30/04/2024 02:51

Bendala

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Tú aquí y yo allí. No, ese allí y yo aquí. No, no, ni hablar, tú pones a ese allí y, a cambio, yo te pongo a éste aquí, y tú, después, me pones a mí allá. No, leche, no, el jefe ha dicho que no, que ese va allí, que a éste lo pongas aquí, y que tú y yo nos pongamos más para allá. Pues no, de eso nada, porque yo debo ir aquí, y tú, como mucho, allí, y ese con éste ni aquí ni allí, sino allá o mejor acullá. Que no, joder, que no, que…

El gran teatro de las elecciones ha vuelto a abrir sus puertas. Pasen y vean, pasen y vean. Hay hienas y hasta tiburones, y no faltan los cerdos. Pasen y vean, que hay elecciones y, como siempre que las hay, ocurre lo mismo: que faltan sillas para tanto culo.

El espectáculo, como vemos, está asegurado.

Ahí están ya las bestias desatadas. Salen a la pista en pelota picada sin pudor alguno, enseñando lo que, mejor o peor, han intentado esconder antes. Y no sólo eso, ahora ya no hay razón alguna para guardar las mínimas formas. Unos se revuelcan con otros en un desenfreno instintivo que ni unos ni otros se creen, pero que les conviene tanto a los otros como a los unos. Mientras, los hay que se muerden sin piedad, con saña, hasta destrozarse… los unos a los otros y éstos a aquéllos.

¡Qué cosas se ven, Don Mendo! ¡Qué cosas se ven, Don Pero! Y ambos, al unísono: ¡Qué momento, qué momento!

Esta es la realidad de una España que ha vuelto al penoso punto de partida decimonónico, ese al que el Caudillo evitó volver mientras estuvo vivo. ¿Y después? Muy sencillo: el que venga detrás que arree… ¡idiotas! (esta última palabra es cosecha mía). Sí, España ha vuelto a aquel siglo que nos destruyó, y que se cerró con una guerra civil o de liberación, y del que el Generalísimo dijo que quisiera borrar de nuestra historia.

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Lo único interesante es que estamos viendo, viviendo y palpando lo que leímos en los buenos libros de historia que cayeron en nuestras manos a los que incluso no dimos crédito más de una vez porque creíamos que el autor, aún siendo de lo mejor, exageraba porque no llegábamos a creernos que aquello pudiera ser como nos decía. Hoy pedimos perdón a aquellos buenos autores por nuestra incredulidad y, más aún, les reprochamos que se quedaran cortos a la vista del espectáculo que contemplamos de primera mano.

Entonces, nuestro propio desvarío, decadencia, desunión y el Himalaya de traiciones de toda clase y condición provocaron que España perdiera las tres cuartas partes de su territorio nacional; porque Hispanoamérica y Filipinas eran España. Hoy, el problema, lo grave de este bochornoso y terrible espectáculo es que lo único que queda por perder es… lo que quedó de España, es decir, la raíz del que fue impresionante árbol, de tronco robusto y que tantos increíbles frutos diera, o sea, la tierra que pisamos, la casa en la que vivimos, el agua que bebemos y el aire que respiramos y… a nuestros hijos y nietos que carentes de mínima referencia están indefensos ante las fieras que se revuelcan o muerden entre ellas, por el momento, pero que pasadas las elecciones caerán sobre ellos cual lobos hambrientos sobre indefensas, descarriadas y dispersas ovejas.

De nuevo, porque no es la primera vez, aunque puede que sea la última, porque de seguir así no va a quedar ni rastro de nosotros, que los españoles son –¿somos?– presa de una locura colectiva suicida. Ocurrió cuando llamamos al moro para que nos ayudara a solucionar nuestros problemas y… se quedó casi ocho siglos, trastocando hasta nuestro ADN original. Ocurrió cuando nos dejamos seducir por la revolución gabacha tan alejada de nuestro verdadero ser y… nos costó América. Ocurrió cuando no quisimos aprender y, sin sucesión de continuidad, nos vendimos al yanqui masón y… nos quitó Cuba, Puerto Rico y Filipinas, lo último que nos quedaba de España, fuera de España. Sólo no ocurrió cuando por los errores de cálculo de nuestro enemigo secular y la intervención directa de la Divina Providencia se consiguió, eso sí a costa de sangre, sudor y lágrimas, evitar el “paraíso” socialista. La pérdida de la España africana fue más de los mismo, o sea, traición más que agresión externa. Hoy la situación es desesperada porque a la traición, y a la propensión al suicidio colectivo, se une la agresión de fuera, y, junto con el desbarre general, no parece que haya solución, al menos a la vista.

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Sólo los tontos pueden dejarse seducir por el espectáculo que vemos ante estas nuevas elecciones que, como en todas las anteriores, han destapado no ya sólo lo peor, sino lo que de verdad son los que a ellos se presentan. El último en salir que apague la luz.

