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Es bien sabido que las oportunidades hay que aprovecharlas, porque, como tantas veces nos advierte la Historia, no siempre se da la circunstancia o el momento de cumplir como corresponde o pasar factura, contraprestación que también conviene. De ahí la ocasión que nos brinda el fallecimiento de Isabel II de Inglaterra, la USURPADORA, para mostrar nuestro honor ante la afrenta de Gibraltar. Nuestra vergüenza y deshonor con un acto de honor instintivo.

    Honor instintivo que pasaría, en primer lugar, porque el Rey SUPIERA estar a la altura de las circunstancias no acudiendo al funeral de la USURPADORA, no dando por buena la cesión que hizo del territorio de la patria su antepasado Felipe V, porque, igual de “animoso” que él, no sepa estar hoy a la altura de la oportunidad que se le presenta.

    Y en segundo lugar, y HOY MISMO, izar a media asta la Jolly Roger (bandera pirata) en la plaza de Colón de la capital de España.

    Dicho esto, entiendo que no habría mayor inconveniente en función de las reglas establecidas por costumbre para ceremonias y actos oficiales, enviar a los papás de Leticia a Westminster, rectificando la desconsideración que se tiene con estos personajes, que día de hoy no tienen ninguna función institucional.

Autor

Pablo Gasco de la Rocha
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