03/12/2024 18:16

La fundación de la nación judía o hebrea, el Estado de Israel, tiene un origen tan remoto que se puede encontrar en la biblia, en específico en el libro del Éxodo. Moisés es el héroe de la historia. Moisés, el hebreo, que desciende de los patriarcas Abraham, Isaac, Jacob y José, virrey de Egipto. Moisés era parte de la segunda generación de israelitas nacidos en Egipto, y su historia tiene inicio en el suceso en el cual la vida de los primogénitos de Israel, corre riesgo letal, pues el Faraón ordena que todos los varones quienes gozasen del derecho de la primogenitura, deberían ser exterminados, pues los arcanos así lo designaron debido a la profecía que los consejeros del Faraón tenían bien clara.

Moisés hijo de Amram y de Jocabed de la tribu de Leví, fue «salvado por las aguas», como la etimología de su nombre lo ratifica. Nombre que de hecho contiene la profecía, pues reivindica que Moisés o Moshé, en hebreo, sería quien liberaría al pueblo israelita; su pueblo, de la esclavitud en la que se encontraba. Y, precisamente, quien rescata al niño hebreo, es la hija del Faraón, el líder más importante de la tierra en aquellos días. Mosyteu «Porque de las aguas lo saqué», de allí el nombre Moisés, dado por su madre putativa Bithiah o Batyah, que quiere decir «hija de ÉL».

Sobre la madre adoptiva de Moisés, se sabe que incluso se le conoció por el apelativo de Iehudiah, en hebreo «la judía». Y, es que, narra la historia que ella, la hija del Faraón, hizo parte de los egipcios que se convirtieron a la religión monoteísta, dejando el politeísmo, y acompañando al pueblo israelita en su Éxodo hacia la tierra de Canaán, luego Israel.

Larga es la historia en el desierto. Allí Israel convergiría en nación. En el Monte Sinaí, sucede el acontecimiento más importante de la biblia y del pueblo judío, esto es, la entrega de los diez mandamientos, que conformarían el Arca de la Alianza, que bien vale todas las riquezas de la tierra. Asimismo, es en el Sinaí en donde ÉL de Israel, se deja percibir ante la presencia de los israelitas y los egipcios que salieron junto a Moisés. En el Sinaí, todas las naciones vieron, escucharon o les llegó la historia, sobre la aparición de la presencia divina en la tierra.

Por medio de diez plagas, que van desde la conversión del agua en sangre hasta la muerte de los primogénitos, ÉL permitió a Moisés y a Aarón que, por medio de una magia divina, liberaran a Israel de la esclavitud material e inmaterial, y cumplió con la promesa hecha a Abraham y a su decendencia de darles una tierra, la Tierra Prometida.

Otro suceso maravilloso, e inigualable en la historia bíblica y de la historia en general, es cuando Moisés como objeto de su Creador, abre las aguas del Mar Rojo, para salvar a sus hermanos de un destino final, bajo las espadas del poderoso ejército egipcio. Si bien, no es sería la última vez que algo así sucedería, pues posterior a esto, el profeta Elías, también sería capaz de interceder sobre las aguas, haciéndose camino en tierra seca en medio del Rio Jordán.

Al igual, el hecho del «becerro de oro» símbolo y casi epítome de la idolatría de los pueblos antiguos de Oriente, se repetiría en la historia de Israel. El caso más prominente tiene lugar en el desierto, en el valle del Monte Sinaí, cuando el pueblo de Israel instado por los egipcios que se unieron al éxodo, deciden fundir el oro que lograron sacar de Egipto para construir una deidad material. Un becerro de oro, al cual poder adorar, regresando a la tradición pagana y politeísta. Vale mencionar que fue Aarón quien construyó al ídolo de oro. Aarón hermano mayor de Moisés y primer Sumo Sacerdote de Israel, cumplió los deseos del pueblo, que había perdido la paciencia y la fe en Moisés y su Dios. Demostrando así que la lucha contra la idolatría y la esclavitud es una constante diaria, que no excluye a los hijos de Israel. Moisés al ver que su pueblo había retrocedido a la idolatría, decide romper las tablas que ÉL le había dado.

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Sin embargo, hubo una segunda chance, y subió de nuevo a un terreno superior tanto material como espiritual en donde se encontraba el Más Alto, y obtuvo de nuevo el Decálogo o las Diez Palabras, que cambiaron la historia de la humanidad. Este Decálogo, además de hacer énfasis en la importancia monoteísta y de ir en contra de todas las formas posibles de idolatría, al punto de la iconoclastia, que será luego asimilada por los musulmanes, aunque no por los cristianos, pero que constituye la forma pura de la antítesis de la idolatría.