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Aliena

Bueno, están ustedes muy obsesionados con las «provincias», Hispanoamérica y la Hispanidad, algo que, aunque por allí se nos amase tan entrañablemente ( ni por asomo ), sería insostenible. Aprendamos la lección de una vez, no consideremos amigo o aliado a quien no lo es y no lo ha sido jamás, resignémonos a que lo pasado, pasado está, y tal vez se pueda avanzar. Simpática la cita, aunque no sea exacta. Don Nuño: «Qué cosas se ven, Don Pero…» Don Pero: «Qué cosas se ven, Don Nuño». Y, en un acto anterior es don Mendo quien dice para sí: «Qué momento, qué momento…»
Nota: el moro NO trastocó nuestro ADN original y los análisis del mismo lo confirman. Ignoro por qué ponen ustedes tanto empeño en repetir y propagar algo que la Historia primero y la ciencia después han desmentido rotundamente.

Última edición: 10 meses hace por Aliena
Geppetto

Muy buenas apreciaciones
Una cosa, si le llevas la contraria a ewste colaborador del Español digital y de este diario corres el peligro de que te pongan de patitas en la calle.
No admite no tener razon

José Luis Fernández

¿Realmente se necesitan 135 políticos para la «Asamblea» de la Comunidad de Madrid?. En primer lugar, las Comunidades Autónomas no tienen razón de existir (lo cual ahorraría al Estado español las retribuciones de unos 40.000 políticos). En segundo lugar, la duplicación de las administraciones públicas en España, y el consiguientes aumento del número de funcionarios, suponen un pesado lastre para la economía española. Hace falta refundar el Estado español para que vuelva a ser un estado unitario, organizado territorialmente en provincias o en comarcas que no tendrían poder legislativo y que estarían gestionadas por funcionarios del Estado español, no por políticos. Simultáneamente, es necesario reducir el excesivo número de municipios (que actualmente son unos 8.100) reagrupándolos de tal forma que el municipio más pequeño tenga al menos 10.000 habitantes, para que pueda contar con todos los servicios necesarios para la vida actual; al igual que las provincias los municipios tampoco estarían gestionados por políticos sino por funcionarios del Estado español especializados en la gestión de entidades territoriales.

Ramiro

Así es, en efecto, y tiene mucha razón en lo que dice.
FRANCO gobernaba España con sólo 700.000 funcionarios, y con una estructura simple:
Gobierno, Provincias y Municipios.
Ahora, por ejemplo, en ARAGÓN tnemos que pagar y mantener las siguientes administraciones:
Central, o Gobierno de España.
DGA, o Gobierno regional o autonómico.
Provincias, que subsisten.
COMARCAS, invento de reciente creación, y que ya dan de comer a más de dos mil parásitos, llamados enchufados, y
731 Ayuntamientos, algunos con tan pocos vecinos, que caben en un taxis.
¿Ustedes lo ven normal…?
Yo, NO.
Y, sobre todo, es un gasto corriente improductivo, y absolutamente inaguantable para la economía regional y nacional.

Hakenkreuz

Los recursos del Estado con Franco (1936-1975) fueron esencialmente los beneficios de empresas públicas (CAMPSA, Telefónica, Iberduero, SEAT, Renfe, Iberia, Correos, astilleros, industria pesada, industria militar, constructoras, etc.), la contribución local (IBI), impuesto al lujo y tasas y precios públicos (sellos y timbres de documentos públicos y notarios, peajes de autopistas, honorarios de colegios, institutos y universidades por ejemplo). Aparte del error político económico y nacional de la Seguridad Social (generalizado por el mundo occidental, aunque muy eficiente en tiempos de Franco), infraestructuras, equipamiento público, justicia, sanidad, educación, servicios públicos, FFAA, policía, guardia civil, funcionariado, y legislación, mucho más reducidas que hoy, se financiaban con los citados recursos sin apenas déficit ni deuda pública, con inflación controlada siempre y con desempleo involuntario inferior siempre al 5% y de poca duración, con poca emigración exterior definitiva, además de salarios en términos reales que no pararon de crecer a buen ritmo, a diferencia de los últimos cuatro decenios, en los que la democracia no para de manufacturar pobres por lotes de cientos de miles a un ritmo cada vez mayor. Por eso España llevó a cabo un proceso ininterrumpido e inédito en su historia de convergencia en PIB per cápita con los países más ricos del mundo en su tiempo, y no después, pues con la muerte del Caudillo, murió también esa magnífica tendencia de prosperidad. Con Franco murió la convergencia económica y comenzó la divergencia económica con los más ricos y la letal caída en picado de la natalidad y la nupcialidad, entre otras muchísimas catástrofes nacionales y económicas de decadencia sin freno y de degeneración cada vez más amplia, aunque lo vendan todo como la maravillosa transición a la maravillosa democracia que nos trajo la «libertad, libertad, chiquilla libertad» que durante cuarenta años no tuvimos ni en sueños y que la libertad no es otra cosa que votar a quien a uno le de la gana. Ese impresionante proceso de crecimiento económico solo fue superado por Alemania durante el III Reich (especialmente en tiempos de paz, entre 1933 y 1939. No existe un período de tiempo tan corto de tan extraordinaria prosperidad económica generalizada, especialmente de los más pobres, hambrientos en tiempos de la corruptísima democracia republicana de Weimar, incluso entre extranjeros que fueron allí a trabajar, y de prosperidad nacional en toda la historia, objeto de envidias incendiarias desde el exterior, que no paró de conspirar para acabar con ella) y Japón tras la guerra mundial, pero con una ventaja que no tuvieron ni las naciones beneficiadas del Plan Marshall (a Japón se le permitió copiar patentes tecnológicas USA, se le permitió un comercio libre en USA, manteniendo un proteccionismo implacable, todo en el contexto de la guerra fría), no digamos ya la marginada y castigada España, ni ha tenido jamás nación alguna, por lo que el crecimiento de Japón y de los «cuatro tigres asiáticos» no fue más que una concesión artificial de USA.

