Pamplona a los mismos que pretenden la anexión de Navarra, esta vez sin guerra de conquista, un “anschluss” en toda regla, paso a paso, pero sin pausa, ahora el parlamento, después el ayuntamiento y finalmente el territorio.
Desde Jiménez de Rada, Jerónimo de Uztáriz, Sancho de Funes, Lázaro Galdeano, Martín de Andosilla, Pedro Navarro, José Sanjurjo, Hilarión Eslava, Sáenz de Oiza, Gayarre, Espoz y Mina, San Francisco Javier, Sarasate, Arrieta, Bartolomé de Carranza, o Julio Ruiz de Alda, por citar algunos navarros famosos o los anónimos, han pasado por ser eso, navarros, algo que hasta ahora los podía distinguir del resto de los españoles como al castellano o al aragonés, pero dentro de los mismos.
Desde el preciso momento de su próxima desaparición hablaremos de vascos, no de navarros. Sumaremos 664.117 navarros con sus 5 merindades, 272 municipios, 345 concejos a los 2.186.517 vascos que el INE de 2022 ponía en sus cifras, uniremos los 10.391 Km de Navarra a los 7.234 Km del País Vasco y pasaremos de su derecho foral propio, de aquel Derecho Foral Navarro que los distinguía del Derecho Civil común, fundamentalmente en lo relativo a familias, herencias. Adiós a los Comptos y a otras tantas peculiaridades propias de Navarra, eso sí, los nuevos vascos ya tendrán playas en su nueva autonomía, aquel San Sebastián que en tiempo pasado fue parte de Navarra pasará de enajenado entonces a anexionante actualmente.
Navarra se está jugando su existencia, su ser, lo que Heidegger llama “dasein”, estancia, existencia, en este caso no es la existencia del hombre en sí, si no de la existencia de un lugar donde se conforma el mismo, donde existe él, si esta existencia ya no depende de sí misma, aquello que perturba su identidad, su sistema, su orden es algo abyecto, según la definición de J.Kristeva y entonces por orden de aparición, el vasquismo nacionalista, el socialismo y la Constitución misma como perturbadores de la “dasein” de Navarra son algo abyecto y que por tanto hay que combatirlos por obligación ya que su abyección no puede justificarse de ninguna manera.
Carlos Zarco.
Notas
–Constitución Española 1978.
–Ley 1/1973. Compilación del derecho Civil foral de Navarra.
–El reino de Navarra y la conformación política de España. Alfredo Floristán Imízcoz.
–De la Europa de las patrias a la España de las patrias. AFD
–Toponymie Basque. Jean Baptiste Orpustan
–Poderes del horror. Julia Kristeva
–Carta sobre el Humanismo. M. Heidegger
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No veo yo que los navarros hayan hecho mucho por no «desaparecer». Desde hace mucho han dejado entrar a los terroristas en su casa y todo les ha parecido bien.
Han sido cigarras y no hormigas. Ahora que disfruten estar bajo la bota de unos terroristas, racistas e indigentes intelectuales.Ya forman parte del pueblo elegido que desciende de Noe, según dicen algunos de los anormales aberzotas.