05/05/2024 10:39

Merino

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Releyendo estos días la encíclica “Divini Redemptoris” del Papa Pio XI he subrayado un párrafo que reproduzco para que puedan leerlo los “demócratas de toda la vida” que todavía hablan y defienden las libertades y la justicia de aquella II República que pretenden restablecer.

Como verán, son unas tremendas palabras que el pontífice que tuvo que hacer frente al comunismo y al nazismo dedica al comportamiento de los comunistas españoles durante los primeros meses de la proclamación republicana y durante toda la Guerra Civil.

Odio, barbarie y ferocidad –escribe el Papa—que jamás se hubiesen creído posible en nuestro siglo. Y que ningún hombre de Estado, consciente de su responsabilidad política, pueda dejar de temblar que lo que hoy sucede pueda repetirse mañana.

Pero leamos al Papa:

Horrores del comunismo en España

También en las regiones en que, como en nuestra queridísima España, el azote comunista no ha tenido tiempo todavía para hacer sentir todos los efectos de sus teorías, se ha desencadenado, sin embargo, como para desquitarse, con una violencia más furibunda. No se ha limitado a derribar alguna que otra iglesia, algún que otro convento, sino que, cuando le ha sido posible, ha destruido todas las iglesias, todos los conventos e incluso todo vestigio de la religión cristiana, sin reparar en el valor artístico y científico de los monumentos religiosos. El furor comunista no se ha limitado a matar a obispos y millares de sacerdotes, de religiosos y religiosas, buscando de un modo particular a aquellos y a aquellas que precisamente trabajan con mayor celo con los pobres y los obreros, sino que, además, ha matado a un gran número de seglares de toda clase y condición, asesinados aún hoy día en masa, por el mero hecho de ser cristianos o al menos contrarios al ateísmo comunista. Y esta destrucción tan espantosa es realizada con un odio, una barbarie y una ferocidad que jamás se hubieran creído posibles en nuestro siglo. Ningún individuo que tenga buen juicio, ningún hombre de Estado consciente de su responsabilidad pública, puede dejar de temblar si piensa que lo que hoy sucede en España pueda repetirse mañana.

Frutos naturales del sistema

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No se puede afirmar que estas atrocidades sean un fenómeno transitorio que suele acompañar a todas las grandes revoluciones o excesos aislados de exasperación comunes a toda guerra; no, son los frutos naturales de un sistema cuya estructura carece de todo freno interno. El hombre, como individuo y como miembro de la sociedad, necesita un freno. Los mismos pueblos bárbaros tuvieron este freno en la ley natural, grabada por Dios en el alma de cada hombre. Y cuando esta ley natural fue observada por todos con un sagrado respeto, la historia presenció el engrandecimiento de antiguas naciones, engrandecimiento tan esplendoroso que deslumbraría más de lo conveniente a ciertos hombres de estudios que considerasen superficialmente la historia humana. Pero, cuando se arranca del corazón de los hombres la idea misma de Dios, los hombres se ven impulsados necesariamente a la moral feroz de una salvaje barbarie.

Pues, amigos míos, ese odio y esa ferocidad  son los que hoy estamos viendo ya en los comunistas que comandan Pablo Iglesias y sus “niñas”: la Montero, la Belarra, la “PAM”, la Yolanda, la Rita, la Teresa y los miles de subvencionados que pululan en la España de hoy. ¡Dios, y eso es lo que nos espera!

 

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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Hakenkreuz

Como católico en vías de extinción no reconozco ningún Dios (Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo) encarnado en el autor de Mit Brennender Sorge ni en Apolo, ni en Cefás, ni en Pablo, ni en ningún otro papa, ni a los del siglo de Hierro, ni a los de Aviñón, ni a los renacentistas, ni a los antipapas, 37 en total, más que papas santos, ni a León XIII con su socialdemócrata materialista Rerum Novarum de la política como «forma de caridad» (no se si será mayor herejía que la de Lutero o no. Dios sentenciará), ni a ningún otro, por muy sucesor de San Pedro que sea.
Sí reconozco a Dios en Jesucristo Nuestro Señor, Dios y Hombre Verdadero (como durante los últimos dos milenios han enseñado los buenos ministros de Dios) que se expresó así a su Apóstol de la Divina Misericordia, santa Faustina Kowalska, mal que pese a los simpatizantes del anticristo socialista, Juan XXIII y Pablo VI ( que prohibieron, su mensaje de la Divina Misericordia de Dios ordenado poner por escrito por el mismo Jesús a la santa polaca, su imagen venerada que Él mismo mandó pintar y propagar por todo el mundo y para todos los hogares, centros de enseñanza, fábricas, etc., y la Coronilla que Él mismo enseñó a rezar y que se reza, gracias a Dios, todos los días en Radio María a las 14:50 para el que quiera salvar su alma y la de los suyos agonizantes si es que sigue creyendo de verdad. Todo ello sí autorizado por su predecesor Pacelli, futuro Pío XII hasta 1958), y todos los antinazis, antifascistas y antifranquistas de toda la tierra, que no solo juzgan insensatamente, sino que encima no paran de CONDENAR, como si a ellos no les fuera a caer lo que san Pablo afirma en Rm 2, 1-4:

