24/06/2024 14:09
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Vamos hoy con este peliagudo tema que está tan de moda porque la pandemia nos ha dejado con las vergüenzas al aire. Los izquierdosos, incapaces de reconocer el fracaso de estos 45 «gloriosos» años de democracia, le echan la culpa al franquismo de que nos hayamos convertido en la tasca de Europa. Hace falta tener la cara de hormigón armado.
 
A nosotros que no nos echen la culpa,hombre. En los años en que el Caudillo regía los destinos de la patria, los Barreiros, los Pegasos, los Ebro, las Derbys, las Puch, los Seat, etc, etc, corrían y pupulaban por nuestras carreteras. Hoy en día que queda de eso? Nada.
 
Todo empezó con ese «fenomeno» que fue Felipe González. Nos metió deprisa y corriendo en la CEE al precio de desmantelar toda la industria española. (Dejemos lo del sector primario para otra ocasión) y nos convirtió en el lugar «que mejor se sabía vivir» del mundo mundial.
 
Y todo se convirtió en una fiesta. Celebración tras celebración, bien regadas de alcoholes y porros, nuestros jóvenes fueron perdiendo el espíritu de sacrificio (hoy es el aniversario de Krasny Bor) y empresarial, entregados a una interminable lúdica orgía.
 
Las empresas de tradición familiar se vendían a los extranjeros para invertir ese dinero en la construcción y en hacer chiringuitos en la costa. Los extranjeros cerraron inmediatamente estas empresas para que no hicieran competencia a los productos de sus países.
 
Se persiguieron a los hombres prominentes de España, ay, ese informe Royuela, con el fin de que no surgiera ningún líder social que pusiese fin a la «fiesta» y al latrocinio.
 
Y nuestros jóvenes se quedaron sin referentes y se dieron a la vida fácil. Para que sacrificarse en prepararse y en montar empresas cuando en la construcción te pagaban 3000 euros al mes.
 
También vino el ataque a la excelencia con leyes de educación que minusvaloraban el mérito y la autoridad del profesorado. Cada vez más aberrantes. Con la santificación del sexo presentes en todas ellas.
 
Y así nos encontramos hoy en día, de aquellos polvos vienen estos lodos. Han dejado de venir los extranjeros a  «divertirse » a España por culpa de la pandemia y nos encontramos con que ya no nos queda nada con que poder subsistir. El invento del boom de la construcción aznarí y el chiringuito playero felipista se han caído como un castillo de naipes.
 
Ha sido todo un proceso de degeneración moral de nuestra juventud en estos 45 años. Ahora sufrimos las consecuencias y el hambre empieza a llamar a nuestras puertas.
 
No hay líderes sociales, salvo el acosado Amancio Ortega, que guíen a nuestros jóvenes por el camino del sacrificio, el emprendimiento y la innovación. La desmoralización es pues evidente y preocupante.
 
Y lo peor, los causantes de esta ruina siguen en sus trece, odiando todo lo que sobresale de esta mediocridad por su valía y esfuerzo.
 
Los pocos valientes que han sobrevivido a esta hecatombe son axfisiados a impuestos y cargas y piensan también en abandonar la lucha.
 
Por ello es necesaria una revolución que acabe con la Constitución del 78, alma mater del latrocinio instaurado, y con este lamentable estado de cosas.
 
No voy a ponerme pesado en decir las medidas que habría que ir aprobando, lo dejaré para otros artículos, además están expuestas en mi libro Contra  la despoblación (Europa en la encrucijada), voy a insistir en la falta de nervio competitivo de nuestros jóvenes, intoxicados de fútbol, alcohol y drogas, y en la falta de espíritu patriótico y revolucionario que ello implica.
 
La «fiesta» felipista ha acabado dejándonos en la miseria. Es hora de insistirle a nuestra juventud en los valores del mérito y del esfuerzo. Para que pongan su mente en empresas nuevas y avanzadas.
 
Los emiratos árabes quieren mandar un satélite a…MARTE. Los chinos y los hindúes también. ¿ Que coños (con perdón) estamos haciendo nosotros aparte de ver fútbol y fumar porros?
 
Hay que promover la investigación espacial. Que nuestros ingenieros se curtan en este campo y luego creen empresas punteras con la experiencia adquirida.
 
Me llaman ya para ir a comer. Pero antes quiero decirles que este proceso de 45 años de degeneración nacional que nos ha llevado al paro y a la despoblación tiene sus días contados. Yo creo sinceramente que con esta pandemia la gente por fin se ha dado cuenta del timo y reaccionará por fin.
 
Creo que en cuatro o cinco meses se producirá la explosión Social que venimos vaticinando desde estas trincheras.
 
Por ello hemos de redoblar nuestros esfuerzos.  Para que no nos dejemos ir la ocasión. Hoy el mal tiempo ha dado una tregua y tengo enfrente un pajarico que con sus trinos me llena de ánimo y vigor. Pues es el preludio de la ansiada primavera. Espero que tras estos cinco meses llegue por fin la nueva primavera a España. Nos hemos dado cuenta de nuestros errores y es hora de rectificar.  Un maravilloso amanecer puede presentarse si dejamos nuestro orgullo y soberbia y recapacitamos.
 
Que los jóvenes se den cuenta de que hacen falta unos nuevos dirigentes con auctoritas. Que aunque sean un poco rígidos son los que nos han de llevar por buen camino. Y que los trileros que han estado 45 años estafándonos se vean de una vez relegados al olvido.
 
El trigo está verde, premonición de una buena cosecha para este año si llueve un poco en Abril. Las quejas de mis vecinos por la situación de astenia empresarial del país son la premonición de nuevos y mejores tiempos. Que así sea.

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REDACCIÓN
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