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En otras ocasiones he expuesto los motivos que antaño me empujaron, con harto dolor y sobrados motivos, a no poner la X en mi declaración de la renta y, además, difundirlo para tratar de movilizar en ese sentido a los buenos católicos: las jerarquías eclesiásticas generalmente han dejado de predicar la Verdad cuando resulta molesta para los políticos (no hablan del divorcio, aborto, eutanasia, perversión de costumbres y de menores, homosexualidad, ideología de género, corrupción generalizada y explotación, ataques a nuestra Religión, etc); no orientan ni movilizan a los católicos ante los problemas morales y de bien común; no condenan, atajan y reparan las terribles profanaciones y actos sacrílegos de propios y extraños, y cuando los laicos, hartos de la pasividad de la Jerarquía, organizan un acto de reparación, generalmente lo desautorizan; muchos eclesiásticos llevan años impulsando separatismos de todo tipo, además de perseguir el nombre y la bandera de España y no rezar por ella; y se ponen de perfil o incluso impulsan las apenas veladas herejías que se producen aquí y las que en ocasiones vienen de la Curia romana.
No quiero tampoco entrar en las raíces históricas que impulsaron anteriores Concordatos que reparaban las muertes, destrucciones, robos y `desamortizaciones´, asignado, en justa reparación de ellos, fondos al sostenimiento de la Iglesia Católica, sistema al que la Jerarquía renunció inexplicablemente.
Este año únicamente quiero reafirmarme en ello, porque a los no corregidos hechos anteriores se han sumado tres de trascendental importancia. A saber:
– La complicidad y coautoría de las Curias españolas y romana en la profanación del Valle de los Caídos y la sepultura del Generalísimo Franco (Aquí y Aquí). Recordemos que la primera es Basílica Vaticana con especial protección, incluso por tratados internacionales, y que la segunda era la de un Caballero de la Milicia de Jesucristo, protector como ninguno de la Iglesia en España.
– El cierre de los templos durante prácticamente toda las pasadas Cuaresma y Pascua, con la imposibilidad casi general y total a los fieles (y a muchos consagrados) de asistir a Misa, Oficios y demás actos de culto, negándoles prácticamente los Sacramentos de la Comunión, Confesión y la Extremaunción, y realizar el Cumplimiento Pascual. Jamás había ocurrido en 2.000 años. Recuérdese que esto se ha hecho incluso aumentando las prohibiciones de la autoridad civil.
– Atacar de forma extrema la Comunión tras el comienzo del restablecimiento del culto.
Sean las imágenes que acompañan a estas palabras fedatarias de lo anterior.
El caso de la impresentable campaña publicitaria a favor de la “X” en “El País”, el periódico que más daño ha hecho a la religión católica, es, además de carísima (20 páginas de publicidad) y falta de fundamento en términos de eficacia (jamás serán los rojiliberales descreídos los que pongan la X), es esclarecedora del sinsentido de las jerarquías eclesiales españolas.
Por supuesto, mi diezmo para “ayudar a la Iglesia en sus necesidades” lo daré. Pero NO a las jerarquías y pastores que ponen en gran peligro la fe de los fieles y malversan el óbolo en medios de comunicación propios que parecen del enemigo, además de financiar los de los que atacan a la Esposa de Cristo.
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