08/07/2024 10:46
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Señores directores, columnistas y demás expertos, he visto estos días cómo más de uno de vosotros os habéis reído del regreso de Iván Redondo y lo habéis ridiculizado por su entrevista con el imprevisible y Dios Jordi Évole. ¡Redondo hizo el ridículo anoche! ¡Redondo se ha suicidado! ¡Redondo ya no es nadie! ¡Redondo fue una columna de humo!… bien, pues yo os digo que Iván Redondo ha vuelto y no solo para darme a mí la razón. Para confirmar lo que la misma noche de su dimisión-cese escribí en “El Correo de España” y que hoy reproduzco antes de hablaros de la “Operación Romanones”, el objetivo de su regreso:

El «gap year»

   Leo a todo un señor Director de un diario digital que «Iván Redondo no se esperaba la patada que le ha dado el Presidente» y me carcajeo. ¿Cómo es posible que todavía haya periodistas que no conozcan a Don Pedro y a Don Iván, los coautores de la fechoría?

               Señor Director ¿habría usted escrito semejante tontería si hubiese asistido a la reunión que mantuvieron Don Pedro y Don Iván la tarde del 29 de junio, precisamente la festividad de San Pedro Apóstol?

             Pues, para que no vuelva a meter la pata de esa manera tan burda  (bueno, usted y tantos «expertos mindundi» como están saliendo a la luz desde que el sábado se produjo el tsunami sanchista monclovita) les voy a reproducir el diálogo al que yo sí tuve acceso, gracias a mi amigo «El diablo Cojuelo».

            —   Presidente, tenemos que hablar

            —  ¡HOY?  Hombre, Iván, que es San Pedro.

           —   Precisamente por eso. Te quiero hacer un regalo muy especial.

           —   ¿Un regalo, tú?… Iván… que nos conocemos.

           —   Pedro, me voy.

           —   ¿Cómo que te vas? ¿Qué dices? ¿Dónde?.

           —   Sí, Presidente, me voy, dimito… Un «Gap year»

            —   ¡Iván!  ¿Qué dices? ¿Estás loco? ¿Has bebido?… ¿y qué es eso de un «Gap Year.»?

           —  No, Pedro, ni estoy loco, ni he bebido… simplemente he pensado.

           —   Joder, Iván ¿y qué has pensado?… déjate de cachondeos.

           —   No es ningún cachondeo. Necesito un año sabático, necesito recuperar ideas, necesito gasolina… Un gap year.

            —  A ver, a ver, ¿un año sabático, tú, que no duermes y nos traes a todos en jaque?..

           — Pues eso, precisamente, tanto ha ido el cántaro a la fuente que ha acabado rompiéndose… me he quemado.

          —  ¡¡Joder, Iván, y yo!!!… ¿o es que yo no he ardido y estoy ardiendo también?… ¿Y por qué ahora, que vamos a respirar con los millones de Europa?.

         —   Pedro, pues sí, ahora es el momento. Pero, déjame que te explique lo que he pensado. Una cosa tenemos que reconocer, o mejor dicho, dos, porque van unidas. Lo de Madrid fue un fracaso total…

          —  Sí, la niña nos salió rana.

         —   Sí, pero detrás de la niña está el MAR y ese tiene los colmillos retorcidos. Supo, supieron, jugar muy bien la partida de ajedrez que nosotros mismos les planteamos en Murcia. Libertad o Comunismo…España o Independencia, y supieron ganarse a los taberneros, con las pelas (y por las pelas, ya sabes, un español, mata)…

             —  Pero, si están todos subvencionados.

             —  Pues, por lo que se vio, no. Todavía, no. Además no valoramos suficientemente  lo que hay detrás de VOX…y por lo que estamos viendo todavía hay mucha gente que les emociona eso de España, Una, Grande y Libre.

             — Iván, no me jodas…esa gente lo único que quiere es vivir bien. Una bandera, un cara al sol y un viva franco y te siguen como corderitos…

             —   Já, já, já… eso es verdad ¿sabes lo que ya tengo pensado para las generales? Una diablura nacional. En plena campaña electoral movemos los hilos en el Supremo con lo del Valle de los Caídos y volvemos a llevar los restos de Franco, en un acto solemne, que presidiríais el Rey y tú, a su tumba original…y ya tienes los 10 millones de votos asegurados.

         — ¡¡ Jó, macho !!, como diría Juan Carlos, eres la repera.