Tiempo después fue Jeroboam, hijo del rey Salomón, quien irguió un becerro de oro en Betel y otro en Dan, ambos extremos de su reino. Esto llegó a ser un gran pecado, pues se rendía culto a ídolos inmateriales de una tradición ajena a la de Israel.

La «Ley Mosaica» o «Ley de Moisés», es decir, el Pentateuco o Torá, es la columna vertebrada del judaísmo, y, además, la base del cristianismo, entendido como Antiguo Testamento, fue entregada en el Monte Sinaí, a Israel y también a toda la humanidad.

Éxodo también es la novela «bestseller» de Leon Uris, en donde se basa en el barco Éxodo 1947 (antes «President Warfield»), y en la fundación del moderno estado de Israel. Allí Uris, expone el drama que vivieron los más de 4.500 sobrevivientes del Holocausto, que se embarcaron en un plan de huida o éxodo, hacia el antiguo Mandato de Palestina, el cual estaba bajo jurisdicción británica. 

Era la organización «Mossad Le’aliyah Bet», perteneciente a la Haganá, y encargada de promover la «Aliyah Bet», esto es, la inmigración clandestina de los judíos al Mandato de Palestina entre 1920 y 1948. De hecho, varias vidas se perdieron bajo las aguas, pues los británicos interceptaban la mayoría de los barcos que buscaban llegar a buen puerto. Aunque por lo general, los judíos que huían en este éxodo hacia la añorada Israel, eran deportados a los campos de refugiados de donde venían, principalmente, en la vecina isla de Chipre.

La historia del SS Exodus o Exodus 47, a pesar de tener un final amargo, pues de esas más de 4.500 personas que esperaban asentarse en la tierra de Israel, luego de haber vivido el horror de la persecución, maquinaria y exterminio nazi, no lo lograron. En aguas territoriales del hoy Israel, fueron atacados por buques de guerra. El resultado fue de dos asesinados y de otras decenas de heridos. Sin embargo, el Exodus, llegó hasta el puerto de Haifa, pero, de allí, los ocupantes fueron obligados a embarcarse en navíos de la armada británica con destino final, de regreso a Europa. La tripulación del Exodus que había zarpado de Francia, dio a parar de nuevo allí.

En Francia de regreso, la Haganá insto a sus tripulantes a no desembarcar, y más bien a protestar por medio de una huelga de hambre. Las autoridades francesas resolvieron no obligar a la tripulación a descender, lo que dejaba a los británicos en una posición muy complicada. Aquel dilema, que hizo sentir a los británicos como en una acechanza, los llevó a optar por regresar a estos supervivientes de la Shoah (Holocausto en hebreo) al lugar en donde hubo lugar para una atrocidad tal como la fue el Holocausto. Alemania, en específico Hamburgo, en donde su puerto fue el final del intento de éxodo en el Exodus. Los británicos obligaron a estas gentes que lo perdieron todo precisamente allí, a que descendieran de sus embarcaciones. Varios de los forzados eran huérfanos, quienes habían perdido incluso hasta a la totalidad de sus familias. En Alemania no tuvieron más que dirigirse de nuevo a campos de refugiados.

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Lo del Exodus fue una gran tragedia, pero no peor que la del Struma, un navío antecesor también de escape, huida o éxodo. El Struma, fue un buque rumano, que llevaba a casi 800 judíos que, en 1942, en plena Segunda Guerra, huían buscando un mejor destino al de la Rumania colaboracionista y ocupada por los nazis. Y, no se equivocaban, pues de los 800 mil judíos que vivían en Rumania, al menos 420 mil fueron asesinados en apenas tres años durante el Holocausto. De los judíos deportados de las regiones de Besarabia y Odessa no quedaría mucho.

El campo de concentración de Bogdanovka, en aquel entonces Rumania, y hoy en día Ucrania, es testigo del exterminio de más de 40 mil judíos que fueron asesinados entre fusilados, quemados y congelados, varios cavando las fosas para sus propios hermanos.

La orden de acabar con todos los prisioneros fue dada por el consejero alemán del gobierno rumano del distrito y el comisionado rumano del distrito. En aquel genocidio participaron tanto por soldados y gendarmes rumanos, civiles ucranianos de Golta y alemanes étnicos locales, bajo el mando de la policía regular ucraniana, Kazachievici.