818 16 XII 1936. El día de hoy lo ofrecí por RUSIA, todos mis sufrimientos y mis oraciones los ofrecí por este pobre país. Después de la Santa Comunión, JESÚS me dijo:
«NO PUEDO SOPORTAR ESTE PAÍS MÁS TIEMPO, NO ME ATES LAS MANOS, HIJA MÍA»
Comprendí que si no hubiera sido por las plegarias de las almas queridas a Dios, habría vuelto a la nada toda esta nación. Oh, cuánto sufro por este país que EXPULSÓ A DIOS DE SUS FRONTERAS.

Solo al demonio, Dios, Infinita bondad y misericordia, no lo puede soportar. Saquen conclusiones los que aman la verdad, y no los que aman a los historietadores embusteros como el demonio vomitando mentiras en libros obscenos para «ganarse su plato de lentejas» en el imperio de mal actual.

Además, así se expresó la Santísima Virgen María a los tres pastorcillos de Fátima el viernes 13 de julio de 1917:

«Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hacen lo que yo os digo, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra terminará, pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando viereis una noche alumbrada por una luz desconocida sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre, de la PERSECUCIÓN DE LA IGLESIA y del Santo Padre. PARA IMPEDIR ESO, vendré a pedir la consagración de RUSIA a mi Inmaculado Corazón y la COMUNIÓN REPARADORA de los (cinco) primeros sábados. Si atendieren mis deseos, RUSIA se convertirá y habrá paz; si no, ESPARCIRÁ SUS ERRORES POR EL MUNDO, promoviendo GUERRAS Y PERSECUCIONES DE LA IGLESIA: LOS BUENOS serán martirizados; el Santo Padre tendrá que sufrir mucho; varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará RUSIA, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz…»

La Santísima Virgen María vino a pedir la consagración de RUSIA a su Inmaculado Corazón y la comunión reparadora los cinco primeros sábados de mes en 1925, 1926 y, finalmente, en 1929 (ya con Stalin inundando de sangre Rusia), apremiando por medio del Niño Jesús, en tiempos del pontificado de Pío XI. No se obedeció. Las consecuencias han quedado bien claras en este mundo respecto a los errores de RUSIA, veremos si los centenares de millones de almas que han podido ir al infierno tendrán consecuencias de responsabilidad al más altísimo nivel, empezando por el propio Pío XI y sus cardenales y obispos.

Sobre Alemania no llegó mensaje de Dios en lugar alguno. Pero la Alemania de Hitler, la del Tercer Reich, la verdadera, no la del cine y la propaganda, ayudó a nuestros antepasados católicos con armas y derramando la sangre de los suyos en nuestra Cruzada liberadora pese a quien pese, «franquistas» anómalos de coherencia mental incluidos. No hay mayor amor que el que da la vida por los amigos, pese a quien pese. Además, un reino dividido quedará asolado (esto por lo de los judíos que acusaban a Jesús de hacer milagros en nombre de Belcebú, Mt 12, 24-28). No hay coherencia alguna entre las condenas y los hechos aquí en España. No hubo ni cámaras de gas, ni campos de concentración, ni persecución judía aquí en España, salvo a los judeomasones, responsables de innumerables desgracias para España desde Napoleón.

