18/05/2024 11:08
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La escalada del comercio electrónico sigue su curso en España, registrando un 2022 más que prometedor y augurando una nueva temporada en la misma línea ascendente. Según los números que maneja la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), sólo en el primer trimestre del curso pasado se movieron 15.600 millones de euros en este segmento, lo que supuso un 25,3% más con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. El sector textil es el que abarca un mayor número de transacciones, con un 7,3%, seguido muy de cerca por las agencias de viajes, que acaparan el 7%.

A la espera de una confirmación oficial, la previsión es que el segmento cierre 2022 con un flujo de facturación de unos 65.300 millones de euros, según contempla el informe European Ecommerce Report. Con estos números, no resulta raro que en apenas cuatro años el comercio electrónico en España haya pasado de representar el 2,6% del Producto Interior Bruto (PIB) al 4,6%.

Los pronósticos para este año resultan de lo más optimistas. En palabras de Paula Rodríguez, directiva de Webloyalty, “2023 seguirá con la estela del crecimiento y estimamos que las ventas brutas en el comercio electrónico aumenten veinte puntos porcentuales”, sobre todo en las categorías de viajes y electrónica. Esto acarreará además un incremento del 10% del volumen de pedidos online, aunque conviene ser cautelosos ante los desafíos que se avecinan: la creciente inflación, el desabastecimiento de artículos o la integración del 5G.

No parece haber una opinión unánime sobre lo que está por llegar. Para Noelia Lázaro, responsable de marketing de Packlink, el escenario socioeconómico que nos aguarda para 2023 no resulta demasiado halagüeño. Lázaro detecta una cierta contención en las operaciones online durante las últimas semanas del pasado ejercicio. Fue algo que pudo comprobarse tanto durante la Navidad como durante el Black Friday, una fecha muy recurrida para adelantar las compras navideñas. Además, aprecia una caída de usuarios del 4,58% durante ese periodo.

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Pese a las dificultades que pudo encontrarse el sector del ecommerce a causa de la inflación y la situación de incertidumbre económica, el balance cosechado puede considerarse bastante positivo. Esta experta en marketing considera que los negocios implicados han “sabido mantenerse y sobre todo amoldarse a los nuevos tiempos, consiguiendo cada reto que se les ha puesto por delante”.

Al respecto, destaca por ejemplo la inversión que la mayoría de tiendas digitales ha dedicado a la ciberseguridad, un campo al que se han adaptado copiando el modelo de software que emplean los grandes referentes en la materia, como son las entidades bancarias y las plataformas de juegos de azar. Sin ir más lejos, los bancos de nueva generación son a día de hoy especialistas en el encriptado de los datos financieros de sus clientes, y para ello utilizan el conocido como certificado TLS (Transport layer security), una herramienta informática que se encarga de cifrar toda la información sensible que viaja desde la web hasta el servidor.

También el comercio electrónico ha tomado buena nota de la estructura de protección que usan los casinos online nuevos para la industria del juego, donde el objetivo primordial pasa por prevenir los delitos de suplantación de perfiles. En estos entornos es muy común el empleo de protocolos de verificación de identidad tales como el sistema KYC (Know your customer), cuya tarea no es otra que la de verificar telemáticamente que los jugadores que tratan de acceder a una cuenta son, en efecto, sus propietarios.

Siguiendo la tendencia del último año en torno al ecommerce, lo previsible es que se mantengan en 2023 las categorías que han despuntado como las más vendidas. En este sentido, la ropa y el calzado, junto con la electrónica, continúan siendo las opciones preferidas por parte de los consumidores, con un 29,5% y un 18,8%, respectivamente.

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En el informe Tendencias de compra en temporada alta, elaborado por Retails Economics y Packlink, se confirma que el descenso de consumo por parte de los europeos ha sido inferior de lo que se preveía, lo que supone una gran noticia para el sector. Inciden en que la clave ha estado en apostar por un “modelo de consumo más responsable y flexible” que beneficie tanto a las pymes como a los clientes.

A pesar de los buenos resultados recogidos, desde hace tiempo se viene detectando una tendencia a realizar las compras online fuera de España. En concreto, el 62,5% de las mismas tiene lugar en el extranjero. Según los últimos datos de la CNMC, las adquisiciones realizadas desde nuestro país hacia empresas online externas registraron un repunte del 20,9% respecto al mismo periodo de 2021.

El número de pymes que venden online ha aumentado en España un 6%, pero lo que ocurrirá a lo largo de los próximos meses es todavía una incógnita. Con la inflación por las nubes, se estima que las compras se hagan de una manera más selectiva, dejando de lado las compras impulsivas. Eso sí, la competencia y la necesidad de adaptarse al nuevo escenario económico obligarán a los negocios a adoptar nuevas soluciones para captar la atención del cliente.

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