Hakenkreuz

Un estado unitario ahorraría mucho dinero público, desde luego. Pero a los políticos no les conviene. Y los políticos son votados por el 63% de los españoles (y no españoles con nacionalidad) en las últimas elecciones. Las autonomías son foco de corrupción ilimitada, pero los políticos y sus prostituidos comprados (votantes) viven de ellas, robando con impuestos especialmente a los más pobres (lo del impuesto autonómico de sucesiones y donaciones clama al mismo Cielo). Por todo ello, no se pueden suprimir las autonomías salvo ganando una guerra, no unas elecciones. De hecho, la CE de 1978 hace muy difícil eliminar el capítulo VIII. Y los propios políticos, tan votados aún, ni tan siquiera proceden a fusionar comunidades autónomas (Madrid y Castilla y León, por ejemplo, incluso estas dos con Galicia y La Rioja, Andalucía y Murcia, etc.), que sería un procedimiento perfectamente legal que no requiere mayorías parlamentarias. La fusión de autonomías es posible sin referendum, como tampoco lo requirió su constitución. Pero los políticos y sus votantes no quiere ni eso.
Por otra parte, los que formamos el 37% de no votantes, sí podemos hacer algo al respecto: la insumisión fiscal. A un perseguido por la AEAT (Hacienda), lo meten enseguida en la cárcel. A dos millones ni en sueños. Con insumisión fiscal se acabó el estado de corrupción democrática actual. Eso sí, hace falta valentía. Y de eso…

Angel Boya Balet

Magnífico artículo tanto en su fondo como por su calidad literaria.
¿Qué añadir?

¡Que venga un nuevo Pelayo para reiniciar la RECONQUISTA, el reencuentro con nosotros!

Hakenkreuz

Señor Bendala:

Ustedes, los de VOX, conservadores, afirman, sin faltarles en absoluto la razón, que PSOE hoy es ETAbildu, PNV, ERC golpistas del odio antiespañol de Cataluña, comunistas narcobolivarianos y bolcheviques de podemaoes, enemigos de España, destructores de España, etc., que el PSOE es la cabeza de una serpiente roja y antiespañola. Bien. Así es, los hechos no se discuten. Pero frente a satanás y sus vástagos, que son esos, ¿qué hace su conservador partido VOX? ¿venderse como una puta al PP? ¿Ahora VOX=PP? ¿El que vota a VOX vota PP como el que vota a PSOE vota a BilduETA y golpistas ERC, Podemos, etc.?

Odio la democracia porque es un sistema fundamentado en la mentira, el engaño, la hipocresía y la manipulación, es decir, es un sistema de satanás, padre de la mentira, en todo tiempo y lugar, porque es un sistema de prostitución generalizada como la Puta de Babilonia, que entrega su soberanía a la Bestia satánica, pero no entiendo esa «lógica» del partido conservador democrático y constitucionalista VOX, ahora que puede coger de los huevos al PP y obligarle retorciéndoselos a placer a cumplir íntegramente las exigencias de VOX o entregarse como la puta lgtbi+ y 2030 que es al PSOE para que VOX no gobierne y para que los propios votantes del PP se den cuenta de que sobra el PP con VOX justo antes de las generales. Precisamente, ahora VOX, debería ser extremadamente intransigente y exigir la totalidad de su programa de modo incondicional, independientemente de los puestos, que eso debería ser lo de menos si lo que se pretende es hacer lo que a España le conviene. ¿Por qué no aprovecha estos días hasta las generales para obligar al PP a hacer lo que conviene a España y no a los lobbies satánicos? Ahora VOX, en estos días, tiene la oportunidad pintiparada de destruir a su rival y constituirse en única fuerza de derechas de España. Que fuerce al PP a pactar con PSOE, para que el votante del PP desista de su empeño en seguir engañado y vasculen todos hacia VOX en las próximas generales. Ahora VOX tiene la sartén por el mango. Si obliga al PP a pactar con PSOE en las comunidades y ayuntamientos, el votante del PP ya sabe a qué atenerse en las generales. Y eso lo debería aprovechar VOX sin titubeos. En fin, los demócratas cada día son más incomprensibles. Parecen mercaderes buscando el mejor negocio posible sin importar dignidad, ni valores, ni nada de nada salvo el puesto y el dinero público. Qué asco. Antes morir que votar. Que reine Dios lo antes posible.

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