El Struma, un viejo navío de casi 75 años, sirvió para dar algo de esperanza a los 781 tripulantes, quienes pagaron un alto coste por tener un lugar ahí. Por lo menos cien eran niños o bebés. Del puerto de Constanza en el Mar Negro, zarpó para no volver esta embarcación. El Struma tenía como destino desembarcar en la costa del hoy Estado de Israel, mas, su defectuoso y desgastado motor junto con la mala suerte que se juntó, y luego de bregar por hacerle andar, incluso tuvo que regresar a Rumania, solo lograría llegar hasta aguas turcas, y fue allí donde pereció, cuando un torpedo de un submarino soviético por orden de Stalin lo destruyó. De la totalidad de pasajeros del Struma, solo sobrevivió uno.

El 7 de octubre del 2023, comenzó un nuevo éxodo, que comparte con el éxodo bíblico, el ideal de la liberación y de la libertad. Luego de la masacre y del genocidio que aconteció aquel día en el sur de Israel por parte de Hamas, sus aliados, financiadores y simpatizantes, y, que tenía como fin la aniquilación de todo el que estuviera presente en ese lugar, solo por ser judío o por hacer parte del Estado de Israel de la forma en que lo fuere, estando allí. Así mismo, hay similitud con el Exodus y con el Struma, pues el solo hecho de no poder atracar en un puerto ideal, en este caso Israel, conllevó a la fatalidad, pero a pesar de todas las pérdidas que ha tenido Israel, incluyendo a los más de 1300 civiles israelíes y de las demás nacionalidades que fueron asesinados de forma reciente, la resiliencia y la esperanza no deja de estar presente. Tal como en Egipto, en donde los israelitas fueron cautivos, de los secuestrados que quedan en Gaza, se espera un milagro como el de la división del mar, para que regresen a casa. Y, permanece el sentimiento para que haya paz, Shalom en hebreo; Salam en árabe, y Salem, propio de Jerusalem «Ciudad de la Paz», llena de historias y también de disputas, capital de un mundo físico y a su vez de un mundo inmaterial; espiritual. Que el éxodo traiga consigo la liberación de todos quienes lo necesitan, y en especial de los que se encuentran como rehenes, como esclavos, como secuestrados. Que pronto allá paz.

Twitter: @rosenthaaldavid

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David A Rosenthal
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1- El Holocausto es la Crucifixión de Jesucristo Nuestro Señor, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, por la condena de las autoridades y el pueblo de Jerusalén de Judea, de los propios judíos fariseos que pidieron a Pilato su crucifixión, obteniéndola sin tener más cargo contra Él que el declararse Hijo de Dios. Son los judíos, los que han perpetrado el Holocausto, el pueblo asesino de Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, aparte de primer perseguidor de la Iglesia. El pueblo judío es el pueblo deicida.

2- ¿»Maquinaria y exterminio» nazi? ¿Cuánto tarda cualquier ser humano por muy duro y fuerte que sea, judío incluido, en morir tras unas alambradas, vigilados por guardias armados, a la intemperie en pleno invierno en el este de Europa, con temperaturas medias de varios grados bajo cero, nevadas, heladas, y sin ningún agua y alimento? ¿Podría tardar en morir en esa situación más de un año, dos, tres, cuatro y cinco años, tiempo que muchos supervivientes afirmaron haber estado cautivos? Desde luego, los soldados del Ejército Rojo capturados durante la invasión alemana en masa no duraron tanto (por cierto, llenos de judíos en sus filas y entre sus comisarios, a los que sí se ejecutó por orden expresa de Hitler. Pero ojo a esos comisarios y sus fechorías con su propia gente…)¿Y si la respuesta es no, cómo hubo sobrevivientes sin exterminar de la «maquinaria de exterminio nazi» si el plan era «exterminarlos a todos» según la «solución final nazi» tal como la ley incluso establece en varios países de Europa?¿No sería que en lugar de exterminarlos, los nazis los emplearon como mano de obra esclava malnutrida para que supliesen en la industria los huecos de los hombres llamados a filas para luchar en los frentes a medida que subía el número de bajas?¿Y lo de las cámaras de gas y el Zyklon B, ya no cuenta para la historiografía actual, o ya se ha descubierto que no era nada más que para desinsectar uniformes y prevenir la propagación del tifus?¿No será que la propaganda de los comisarios del macro genocida Stalin es mentira gigantesca? Después de todo, no se olvide que los comunistas siempre culpan a los demás de sus propios crímenes y genocidios (fosas de Katyn y cientos de muchas otras, por ejemplo). O se miente muy mal, pésimamente, o no hace falta mentir mejor para los más limitados cerebros de la tierra, para el coeficiente de inteligencia medio actual por debajo de cincuenta, que creen todo lo que diga la televisión política y el cine judaizado hollywoodiense tanto como los santos creyeron los dogmas cristianos.

