20/05/2024 21:51
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Lo de la organización comunista PODEMOS, es un caso paradigmático que merecería un estudio en profundidad y algunas reflexiones que lejos del trazo grueso, despejen dudas de su más que incierto futuro. En pocas ocasiones, una organización política generó tantas ilusiones y expectativas, como la dirigida con mano férrea por Pablo Iglesias y su actual pareja, en tan poco espacio de tiempo. La caída está siendo directamente proporcional a su auge, así como el rechazo y el asco que producen. En honor a la verdad, a mí nunca me engañaron, siempre tuve muy claro los que estaban detrás del 15 M. Charlatanes, vendedores de humo con soflamas simplistas, mucho cuentista, algunos bien intencionados, unos pocos incautos y una gran masa de gente deseosa de creerse obviedades y simplezas sobre un mundo mejor, todo ello entre mezclado con oportunistas que vieron en ese movimiento su posibilidad de medrar en política, después de sus continuos fracasos en la izquierda convencional. Se nos presentaron como un movimiento transversal, que venían a regenerar la política, ellos eran la nueva política, frente a lo viejo y caduco del resto. Poco tardaron en coger los vicios de la antigua política, poco tardaron en parecerse a todo aquello que decían detestar.

El que por un tiempo fuera un carismático líder, con una verborrea fácil, aguda y afilada, pronto se convertiría en una caricatura de sí mismo, comportándose como el líder de una secta, rodeándose de hembras a las que dejaba despechadas o colocaba en puestos de responsabilidad, según las circunstancias. Un autentico macho alfa de la manada que no admitía la mas mínima critica a su gestión, sin dejar posibilidad alguna a la disidencia. En tiempo record se paso de la ilusión inicial, a la desbandada generalizada. Deserciones, abandonos y persecuciones sin cuartel ni piedad a todo aquel que osara discutirle cualquier asunto, por minio que este pudiera parecer. El macho alfa se quedó solo sin nadie que le hiciera sombra, rodeado de pelotas y adláteres sin posibilidad alguna de discutirle su puesto dentro de la manada. La transversalidad que nos vendieron, se esfumó con la misma rapidez que llegó, reconvirtiendo la organización y eso que pomposamente llamaron los círculos, en un partido con todos los componentes de la izquierda más rancia y casposa de nuestro país. Lo nuevo añoraba lo viejo y lo peor de nuestra historia. Banderas rojas con hoces y martillos, trapos tricolor, los manidos eslóganes anti clericales, puño en alto cantando la internacional, alabanzas a la Unión Soviética y su régimen de terror, acuerdo con el Partido Comunista y un blanqueamiento de toda organización terrorista, separatista o independentista, por muy pintoresca que esta fuera. La posibilidad de una izquierda patriótica en España, se esfumo  rápido, y las formas del macho alfa recordaban mucho la de los viejos líderes soviéticos al estilo del matrimonio Caucescu en Rumania. No bastaba con compartir cama, era necesario compartir cargos en el partido y puestos en el gobierno. Lo único verdaderamente transversal en PODEMOS es el nepotismo y la corrupción. Colocando a amigas, amantes o queridas en puestos de alta responsabilidad, fuera o dentro del partido, enchufando a colegas de universidad o de los antiguos negocios en Venezuela, produciendo el sonrojo de propios y extraños. 

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Pablo Iglesias simboliza en si mismo todo lo que criticaba y que dijo que había venido a cambiar. Colocó a la borrica de su pareja en el consejo de ministros como parte de la cuota de su manada, no tardando mucho, se subió el sueldo, se compro la mansión  de Galapagar en condiciones muy privilegiadas y no accesibles a cualquiera, abandono su querido barrio y a su gente, se convirtió en un burgués de formas toscas y rudimentarias, en un nuevo rico con chofer, escolta, servicio domestico y niñera con sueldo millonario, y todo ello pagado con el dinero de todos nosotros, con dinero público y aderezado con permanentes escándalos de su demostrada incompetencia. Pablo Iglesias y su manada no son ejemplo de nada y han acabado con toda esperanza de que por fin en España tuviéramos una izquierda digna y respetable, han matado toda ilusión de aquellos ilusosos que en algún momento imaginaron, llegaron a pensar que quizás la izquierda podía cambiar el curso de la historia, de su propia historia. No se engañen, la izquierda es un bluf, mienten, tergiversan, se aprovechan de incautos para sustituir un mal por otro igual o peor al conocido.