             — En resumen, Pedro, que tienes que empezar por quitarnos de en medio a los más quemados, y ya sabes quiénes son, acercarte más a Ferraz, meter gente gris en el Gobierno, driblar a los mohicanos de Pablo y darle largas a los catalanes con promesas…ya sabes, dentro de la ley todo, fuera Marchena (que la cárcel es muy jodida y se aprende mucho)… y a los vascos, presos y millones.

              —  Iván, todo eso está muy bien, pero yo estaría más seguro si te veo en  la Moncloa.

             —   No, Pedro, yo ahora mismo tengo más enemigos y más envidias que tú… por eso, incluso mi salida tiene que ser agria, como haciéndome culpable de todo lo malo de estos años… QUE HAYA HASTA APLAUSOS POR MI SALIDA.

              — ¿Y luego’ ¡ Y en las elecciones del 23?.

             —   Vamos a ver, Pedro. Yo me voy un año a Estados Unidos (además ya tengo una interesante oferta de Harvard), aireo que estoy escribiendo mis Memorias, para que algunos se muerdan la lengua, y regreso para celebrar contigo otros cuatro años.

              —  Hombre, Iván… sí, tal vez tengas razón. Hay que cambiar para no cambiar.

               — Además, si nombras a Oscar, que es un pata negra, y aupas a Bolaños ya no estarás solo.

              —  Está bien, Iván, te concedo tu «Gap yera», o como se diga, eso del año sabático, pero con una condición.

              —  Tú dirás, mi Presidente.

              —  ¡Tienes que conseguirme un almuerzo con el cabrón ese del Biiden en la Casa Blanca.!!!!.

               —  ESO ESTÁ HECHO.

           Y así se escribe la Historia. Tenéis Pedro Sánchez, al menos, hasta que cumpla los 65 y se jubile. Sanchismo en toda España menos en Madrid, que será lo que quede de España. (12-7-2021)

 

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¿“Operación Romanones”? ¡Y qué coño es eso! Pues, para ir calentando motores y para que don Pablo Casado se entere que ¡¡¡JAMÁS!!! ¡¡¡JAMÁS!!! ¡¡¡JAMÁS!!! entrará en la Moncloa les adelanto la clave de la “Operación” que don Iván ha estado estudiando y organizando en su estancia en Estados Unidos… y a fe de Dios que muchos se van a sorprender de la imaginación del caballero. Porque la “Operación Romanones” será la llave que le de la victoria, por mayoría absoluta, a don Pedro Sánchez en las elecciones generales del 2023 o cuando él quiera.

 

El Síndrome Romanones

Hoy me van a permitir que les hable del “Síndrome Romanones” y les cuento la historia tal como me la contaron mis amigos, los veteranos Eduardo de Guzmán, que fuera director de “La Tierra” y “La Libertad” durante la República, y Adolfo Lucas Reguilón, el ultimo guerrillero de España y colaborador de prensa de la embajada rusa en Madrid durante la Guerra Civil. Un día hablando con ellos surgió lo del “Síndrome Romanones” y los dos se echaron a reír ante mi ignorancia.

– Ja, ja, ja… no me digas, Director, que no sabes lo que fue el «Síndrome Romanones».

– Pues, no, no lo sé. Sé lo que se cuenta de Romanones cuando quiso ingresar en la Real Academia (“¡qué tropa!”) y sé lo que se contaba de la compra de los votos (a tanto el voto ante las urnas), pero lo del «Síndrome» nunca lo había oído.

– Cómo se nota que no viviste aquellos años de la República…pues te lo voy a contar…es mucho más gracioso que lo de la Academia y la compra de los votos, que las dos cosas son verdad. Lo del «Síndrome» vino después. ¿Por qué crees tú que siendo un fullero, un pillo, un golfo y encima cojo, como era, tuvo siempre a la Prensa de su parte? ¿Sabes lo que se inventó en los años anteriores a la Dictadura y durante la República? Como sabía, porque también él había tenido diversos periódicos, que los periodistas estaban siempre lampantes y hasta muertos de hambre, la mayoría no tenían sueldo fijo y se las veían para cobrar las colaboraciones, el muy pillo hizo saber a los «plumillas» que al que escribiese a su favor les pagaba y, claro está, había hostias por echarle piropos cada vez que intervenía en las Cortes. Porque no sólo pagaba por líneas sino también por adjetivos.

– No me digas.