3- ¿Por qué se silencia el exterminio cierto de judíos por millones perpetrado por Stalin y sus comisarios del NKVD y del Ejército Rojo, incluso antes de la guerra, durante la colectivización forzosa, la industrialización esclavizante «acelerada», las sangrientas requisas generalizadas (y los judíos atesoraban mucho oro y joyas según los bolcheviques), el holodomor, las torturas y asesinatos en masa en las cárceles, las deportaciones masivas por millones a los gulags y a Siberia (la famosa provincia judía a 10 grados bajo cero en verano y con suelo helado), el gran terror, las purgas, etc. ?¿Stalin tenía gran cariño a los judíos, los protegió realmente, los promovió en la URSS, no era racista Stalin seguro?¿Stalin «liberó» a los judíos de qué opresión?¿Acaso es más rentable políticamente cargar a la «maquinaria y exterminio nazi» esos crímenes de la Rusia satánica que extendió sus errores por el mundo con la complicidad de las democracias? ¿Para los judíos no resulta tan condenable tanto el exterminio de judíos en la URSS, en gulags, campos de trabajo, chekas, etc., como los muertos en campos de concentración alemanes?¿Por qué los judíos silencian totalmente los crímenes contra su pueblo de los soviéticos y multiplican en número con propaganda embustera los de la «maquinaria de exterminio nazi»?¿Los judíos lloran sus muertos de modo selectivo, a conveniencia o siguen con esa máxima de lamentar hipócritamente el asesinato de todos y cada uno de los profetas por parte de sus padres y antepasados?¿Y los kapos judíos de los campos de concentración, se portaron bien con su pueblo?

4- ¿Que los obligaron ingleses a volver a «campos de refugiados» incluso en Alemania?Claro, ya empieza a concordar todo. No, si no hay una mentira que dure mil años. ¿No sería el exterminio verdadero de los judíos una obra de inmediata post guerra, especialmente perpetrada por los comisarios rojos, achacada a los «nazis» ya derrotados, tanto en el este, como en el oeste de Europa? ¿Realmente Stalin, Churchill y Roosevelt «liberaron» a los judíos supervivientes a la «maquinaria y exterminio nazi»?¿Seguro que no los asesinaron y culparon de ello a los nazis derrotados ya? Mucha ocultación histórica hay aquí, mucha falsa prueba, mucho paniaguado profesor de historia universitaria para contar propaganda, mucho engaño, mucha manipulación, mentiras por torrentes y no se atreve nadie a sacar la verdad de los hechos a la luz, la que no transgrede la lógica más elemental. ¿Qué trato tuvieron los judíos bajo dominio del Ejército Rojo de Stalin a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, a partir de mayo de 1945, especialmente en los países del este de Europa?

5- Es decir, que alemanes, rumanos y ucranianos, según la novela de terror esa, dieron la supuesta orden de exterminio de judíos (aunque necesitaban mano de obra para las industrias de modo apremiante a medida que avanzaba la guerra y se necesitaban cada vez más hombres alemanes en el frente). Y aún así sobrevivieron casi la mitad (800-420 mil). ¿Fusilados y no había munición suficiente en muchos frentes? Congelados sí concuerda (a la intemperie), pero ¿no fue general la congelación, no se les dejó a todos a la intemperie sin comer ni beber? ¿Quemados? Sería muertos, como en los tanatorios actuales, no quemados vivos.
Y los trenes, durante la guerra, que eran demandados en mucho mayor número en los frentes, especialmente en Rusia, para transportar refuerzos, armas, munición, alimentos, equipo y todo tipo de aprovisionamiento, que sufrían bombardeos, averías, que consumían muchos repuestos y carbón, ¿estaban para transportar judíos de un lugar para otro simplemente para exterminarlos?¿Y qué necesidad había de ello si el verdadero propósito era exterminarlos? Lo dicho, se miente, en historia, como en política, como en negocios, cada vez peor, porque no es necesario hacerlo mejor. La mentira ya es de la familia ya se da por hecho que mentir es la forma más común de vida. Aterrador. Como en tiempos de Eva y Adán tentados por la serpiente embustera.

Hakenkreuz

La cuestión de la guerra entre judíos e islamistas no es sobre lo que he escrito, sino sobre la versión oficial del odio al nacionalsocialismo por el denominado «holocausto» o supuesto exterminio deliberado de la población judía de Europa.

Lo que he pretendido transmitir es que no es, ni de lejos, del más mínimo sentido común y lógica elemental esa horrorosa acusación que cae sobre los «nazis» de haber exterminado a 6 millones de judíos y personas con otras características (gitanos, homosexuales, etc.), que han mentido de mala manera y que la versión oficial del «holocausto» supuesto, no hay ni por donde defenderla.

