Jueves Santo. Por el Padre Jesús Sánchez

La pascua significa paso o tránsito, pascua es el paso Salvador, una pascua que Jesús dice que ha deseado celebrar ardientemente con ellos:

¨Y cuando llegó la hora, se sentó a la mesa y los apóstoles con él y les dijo: «Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer hasta que se cumpla en el reino de Dios». Y, tomando un cáliz, después de pronunciar la acción de gracias, dijo: «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios». Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.¨(Lucas 22,14-20)

¿Deseado ardientemente desde cuándo?:

¨Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.» (Gen 3,14-15)

Desde antes de ser expulsado el hombre del paraíso, porque Jesús ha venido a deshacer la obra de Lucifer. No lo llamaré púbicamente ni Satanás ni diablo, porque él se ha puesto un nombre por el que le adoran las naciones, Lucifer, que gritaba y sigue gritando de miedo delante de Jesucristo. Parece ser que solo había una opción de redención, una sola después que Adán y Eva pecaron.

Jesús el Jueves Santo instituye la nueva y eterna Alianza, en su cuerpo y su sangre, entregada por el perdón de los pecados, con el mandamiento de hacerlo en conmemoración suya hasta que vuelva. Como vimos, en Cristo se cumplen todas las profecías, prefiguraciones, alegorías e imágenes que a él hacían referencia. La eucaristía y su sacerdocio al igual que su Madre como Arca de la Alianza. Un arca que portaba los tres elementos de la futura alianza y un pueblo que había crecido por la bendición a Abraham. Con Moisés lo saco de la esclavitud de Egipto y les dio: el sacerdocio; el pan bajado del cielo y los diez mandamientos como palabra de Dios, y guardaron en el Arca de la Alianza: una muestra del maná, las tablas de la ley y el bastón florecido del sacerdocio de Aarón. El Arca la llevaron con orgullo a todas las batallas desde Moisés hasta el Rey David.

Este Arca es María sobre la que desciende la Nube y da a luz a Jesús, El Verbo de Dios hecho carne: los Mandamientos son la palabra de Dios; El sacerdote eterno, como el sacerdocio de Aarón; y la Alianza en La eucaristía como el maná bajado del cielo. Se podría decir que ganaban las batallas con el Arca de la Alianza, como promesa futura en la eterna Alianza, como decíamos de Génesis 3,14 ¨Enemistad pondré entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.»

Con la institución de la eucaristía instituye el sacerdocio según el rito de Melquisedec sacerdote del Dios Altísimo mediante el Pan y el vino:

¨Eres príncipe desde el día de tu nacimiento entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, desde el seno, antes de la aurora». ¨El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».¨(Salmo 110)

Recomiendo coger una Biblia y leer toda la Carta de San Pablo a los Hebreos, porque hay está desarrollado. La Biblia Nácar Colunga o la de Jerusalén.

¨Nadie puede arrogarse este honor sino el que es llamado por Dios, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy; o, como dice en otro pasaje: Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec. Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote según el rito de Melquisedec.¨ (Hebreos 4,5-10)

Con esta frase se abre el camino a los que Dios seguiría llamando hasta hoy: ¨Nadie puede arrogarse este honor sino el que es llamado por Dios¨. Jesús no solo es Él Hijo de Dios, en todo igual al Padre en Divinidad, sino que incluye ser profeta, por eso dice el Apóstol: ¨Moisés dijo: El Señor Dios vuestro hará surgir de entre vuestros hermanos un profeta como yo: escuchadle todo lo que os diga; y quien no escuche a ese profeta será excluido del pueblo.¨ (Hechos de los apóstoles 3,22-23). Los profetas realizan acciones claras para que el pueblo viendo lo que hacia ese profeta, entendieran de una forma sencilla lo que Dios iba a hacer con el pueblo.

Por eso Jesús experimenta en sus carnes el peso y castigo por el pecado del mundo, que conduce a una muerte maldita. Tan maldito es el pecado que a quien lo comete, lo hace maldito, como los malditos que lo crucificaron y que hoy blasfeman contra Él. Pero como él ha venido a cargar con el peso de la condena de esos que lo crucifican, intercede por ellos al Padre y pide que tenga piedad de ellos también. Es una intercesión que dura hasta que vuelva, porque lo que iba a hacer Yahvé es Salvar a los enemigos: ¨ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demostró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvados del castigo! Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvados por su vida!…, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.¨ Aquí está el mandamiento nuevo de amar como Él.

Solo viendo la escena de la Pasión se entiende, que es lo que estaba haciendo Dios con el Cordero Pascual, salvando a la humanidad o, mejor dicho, ofreciendo la salvación, que queda instituida ese jueves, en su carne y su sangre, en la eucaristía, Alianza eterna para el que come su carne y bebe su sangre, no para los que lo llaman metáfora no arrodillándose ante Él. Si hubiera sido una metáfora invitarnos a este banquete el cual no podemos pagarle, nos hubiera pedido que le pagásemos con otra metáfora, como hizo Lutero.

    ¨Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».¨ Lc 14,12-14

  ¨Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados: “Venid, que ya está preparado”. Pero todos a una empezaron a excusarse…El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado: “Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”. Entonces el señor dijo al criado: “Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”» Lc 14,16-24

¨Jesús nos prepara un banquete que no podemos pagar, su cuerpo y su sangre, el banquete pascual. Llamar a los cojos, ciegos y lisiados, que el mismo curaba, sanaba sus pecados y dolencias era para invitarles a este banquete. Si esto fuera metafórico, hubiera dicho que os devolverían la misma metáfora y así quedaríais pagados, pues con una metáfora se paga otra. Qué pena, no invitar a este banquete, todavía hay sitio y bancos de Iglesias vacíos. Este es el hueco que nos prepara el Señor, y lo despreciamos. No se anuncia el evangelio a los pobres, ¡tú eres pobre, ciego y sordo! Que misericordia que él quiera devolvernos lo perdido por culpa de Lucifer.>>

 El Católico no come carne los viernes porque el viernes de dolores nos trajo la carne del alma, la de Jesús. Frente a la carne humana mordida y envenenada por Lucifer, serpiente que murmura contra Yahvé, está la carne de Cristo, antídoto contra la muerte eterna. Por eso ese día conmemoramos la abstinencia y el duelo junto a la Dolorosa y no comemos la carne que se convierte en nosotros, sino que comenos la carne que nos divinifica convirtiéndonos nosotros en esa carne, como decía San Agustín. En el 5º Domingo de Cuaresma se nos ha recordado esto, que junto a La Virgen María, su sufrimiento, que le hace se le cierren sus entrañas del dolor y sin apetito de lo que alimenta el cuerpo, ya solo tiene sed de La Vida, de recuperar a su hijo vivo para siempre. Y en esa carne eucaristía en acción de gracias a Dios, esta nuestra esperanza en el alimento de la carne del alma, el Hijo de María.

Hoy es día de vela junto con María, no hay Mejor día para ver la película de la Pasión de Mel Gibson y ver el testimonio del actor en youtube, Jim Caviezel, al cual le cayó un rayo estado en la Cruz, y más cosas… él es un converso al Catolicismo. Los discípulos tienen que velar y orar para no caer en tentación, donde se hacen turnos de Adoración en las parroquias. Un día para el que pueda, en este apresamiento Eucarístico donde nos vemos ¨apresados¨ con Él, miremos al Cielo y hablémosle, Él oye cada pensamiento y escucha todas nuestras palabras, dile lo que quieras, establece una conversación respetuosa.

¨Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?». La cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo»¨ (Juan 18,12-14)

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