– Pues, te lo digo…y es más, hasta los adjetivos tenían su valor. Por un «bien» seco pagaba menos que por un «espléndido», y no me digas por un «genial».

– ¡Qué barbaridad! ¿Y eso le funcionaba?

– ¿Cómo que si le funcionaba? Vete a la Hemeroteca y te buscas los periódicos del día que intervino en el Congreso para defender al Rey en plenas Cortes republicanas… ¡y ya verás!… Ni Dios que hubiese bajado del cielo… Aquel día creo que se gastó media finca.

– Bueno, el Conde pagaba a los que hablaban bien de él, sólo a los que hablaban de él -intervino Adolfo Lucas Reguilón, que había sido Redactor de «Mundo Obrero» esos años- cosa que no era nueva, pues ya sabéis lo que pasaba, y pasa, en el mundo del toro y en el mundo del teatro. Lo malo es que el «Síndrome» del Conde lo copiaron otros y no sólo para que hablasen bien de ellos, sino también, y a veces pagaban más, por lo que escribiesen contra otros… y ya puedes ir buscando adjetivos en el diccionario de la Real Academia, que entonces todos eran pocos.

El Conde de Romanones.

– Ojo, pero también pagaban los partidos, aunque estos como nunca tenían un duro lo que hacían es que se conquistaban a los periodistas y los hacían inmediatamente militantes e incluso a muchos diputados –agregó Lucas Reguilón.

– Bueno, famoso se hizo lo de la Embajada de Rusia. Porque allí, y lo puedo decir con certeza, ya que mi Redacción estaba justo al lado –dijo Eduardo de Guzmán – hasta se abrió una oficina de «colaboraciones». Y bien que recuerdo a mi amigo Vladimiro.

– ¿Quién era Vladimiro?

– El que pagaba. Un ruso muy simpático, más listo que el hambre. A quien no había quien le colara un gol, aquel cuando llegaba el que iba a cobrar su «colaboración», ojo, que a veces no iba ni el interesado y mandaba a la mujer, cogía la «cuenta» y no soltaba un real hasta que no contaba las líneas y los adjetivos, sólo entonces pagaba y lo más que decía era «¡Españoles, muertos de hambre!».

– Bueno, yo recuerdo bien «el caso Muñoz Seca» -interrumpió Lucas Reguilón.

– ¿Qué pasó con Muñoz Seca?

– Fue a raíz del estreno de “La Oca” en el teatro de “La Comedia”, el día 24 de diciembre de 1931 (justo la Nochebuena), aquella noche que llevaron en volandas al gaditano hasta su casa. Uno de los estrenos más sonados de la República, bueno también fueron muy sonados los de «El divino Impaciente» de Pemán y los de «Bodas de Sangre» y «Yerma» de Lorca. La obra, entre cachondeo y cachondeo y risas y carcajadas le daba tal palo a la Reforma Agraria que habían hecho las Izquierdas, que el PCE montó en cólera y fue a por el autor. Así que la Embajada rusa sacó la fábrica de hacer billetes y hasta triplicó el precio de los adjetivos en contra. ¡Joder, y cómo puso la crítica a la famosa «OCA»!

– Sí, eso lo recuerdo –añadió Adolfo– porque hasta Vladimiro me preguntó por el tal Muñoz Seca.

– Ea, Director, así se escribe la Historia

– ¿Comprendes ahora por qué dejé de ser anarquista?

– Y yo comunista.

– A mí me dio asco el periodismo y me marché a mi pueblo de Piedralaves. Luego, eso sí, ya durante la guerra, pegué más tiros que el capitán Líster de Machado, y no contento con eso después del desastre del 39 me eché al monte y me hice guerrillero, el último guerrillero de España. ¡Gilipollas!

– Pero, si quieres saber más del “Síndrome Romanones” vete un día a la Hemeroteca.

Esto me ha hecho meditar y preguntarme: ¿y quién será el Romanones de hoy? Porque, desgraciadamente, los periodistas y los que se dicen periodistas de hoy no parecen que estén muy lejos de los de aquellos años.

 

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Por tanto, atención al “Disco Rojo”. Señor Casado, señorito Casado, al final se va a confirmar que usted como le ha dicho Santiago Abascal, es gafe. Mañana le hablaré a usted de la “Operación Romanones” que don Iván Redondo se ha traído de Estados Unidos.

 

Nota: hay que decir que don Iván solo ha fracasado en su intento de conseguir la entrevista con la que sueña don Pedro con el Presidente Biden

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.