Se ha mentido en el número (cuantitativamente. Por ejemplo, en Auschwitz hay hoy una placa política que afirma que allí se asesinaron a millón y medio de judíos, antes hubo otra que afirmaba que fueron asesinados allí cuatro millones. Pues bien, los «nazis» llevaban registro con nombre y apellidos de todos los presos que allí entraban, pasaban lista y los controlaban rigurosamente para evitar su fuga y que se unieran a los partisanos. Si los registros del Reichbahn recientemente abiertos al público, no reconocen ni siquiera 400.000 prisioneros en toda la vida del campo bajo dominio alemán (1940/1945), si solo reconocen una fracción menor a 1/3 de muertos, mayoría de tifus y enfermedades debidas a la malnutrición, pocos ejecutados, ¿cómo pueden haber muerto allí millón y medio como hoy afirma la placa de la entrada al campo?), en la el desarrollo de los hechos (exterminio en cámaras de gas con Zyklon B, matarratas, a 2000 diarios en Auschwitz, nada menos, como si el hambre y el frío no pudiese matar rápidamente a todos sin traslados y sin tropas que vigilarles tras unos pocos días, tan necesarias en los frentes, si tal fuese su verdadero propósito), en el tipo de víctimas (hubo guetos, barrios aislados vallados, expulsiones, España colaboró en la expulsión de muchos judíos de Europa con el consentimiento alemán, colaboracionismo judío (kapos), ausencia de persecución a judíos y judías casadas con cónyuges alemanes, o a descendientes de primer, segundo o tercer grado de judíos. El propio Heydrich era famoso en las SS por su abuela judía y un 20% de la población alemana tenía sangre judía de algún pariente reconocido, es decir, 16 millones de alemanes y alemanas, por supuesto que no perseguidos y sí enviados al frente, incluso voluntarios en las SS), etc.

No se llevó a cabo una rigurosa investigación en los censos, con nombres y apellidos, que toda nación tenía previos a la guerra y que arrojarían la verdadera cifra, no la propagandística de Stalin asumida como «dogma» por sus cómplices angloparlantes y extendida hoy por todo centro de manipulación «educativo» y las causas de muerte (la mayoría de judíos muertos en la Segunda Guerra Mundial lo hicieron alistados en el Ejército Rojo de la URSS de Stalin, centenares de miles de ellos comisarios rojos judíos que asesinaban a sus mismos camaradas rezagados, cobardes, titubeantes o heridos, extendiendo el terror entre ese ejército para que luchasen y no se rindieran o huyesen, incluso amenazando a los miembros de las familias de sus soldados y con la experiencia del terror anterior, por eso lucharon). Además, no es lo mismo morir fusilado que de hambre bajo cautiverio, o de tifus, o de tuberculosis o de cualquier otra carencia de medicamentos. En una guerra sufre toda nación involucrada, incluso las no involucradas, en todas las poblaciones. No es lo mismo crímenes en tiempo de guerra, en los que se fusila a un rebelde o indisciplinado en tiempos de guerra (la pena de muerte se aplica en tiempos de guerra por las autoridades militares de cualquier nación y ejército), que en tiempos de paz (holodomor soviético, terror, colectivización sangrienta, esclavitud agotadora y de hambre atroz en la «industrialización acelerada» sin derecho a huelga ni a queja de ningún tipo, asesinato en masa a kulaks y no kulaks, purgas en masa del partido, deportaciones, gulags, trabajos forzados, aborto por millones, violaciones y vodka a raudales, lavado de cerebro masivo, que no educación, y muchos otros males incontables que se silencian pero que convirtieron las naciones socialistas en infiernos que el mismo Dios no podía soportar). Por desgracia, la Rusia soviética goza incluso de la más firme bula de los prelados que ocupan el puesto de los apóstoles de Jesucristo Nuestro Señor, que tanto se afanan en criminalizar el «nazismo», mientras silencian los crímenes de la Rusia que el Señor confesó a Santa Faustina Kowalska que no podía soportar, otra gran divergencia, está sí, muchísimo más seria y trascendente.

