15/05/2024 00:03
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Pero llega tarde y con rencor

El ministro socialista de la presidencia Bolaños, anunciaba el jueves, seis de octubre actual, la inminente exhumación del cuerpo de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española y fusilado por el Frente Popular en 1936, víctima del odio y el sectarismo de las izquierdas marxistas. El ministro  declaraba esta resolución, derivada de la perversa Ley de Memoria “democrática”, en un tono que a nosotros nos parecía dicho desde la satisfacción personal y de partido, pero a juício de Falangistas Ciezanos, esa decisión llega tarde y lo que es peor, viene desde un odio incomprensible en personas que ni siquiera vivieron una  dura posguerra, y lo que nos enerva más, untada con un tinte sectario que no tendría cabida en una democracia normal.

      Para nosotros, falangistas de a pie. sin ataduras de ningún tipo, esa exhumación anunciada no nos va a producir revulsivo alguno, pues como seguidores de una Falange libre, siempre defendimos que a José Antonio lo encerraron en el Valle, que por ser un deseo del anterior Réfimen no nos sentíamos cómodos,. Habría que recordar a este portavoz socialista las manifestaciones, discursos  y pancartas que en muchas ocasiones desplegábamos, en las que exigíamos a las autoridades de entonces, sacar a José Antonio de la Cárcel de Cuelgamuros. Pero claro, la diferencia es que nosotros -que éramos sus seguidores-, no lo queríamos allí por motivos de honestidad política, y de ninguna manera por causas revanchistas y de odio.

          No vamos a maldecir a nadie por esta exhumación, que muchos falangistas solicitábamos hace más de cuarenta años, sino porque en esta ocasión este proceder viene sustentado por una política de absurdo revanchismo impropia de una sociedad que aspira a superar viejas  dicotomías. Ahora solo cabe que este gobierno, actúe  con  la decencia y el respeto que merece no José Antonio, solamente, sino cualquier persona que descanse    definitivamente en cualquier lugar. No queremos privilegios, pero tampoco impunidad para la indignidad.