Sin duda alguna, los años son los grandes maestros del hombre y cuando te acercas a la vida centenaria esa realidad es un dogma indiscutible. La sabiduría popular lo ha dejado plasmado en el adagio “Sabe más el diablo por viejo que por diablo” Sus lecciones son constantes. Unas de importancia trascendental y, otras, simplemente divertidas
Hoy haré un breve comentario, sobre una de estas últimas por la importancia que tiene para conocer a nuestros enemigos y su carencia de criterio sólido. Cuando hace ochenta años juzgaba a la Iglesia Católica o a quienes defendían una serie de valores que son incapaces de digerirlo hacen sin fundamentos.
Para que se sitúen mejor, resumiré la experiencia. Pues a mí resulto a los largo de mi adolescencia y juventud una experiencia desagradable -ciertamente insoportable- oír con frecuencia esta frase: “La Iglesia Católica vive obsesionada por el “sexto mandamiento”.
De tanto oírlo, la gente se lo tenía creído y a quienes – como yo ni caso hacíamos de esta machacona repetición—también nos amargaba la existencia. Personalmente les garantizo que nadie en la Iglesia me llenó la cabeza con la obsesión por el pecado contra ese importante mandamiento –importante como todos los otros nueve-. Aprendí todo lo que debía saber para cumplir con la moral católica cuando estudiamos en el catecismo la parte correspondiente y para de contar.
La Iglesia, por supuesto, nos advertía de los riesgos de jugar con esos temas, pero lo hacían en la forma habitual con la que nos presentaban el resto de los deberes y derechos de la moral católica. Así de simple. Les aseguro que yo no viví nunca esa “obsesión por el sexto Mandamiento” de la que los enemigos de la religión y el clero no se casaban de hablar y acusar a la Iglesia. La obsesión era suya no de Catolicismo.
Ahora bien, pensando en ello –casi un siglo después—vemos claro que los enemigos del Evangelio, del catecismo y de su moral, están demostrando palpablemente que en su cerebro tienen “sexos” en vez de “sesos” y todo lo con vierten en materia sexual empezando por la política y la motivación de su propia existencia como personas, ¡no saben vivir fuera de la atmósfera sexual! Es la mejor demostración de no haber superado la fase del animal irracional. Y este fracaso de hombres, descerebrados, ¿tiene en sus manos el futuro y la existencia de España” ¡Qué porvenir más negro!
Ahora bien, la sabiduría del pueblo combate esta negra realidad con normas prácticas de supervivencia frutos de los siglos de experiencia y que suele trasmitirnos en sentencias sabias, -como “no hay mal que dure cien años”- y, con buena lógica, ha decidido poner buena cara al mal tiempo; y, mientras tanto, aprovechan para sacarle partido a la estupidez de los políticos de izquierdas, en su parte divertida- que la tiene- aún en los momentos más trágicos de su actuación como es el momento presente. Como quien puede y debe cortar en seco lo que está ocurriendo no hace nada, divirtámonos al menos con lo ridículo de su proceder cuando actúan, eso sí, seriamente convencidos de ser hombres importantes y hasta geniales.
¿No es divertido ver a Puigdemont creyéndose Napoleón, y humillando al guapo y bien vestido jefe de Gobierno español tomándolo por “niño de los recados” del cobarde que huyó en un maletero? ¿No les provoca risa ver a las innumerables ministras actuando como si los Ministerios fuesen “sus casitas de muñecas”, en vez de pilares de la vida económica y social de España? Cuando aparecen ante el público, oficialmente, yo me siento como cuando llevaba a mis hijos a ver las marionetas de “El pueblo Español” en Montjuic. No puedo evitar la risa.
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
No, no me provoca risa alguna. Me parece patético que un país, un pueblo, una nación, se deje destruir sin mostrar más desacuerdo que frunciendo el ceño. Vergonzoso que la supuesta «disidencia» no sea tal sino que sólo juegue a serlo, para presumir de lo que no han hecho ( ni a amago llegan a veces ) y llorar en el satisfactorio papel de víctima. A varios de los que triscan por aquí se les como hongos.