¿Es una actitud «católica» fiel a Jesucristo, Camino, VERDAD y Vida, condenar a Hitler y su régimen en base a propaganda soviética embustera como la que califica de genocidas a los españoles en América o de violadores de niños y niñas a los que vamos a misa o de asesino de masas a Franco?
¿Si no quieres comunismo, porqué ultrajas a los que lucharon contra él aquí en España y en Rusia y no a favor de él para extenderlo por el mundo, como hicieron las democracias angloparlantes? ¿Acaso quieres más comunismo del que ya tenemos?
¿Quién se opuso al comunismo en el pasado además de Franco, Hitler, Antonescu, Mannerheim, etc., los que pensaban como PPVOX entonces y ahora?
¿Qué hicieron por España y la Iglesia de Jesucristo, la Católica, en julio de 1936, aparte de irse a lujosas vacaciones, los Gil Robles, los Lerroux, los Romanones, los Portela Valladares, los Goicoechea, los Alcalá Zamora, etc., señoritos de derechas ricos y acaudalados bien alimentados, cuando España corría el peligro de ser una república soviética bajo yugo de Stalin con sus koljoses por el sur y en las industrias provocando holodomor masivo y sus comisarios soviéticos con presidentes y ministros de quita y pon (Azaña, Giral, Largo, Prieto, Negrín, etc.)?¿Huir como hacen los de VOX en Cataluña y Vascongadas hoy, o enfrentarse al enemigo para la supervivencia de la Santa Iglesia Católica en España y de ésta unida, como hicieron los de ultra extremísima derecha de FET de las JONS (falangistas y requetés), Onésimo Redondo, sin ir más lejos?
¿En qué Dios crees tú y los antinazis que no sabéis discernir entre nieve y carbón (o no queréis, que es mucho peor), en el de la doctrina social de la «Iglesia», que no es doctrina del Espíritu Santo (2 Jn 9-11)?
¿Sabías que los nazis, sí los nazis de Hitler, abrieron al culto mayoritariamente católico (como ellos) los templos de la URSS que tomaron en su avance desde 1941 y que los judeo masones, perdón, los judeo bolcheviques habían convertido en cuadras, almacenes, salas de cine porno, aulas de lavado de cerebro, destilerías de vodka, etc.?
¿Qué persecución de la Iglesia Católica más rara, esa de los nazis en Rusia, tan acusados ellos de anticristianos por desalmados judíos, tanto aquí con su Legión Cóndor como en Rusia, verdad?
Si Hitler no hubiese intervenido militarmente en España ayudando a los católicos a sobrevivir (7000 almas consagradas asesinadas por milicianos, diez veces más españoles paseados por ir a misa y ser denunciados por sus propios vecinos rojos y antiespañoles vascos y catalanes), a la vista de que el judío León Blum, al menos inicial e intermitentemente, y Stalin sí lo hacían, ¿lo hubiese hecho Mussolini? ¿Y Chamberlain por consejo de Churchill? ¿La ausencia de ayuda militar de Hitler a Franco no habría animado a una mucho mayor intervención militar anglofrancesa en favor de los rojos y antiespañoles para ayudar a exterminar a la totalidad de católicos de España «superando la obra de los soviets en Rusia»?

Hakenkreuz

Por otra parte, y respecto a Mit Brennender Sorge, encíclica que Pío XI, en lugar de obedecer a lo mandado por Dios mismo mediante su Santísima y Excelsa Madre en Fátima, publicó en marzo de 1937 como declaración de guerra a Hitler (sin concederle siquiera una mísera audiencia, tanto que hablan de paz y de diálogo), cuando los Heinkel y los Messerschmidt de la cruz gamada eran la aviación de los que llevaban en el alma y el corazón el Detente y el yugo y las flechas aquí en España, decir que resulta un tanto extraño ese «catolicismo» para el que un racismo, el antijudío de Hitler, no el de Stalin incluso en tiempos de paz, sino el de Hitler solo, era muy malo, pero el antiespañol de Sabino y Luís Arana parece que no, como tampoco el del Imperio Británico (Sudáfrica, India, Pakistán, etc.), ni los imperios francés y holandés, ni el racismo de USA contra los negros, ni el de Stalin con innumerables minorías desde entonces extinguidas, etc.. Esto de que el aborto o el racismo es malo dependiendo de quién gobierne (cuando gobernaba Aznar o Rajoy, ni un susurro en contra), apesta a hipocresía farisea judía que tumba al más santo.

Hitler, en Mein Kampf escribe sobre promiscuidad y perversión de las naciones, sífilis difundida, proxenetismo judío y prostitución generalizada, corrupción de la sociedad con escandalosos espectáculos de cabarets abiertos incluso a los niños, obras teatrales tipo La Barraca o peor, literatura basura pornográfica de tono subido, vómitos diarios de mentiras en torrente en prensa manipulada judeo marxista, espantosa degeneración moral, borracheras por doquier, delincuencia sexual, violaciones, etc. Y curiosamente a Hitler, oye tú, no le gustaba eso para Alemania, incluso lo odiaba furiosamente (él consideraba, al revés que los vascos y catalanes iscariotes antiespañoles, que Austria era Alemania, buscaba la unión, no la secesión).
Como bien claro ha quedado en las últimas décadas de demo marxismo, la defensa de la santa castidad (fidelidad conyugal y celibato) es uno de los mayores atentados racistas intolerables que se haya perpetrado jamás. La inmensa mayoría de demócratas quieren fornicar, y si viene un niño o niña, abortar a barra libre. De hecho, los enemigos de Hitler, cuando en satánica alianza alcanzaron su demencial victoria allá por 1945, se prodigaron mucho en mostrar su sello anticastidad hasta con decenas de miles de alemanas menores de edad, niñas incluso, monjas, amas de casa, viudas, jovencitas, ancianitas, etc. Pero de esto ni mu en Nüremberg entonces, ni en uni alguna hoy. Anda con los cojones de la puta democracia (puta del comunismo) y sus hijos.

Daniel Antonio Jaimen Navarrete

Exactamente. Bien dicho. Debiera. No «debería» como dice la gente esa hoy por ahí. Ese es el tiempo verbal correcto para esta expresión y para otras que expresan lo mismo.

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