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Michigan es uno de los estados clave en las elecciones estadounidenses. Hace cuatro años Donald Trump logró una ajustada victoria sobre Hillary Clinton en este estado. Ganó por solo 10.704 votos. Este año parecía que Trump iba a hacerse de nuevo con Michigan, pero en una remontada espectacular Joe Biden se llevaba el estado gracias a los votos por correo. Esto es algo perfectamente posible en unas elecciones, pero lo cierto es que se han producido algunas irregularidades que hablan, como poco, de que el sistema electoral presenta serias lagunas. En pleno recuento, el mapa de votos de Michigan mostró un aumento repentino de 138.000 votos para Biden y ninguno para Trump. Al parecer se trataba de un error, estas cosas pasan en las mejores democracias, que fue corregido. Pero luego empezaron a votar los muertos. Así, en los datos oficiales de voto de Michigan aparecía William Bradley, nacido el 4 de marzo de 1902, 118 años. Sería el hombre más viejo del mundo, arrebatándole el récord mundial a Jiroemon Kimura, un japones que vivió 115 años, sino hubiese fallecido el 1 de junio de 1984. El portal de voto de Michigan indica que su voto por correo se recibió el 2 de octubre. Ha sido un error, se podía leer en las páginas de los verificadores de la verdad que pululan en la red. Pero Bradley no es el único caso. June Aiken, nacida en agosto de 1900, 120 años, envió su voto por correo el 11 de septiembre. Si estuviera viva sería la mujer más longeva del mundo, despojando de su título a la japonesa Kane Tanaka que tiene 117 años de edad. Donn Brydges, 119 años, nacida en 1901 envió su voto por correo el 24 de septiembre. Según un informe de la Public Interest Legal Foundation (PILF) solo en el estado de Michigan hay inscritos 34.225 votantes muertos. No solo eso, según esta organización, también hay un total de 13.597 personas inscritas dos veces en las elecciones anteriores.

La situación de Michigan también ha sido denunciada en Nevada por el exfiscal general del estado, Adam Laxalt. En Nueva York, FOX NEWS ha informado también de casos, como Frances Reckhow, 105 años, Gertrude Nizzere, 101. En Pensilvania, la PILF ha presentado una demanda por la presencia de 21.000 personas fallecidas en las listas de votantes, más de la mitad llevan muertos más de 5 años. El informe de esta fundación señala que hay un total de 349.773 personas fallecidas inscritas en 41 estados. Lo peor de todo este asunto es que no es la primera vez que sucede y ya se habían dado casos de votos por correo de personas muertas, como en las elecciones de Nueva York de este año, o en las de Chicago en 2016. Dos periodistas de la CBS que publicaron un artículo sobre las elecciones en Chicago encontraron casos como el de Victor Crosswell, fallecido en 1994, pero que había votado seis veces desde su muerte, o Floyd Stevens, que votó en 11 ocasiones desde su fallecimiento en 1993.

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También en Michigan, en el condado de Antrim, un error provocado por el software electoral asignó 6.000 votos de Donald Trump a Joe Biden. Tras corregir el error, Trump gano a su rival por más de 2.500 votos en ese condado. Como es lógico, los republicanos han pedido que se revisen los resultados en los 47 condados que han utilizado el mismo software electoral.

Por si todo esto no fuera suficiente, el pasado 5 de noviembre el Whashington Times informaba que Judicial Watch, una organización que investiga faltas cometidas por los funcionarios gubernamentales, había publicado un estudio comparativo entre los datos del Censo y los de registros de votantes. La conclusión del estudio revela una enorme disparidad entre ambas fuentes, en 352 condados de 29 estados aparecían 1.800.000 votantes registrados más que ciudadanos en edad para votar.

Donald Trump tiene por tanto razones para desconfiar del resultado de estas elecciones. Son demasiados errores que siempre favorecen a su rival, demasiados fallos en el voto por correo que ha sido el método favorecido por los demócratas, demasiadas casualidades. Algo huele a podrido en Michigan y en otros estados, y no son los muertos. Su equipo de campaña ha presentado denuncias por estas y otras irregularidades en los recuentos en estados como Georgia, Michigan y Pensilvania. Cuando unas elecciones pueden decidirse con un puñado de votos hay que pelearlos absolutamente todos y Trump parece dispuesto a dar la pelea hasta el final. El resultado definitivo de estas elecciones se decidirá en los tribunales, puede que entonces sepamos lo que ha ocurrido realmente.