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El pasado viernes murió asesinado el que había sido por dos veces Primer Ministro de Japón (Shinzo Abe; en 2006-2007 y 2012-2020). Ocurrió durante un acto electoral en plena calle

Inexplicablemente, su asesino se situó libremente a la espalda del orador a unos cinco metros e hizo dos disparos. Por increíble que parezca, solo entonces reaccionó el servicio de seguridad y de esa tardía actuación son casi todas las imágenes que han trascendido.

El arma era una especie de pistola artesanal (madera, aluminio, etc), de dos cañones, seguramente cargada con pólvora y postas, y con disparo probablemente eléctrico, como se puede apreciar por las imágenes difundidas.

Por si esto fuera algo más que sospechoso, la versión oficial española acaba de rematar la incongruencia, pues la declaración oficial de Pedro Sánchez resalta que «está ‘conmocionado’ tras la muerte del ex primer ministro por “un tiro en el pecho con una escopeta”». ¿Es que La Moncloa no lee ni siquiera la prensa nacional o está desinformando como siempre?

¿Lobo Solitario o Falsa Bandera?

Analizando lo anterior con ayuda de algunas fotos menos divulgadas, se realza la práctica imposibilidad de que ningún servicio de seguridad deje acercarse por la espalda del individuo protegido a un desconocido con un macuto y, menos aún, sacar un “pistolón” y hacer fuego.

Otro matiz importante es que el acto electoral se confirmó la víspera por la noche, por lo que es llamativo que el asesino estuviera enterado.

 

 

¿Cuántas veces se ha repetido en la historia esas inexplicables ineficacias policiales? Solo en el caso de España, prácticamente todos los magnicidios, frustrados o realizados, así ha sucedido: Amadeo de Saboya, Prim, Alfonso XIII, Cánovas, Canalejas, Dato y Carrero son claros ejemplos de ello. Pero esa terrible circunstancia de repentina incompetencia de los servicios de seguridad se ha dado en todas partes, y Estados Unidos es prueba de ello, desde antes de MacKinley a después de Kennedy.

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 ¿Estamos ante una operación de falsa bandera?

¿Quién era Shinzo Abe?

Hijo y nieto de importantes políticos japoneses, en su momento fue el primer presidente nacido tras la Segunda Guerra Mundial (SGM), y el más joven.

De ideología patriota y tradicional (rinde personalmente homenaje a los caídos en la SGM y es “revisionista” de la leyenda negra japonesa), pertenecía al Partido Liberal Democrático, el cual ha gobernado Japón casi ininterrumpidamente desde 1955, y era defensor de obviar el artículo 9 de la constitución japonesa de 1947, impuesta por Usa, que prohíbe mantener el potencial militar y hacer valer el derecho de beligerancia (de ahí la triquiñuela de las “fuerzas de autodefensa). Era partidario de la energía nuclear de uso civil e incluso militar. Incluso se permitió comparar el comportamiento de Ucrania con el de Formosa. Y siempre mantuvo buenas relaciones con Rusia.

Está claro que Shinzo Abe era alguien muy incómodo para el globalismo y los plutócratas que se sientan detrás del trono mundial, incluso porque autorizó la IVERMECTINA como medicamento contra el Covid, con excelentes resultados, por cierto. También retiró los lotes de la “vacuna” de Moderna producidos en España por la peligrosidad de su contenido contaminado.

Por todos estos motivos, algo huele muy mal en ese asesinato.

Autor

REDACCIÓN