04/05/2024 04:30
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Canallas, inmorales, sinvergüenzas¨, malandrines, traidores, dictadorzuelos, cuatreros de mala saña.  No me refiero, claro, a los convocantes de las 200 manifestaciones que solicitan más beneficios penitenciarios a los penados por razón de crímenes abyectos en los tiempos “militares” de ETA. Es lo que cabe esperar de esta tipología de gente miserable que no representa de ninguna manera a la mayoría de la población que es gente buena y que no es noticia porque la bondad no está de moda.

No, me refiero a los etarras asesinos y sus correligionarios sociales, culturales y políticos, seguidores fieles del Foro Sao Paulo, de las FARC, Montoneros, Sendero Luminoso, y demás grupos revolucionarios de distintas especies y pelajes de naturaleza maoísta, leninista o camboyana. 

No.  Me refiero a esos que criminalizan a los no vacunados, limitan libertades y derechos a los ciudadanos pacíficos, ponen obstáculos por cientos a los que quieren manifestarse por la degradación sin límites de los derechos constitucionales, dejando a la Constitución hecha un trapo, sin valor ni contenido; estigmatizan a ciudadanos cumplidores con sus obligaciones y respetuosos con la ley, por considerar que la Pandemia es una plandemia, poniéndoles una estrella de David en la solapa mientras ellos se ponen la insignia de la Agenda 2030 cuyo escenario es la distopía mundial que nos quita todo tipo de derechos ciudadanos para definir nuestro futuro de acuerdo a nuestra voluntad individual, laminando literalmente nuestros derechos democráticos, obligándonos a instruir a nuestros hijos o nietos en una lengua que no es la nuestra de cuna y condenándoles al fracaso escolar, etc, etc. Y sin embargo no solamente permiten a los proetarras y exaltadores del terrorismo a manifestarse sin ningún tipo de inconvenientes. Ellos tienen el beneficio de poderes ilegítimos, mientras que otros, ciudadanos pacíficos, se encuentran atenazados y coartados en sus expresiones democráticas, o cuando menos bajo la lupa del “ojo” que todo lo ve y toma nota.

Os maldigo, porque mientras que se acosa a la población, se la condena al desastre económico, al paro, al cierre de sus negocios, a la ruina económica individual y colectiva, a la quiebra de Estado, a una deuda pública perpetua que nuestros biznietos no podrán pagar, al enfrentamiento entre ciudadanos que opinan de una determinada forma respecto al COVID, sin constataciones científicas, contra los que opinan lo contrario, dividiéndonos y creando animadversiones, señalamientos, divisiones familiares, separaciones entre los miembros de la familia, dificultando aún más la unidad y concordia familiar, el no poder abrazar a nuestros nietos, darles un beso y un achuchón por miedo cerval e irracional a una amenaza que aterroriza, etc; “esos” permiten que se humille a las víctimas con homenajes como el que se realiza a PAROT, el asesino múltiple y a otros que no muestran ningún atisbo de arrepentimiento por el daño producido.  Ustedes no se merecen el perdón de Dios. Y lo digo yo que soy creyente.

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Si la justicia en la Tierra no ejerce su veredicto sobre causas innobles y de lesa humanidad, espero que en la Parusía ustedes tengan la Justicia que corresponda.  

Maldigo a los que permiten esto.