Si la policía de cada nación investigase los crímenes con el mismo «rigor criminalístico» y «científico» con el que se ha ofrecido la versión del ODIO a los «nazis» (presente en colegios, institutos y universidades de todo el mundo, por razones políticas, de conveniencia política progresista como Stalin, conservadora coo Churchill o Eisenhower o liberal como Roosevelt), a la vez que ocultado la verdad de lo ocurrido bajo dominio del Eje en la 2ª GM y ocultando los crímenes mucho más espantosos, numerosos y macabros (incluidas violaciones masivas de mujeres), no ya de la URSS de Lenin y Stalin (antes, durante y después de la segunda guerra mundial), que esos son propios del infierno mismo, sino también de las democracias angloparlantes vencedoras en complicidad con Rusia, repito, si la policía investigase cada crimen de su país de ese modo, que Dios nos coja confesados, pues cualquier ciudadano puede ser acusado policialmente de los más macabros crímenes o de los más fabulosos delitos, como en tiempos de la URSS bajo el terror del NKVD hoy extendido por toda democracia (delitos del tipo saboteador, enemigo del pueblo, es decir, de la democracia o socialismo, contrarevolucionario, espía, burgués, kulak, pequeño burgués, propietario, explotador, machista, retrógrado, fascista, capitalista, enemigo del progreso, enemigo del clima, enemigo de la ciencia y del progreso, reaccionario, facha, nazi, etc.), incluso, ya puestos, el asesinato de Kennedy por así decirlo, a alguien que nació años después en pleno siglo XXI, pues no hay garantía de veracidad ninguna en ningún registro policial, prueba criminalística, estudio de investigación y proceso judicial de ninguna nación de la tierra. Basta un falso testimonio (uno solo, como el del torturado por la NKVD, junto con su familia, oficial superior de las SS de Auschwitz, cuya confesión no difirió a la que años anteriores hizo Zinoviev, Kamenev, Yagoda, Yezov, etc. en la Lubianka con documentos salpicados de sangre).

Por así decirlo, la versión oficial del «holocausto» está tan mal construida que ni los más retrasados mentales pueden honestamente creerla, aunque no se atrevan a refutarla en público bajo amenaza de cárcel y exterminio social. Se mintió muy mal, chapuceramente, como hacía Stalin en sus purgas y procesos de Moscú. Se ha mentido, mucho, muchísimo, se ha mentido tanto que parece que la vida es imposible sin mentir bajo dominio de los sistemas políticos actuales, herederos de los vencedores aliados. Es espantoso. Y generaciones enteras desde entonces solo conocen la mentira y rechazan la verdad que es Cristo. La historia ha sido impuesta dictatorialmente y con terror imparable por ley y represión de todo disidente, incluso en las democracias, cómplices inequívocas del comunismo tanto ayer como hoy (China). En Alemania se ha exterminado en cárceles a los que han puesto en duda la versión de los vencedores ante millones de testimonios ocultos en millones de hogares alemanes de los que fueron supervivientes de los distintos cuerpos militares alemanes. ¿Cómo pudo haber tanta divergencia entre los protagonistas alemanes, incluso los de los campos de concentración supervivientes, incluso entre presos judíos socialistas como Viktor Frankl, entre otros muchos, y la versión oficial del «holocausto» tan difundida en medios de manipulación y en centros de lavado de cerebro ya no educativos? Solo cabe una explicación, la historia, como la ciencia, es determinada no por «investigaciones», sino por decretos políticos autoritarios que imponen la historia y la ciencia que conviene al sistema, al poder de turno, por lo que su credibilidad es cada vez menor, nula en el caso de muchos «científicos» e «historiadores». Y no hay que olvidar que el comunismo no operó solo, sino que las democracias son cómplices de sus genocidios en cuerpo y alma. A los demócratas, aunque sean conservadores de pura sangre como Reagan, Thatcher, Trump, etc., no les interesa sacar a la luz la verdad, pues el conservadurismo es cómplice inequívoco del comunismo, en aquella guerra apocalíptica y en la actualidad, como materialistas exclusivos que son. El que no lo vea es que no lo quiere ver, pero para él.

Wilfredo Astid

Hay que hacer entender al mundo, que Palestina es HAMAS, por lo tanto no se puede hablar de Estado Palestino, es como constituir un estado terrorista. Los mismos palestinos están de acuerdo con ese terrorismo, por lo tanto Israel y gracias a NETANTAHU, al que el pueblo de Israel debe de apoyar incesantemente, si no, quieren desaparecer.

Wilfredo Astid

El Islam es enemigo de Occidente, por lo tanto Occidente debe luchar contra el Islam, ellos nunca se integrarán en sus países, deberán ser rechazados.

