Alucinante y alucinógeno asunto, casi siempre elidido: timovacuna deviniendo interfaz cerebro-máquina. Lo dicho en tantas ocasiones, la turbadora extrañeza. Neuromodulación. Y más allá.
Ya no serás tú
La tecnología de neurohackeo, valga la expresión, interfaz cerebro-ordenador pues, posee muchísimas aplicaciones que van más allá de nuestra limitada comprensión actual. Ofrece plurales posibilidades, como por ejemplo la creación de “sustancias” holográficas ficticias.
Gracias a esta tecnología también se pueden generar ovnis holográficos ( memento Blue Beam, pergeñando ilusiones colectivas y alteradas y falsas creencias mediante neurohacking psicoelectrónico) o simular verosímiles, muy verosímiles abducciones alienígenas intergalácticas, deformando absolutamente la realidad e implicando a extraterrestres ( o mesías) completamente impostados pero que la peña planetaria se creería devotamente, tal falsas pandemias (¿ les suena?).
Más posibilidades, desgraciadamente inagotables: manipulación corporal, “canalizar” entidades dizque espirituales, hipnosis a distancia, manipulación militar de la realidad», alteraciones/»expansiones» de conciencia ( deviniendo megasistemas de control, por ejemplo) a distancia, creación» de milagros y «posesiones», diabólicas y más allá, implantación de apócrifas memorias. Telequinesis, clarividencia, telepatía, grosso modo. O generar simulaciones virtuales astrales o etéricas dentro de la cocorota humana, el verdadero campo de batalla de las guerra futuras.
Con tan atroz tecnología se pueden manipular fenómenos paranormales como fantasmas holográficos, un suponer, y voces u objetos en movimiento: un salto cuántico ( nunca mejor, o peor, dicho) de la ventriloquia humana, programas artificiales controlados por tecnología psicoelectrónica hablando por el hackeado, ya definitivamente enloquecido, ya completamente no-él.
En fin.
Autor
- Nacido en Bilbao, vive en Madrid, tierra de todos los transterrados de España. Escaqueado de la existencia, el periodismo, amor de juventud, representa para él lo contrario a las hodiernas hordas de amanuenses poseídos por el miedo y la ideología. Amante, también, de disquisiciones teológicas y filosóficas diversas, pluma y la espada le sirven para mitigar, entre otros menesteres, dentro de lo que cabe, la gramsciana y apabullante hegemonía cultural de los socialismos liberticidas, de derechas y de izquierdas.
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