Hakenkreuz

Respecto a Tierra Santa:

1º Es un gravísimo error tratar de constituir dos estados, uno Palestina y otro Israel, como pretenden los más descerebrados diplomáticos. Eso es lo que ha propiciado el genocidio mutuo entre terroristas islamistas y el ojo por miles de ojos y diente por miles de dientes judío actual. Tiene que haber un solo estado Palestino-israelí con presencia de tropas internacionales para apaciguar y supervisar durante décadas, mientras duren las próximas dos o tres generaciones, por varias razones:

a) Separar dos estados no es resolver nada, sino tomar impulso para la próxima guerra de exterminio, pues los israelís y la ONU, no pueden operar en estados islámicos. Hammas tuvo su base en territorio de Gaza, fuera del dominio internacional o judío.

b) La inmensa mayoría de población árabe quiere vivir en paz, no tiene problemas para trabajar codo con codo con israelitas o cristianos, excluyen el odio de sus vidas, incluso muchos palestinos de origen árabe se convierten al catolicismo en Tierra Santa al abrir sus corazones a Cristo, a diferencia del fariseísmo judío, siempre enemigo de Jesucristo y su Iglesia Católica y asesino de sus miembros allí.

c) La verdadera solución, que no es política ni diplomática, que es la conversión de unos y otros a Cristo, tanto de judíos como de musulmanes, se verá favorecida bajo amparo internacional en un solo estado que impida la formación de células terroristas fuera de su diminio.

d) Porque ninguna nación de la tierra quiere ver dividido en dos su territorio y su población, especialmente los pocos patriotas españoles que van quedando en un mundo vendido como una puta a diversos intereses económico, político y empresariales internacionales o nacionales (el patriotismo es noble, el nacionalismo es idolátrico. El patriotismo une, el nacionalismo divide, el patriotismo es amor a la patria, el nacionalismo es odio entre hermanos y compatriotas, el patriotismo aglutina, el nacionalismo excluye y margina).
Si atendemos a los locos y descerebrados políticos diplomáticos, cuyo único interés es su suculenta tarta de beneficios, comisiones, dádivas y demás recompensas y tributos económicos obtenidos sin declarar por a saber qué intereses de multinacionales, a España se le impondrá desde fuera, ONU y demás países, OTAN incluida con las armas, una primera división en dos entre Cataluña y el resto de España, y luego una división de ese resto de España y «Euzkadi», y luego respecto a Galicia, Valencia, Baleares, Navarra, etc…. Pero ahí no acaba la cosa, porque otros países como Bélgica, Francia, Italia, Reino Unido (que tiene a Escocia e Irlanda del Norte como auténticos felpudos y papel higiénico de Inglaterra), USA (cuidado con California, Tejas, Nuevo Mëjico, etc.) y otros muchos países podrían ver despertar en sus fronteras el odio entre paisanos y la división de sus territorios sin excluir sangrientísimas guerras civiles. Lo que ocurre en la Pequeña Rusia o Ucrania, no es algo que no se pueda reproducir en incontables otros países, casi todos desnortados por excluir a Dios de sus poblaciones. Por eso, es mejor siempre y en todo lugar, excluir el satánico derecho (para otros, no para propios) tipo Woodrow Wilson a la «autodeterminación» (estupidez suprema de ateos, sin Dios no se puede hacer nada). Mejor que haya un solo estado palestino-israelí de convivencia de los allí presentes, judíos, musulmanes, católicos, ortodoxos, etc.

e) Tierra Santa, por razones de fe, fue el territorio dado por Dios según el AT a los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, es la tierra dada en herencia a Moisés tras el éxodo, y es la tierra a la que los israelitas volvieron tras la deportación a Babilonia, es la tierra en la que nació Jesús de Nazaret, Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre verdadero, el Verbo encarnado prometido por los profetas, que fue crucificado por los judíos, rechazado por ellos.
Es la tierra en la que el año 70 tuvo lugar la destrucción de Jerusalén y su Templo profetizada por el mismo Señor, la tierra de la que partió la diáspora de judíos, ahora fariseos ante la disolución de los colaboracionistas saduceos y herodianos. A partir de entonces, el Reino, prometido a los judíos, le ha sido dado a otros pueblos hasta su conversión sincera. Los judíos han errado durante siglos por toda Europa y, a partir del siglo XV, por otros continentes. Especialmente judíos han sido los países de habla inglesa, hasta el punto de que hoy bien podríamos decir que Inglaterra, Estados Unidos de América (USA), Canadá, Australia y Nueva Zelanda, son la auténtica patria del judío, fariseo por tradición, y no el actual Israel. Por ello, no estaría mal que la mayoría de judíos de Tierra Santa fueran acogidos en estos países angloparlantes, su verdadera patria tras la diáspora. En cualquier caso, los que queden en Tierra Santa, no pueden imponer su tiranía a los demás, ni ser víctimas de tiranía musulmana y de sus atentados. Por ello, es preciso un estado palestino-israelí, sin divisiones territoriales y supervisado militarmente por tropas internacionales que garanticen la convivencia en paz, algo en lo que seguro que la inmensa mayoría de judíos y musulmanes, hombres y mujeres con sus familias que solo quieren vivir y trabajar en paz, ajenos a tanto político, fanático y seguidor de falsos profetas y rabinos, estarán de acuerdo.

2º España no debe reconocer más que un solo estado, Palestina-Israel, sin divisiones, para que así nadie pueda reprocharle el deseo de los españoles de bien de unidad de su patria, España. Ya tiene España bastantes problemas para que asquerosos intereses de mercaderes y políticos quieran ensuciar la convivencia española con un problema que es ajeno a España y a los problemas del día a día de la inmensa mayoría de españoles.

3º Si las universidades públicas comunistas y socialistas apoyan a los de Hammas o a los palestinos con odio a los judíos, que sean financiadas por esa organización terrorista y por los palestinos, no por el robo a los españoles que no tienen vela en ese entierro. Suprímase toda financiación con dinero público a esas universidades invadidas por rojos.

Hakenkreuz

Tiene razón Wilfredo Astid, pero el islam es enemigo primero de Jesucristo y de sus fieles, del Cristianismo, con el que lleva luchando sangrientamente y al que persigue implacablemente desde el siglo VII en cruzadas en las que salió triunfante en Oriente Medio por división occidental y derrotado y expulsado en la larga Cruzada de ocho siglos en la más cristiana nación de toda la tierra, España. Después, fue derrotado en el Mediterráneo, especialmente en Lepanto, principalmente por españoles, y en Europa durante la guerra de los treinta años por los católicos, especialmente por los gloriosos tercios católicos españoles, que fueron los que encabezaron la lucha para evitar la islamización del continente entero, luchando a la vez con los aliados de los musulmanes, los protestantes alemanes, holandeses, daneses, suecos, los anglicanos ingleses y los traidores apóstatas franceses acaudillados por el traidor y codicioso insaciable de poder cardenal Richelieu, que rindió un gran tributo a la traición satánica de Lutero, Calvino, Enrique VIII y todos sus obispos traidores contra la alianza católica (España, Austria, Alemania católica del sur, Italia, Polonia, Bohemia y demás reinos pequeños católicos europeos).

El Islam del falso profeta Mahoma sirve a satanás con mentiras y esclavitud, es enemigo de Dios, del verdadero Dios cuyo rostro visible es Jesucristo Nuestro Señor, que no solo es enemigo de «occidente». De «occidente» también es enemigo el protestantismo (en sus más de 30.000 sectas y la impostura de Focio y Cerulario, llamados «ortodoxos»), que siempre luchó contra Cristo aliado de musulmanes, herejes, masones y comunistas como Stalin, que extendió el comunismo, los errores de Rusia, por medio mundo e infectó al otro medio. El islam es enemigo del bien, aunque tenga muchas cosas coincidentes con las Sagradas Escrituras en lo referente al pecado (por ejemplo, los musulmanes no son tan genocidas como los abortistas occidentales demócratas, tanto de izquierdas, como de derechas. Es muy raro que los musulmanes recurran al aborto). Ha logrado envenenar las almas de centenares de millones de hombres y mujeres inocentes, esclavizados por la doctrina de ese falso profeta guerrero inmisericorde e impío de Mahoma, contenida en el Corán, un auténtico manual del demonio.
La esclavitud del islam solo puede ser eludida escapando hacia Europa o convirtiéndose por acción de misioneros fieles a Cristo, no a subvenciones de los gobiernos. Y la acción de Dios por medio de los verdaderos misioneros y del amor de Dios es tan eficiente que los islamistas radicales, rabiosos como el demonio, atacan los templos de los fieles martirizando a muchos sin respuesta, como Cristo no exterminó a los fariseos.
Aquí los musulmanes ya no quieren volver a la Saria ni al orden islamista, mucho menos las mujeres musulmanas, que aquí es precisamente donde entienden la dignidad verdadera de la mujer, que no la da feminismo alguno, ni política alguna, sino el mismo Dios con el «esposa te dí, que no esclava». Prefieren vivir como europeos, aunque evidentemente les choca, como no puede ser de otra manera en personas normales, la descristianización de Europa, el materialismo, el hedonismo, la espantosa degeneración, las mentiras satánicas continuas de la política y sus adláteres mediáticos y económicos, etc. Quizá vinieron buscando un mundo cristiano verdadero, como antaño hubo en Europa y América, y se han encontrado con Sodoma y Gomorrah, por eso tal vez también se sienten impelidos a no integrarse. ¿Quién quiere integrarse en un infierno de degenerados y prostituidos si de corazón busca a Dios?
Que la Santísima Virgen María atraiga a los musulmanes al Dios Uno y Trino verdadero por su Inmaculado Corazón, cuya advocación de Fátima, nombre muy amado por los árabes, conmemoramos hoy como esperanza de «occidente» y del mundo entero. Cristiandad o muerte y condena eterna al infierno.

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