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A cinco días de las elecciones en Suecia, el “país más peligroso de Europa” para la prensa alemana, el partido de los Demócratas de Suecia (SD) se ha convertido en el segundo partido en intención de voto, rozando un 22% del apoyo popular, un 4% más que sus resultados en las elecciones de 2018. Los Demócratas de Suecia son un partido de corte nacional, conservador y social que pertenece a ECR, el grupo de Conservadores y Reformistas europeos del que forman parte Fratelli d’Italia y VOX entre otros. Conocido por su oposición a la inmigración masiva, el partido ha recibido los calificativos habituales de “extrema derecha”, “xenófobo” y “racista”, y ha sufrido un cordón sanitario por parte de los demás partidos políticos. Decir que el Rey está desnudo tiene un alto precio.

Pero la realidad es tozuda y la situación ha llegado a tal extremo que hasta los creadores del llamado “paraíso sueco”, los socialdemócratas, reconocen ahora su fracaso. La primera ministra, Magdalena Andersson, afirmó en una entrevista con el diario Dagens Nyheter que los guetos étnicos en las grandes ciudades son un caldo de cultivo del crimen organizado: “No queremos barrios chinos en Suecia, no queremos ‘pueblos somalíes’ o Little Italys”. Toda una declaración del fracaso del multiculturalismo, aunque la realidad es que ni chinos ni italianos son los responsables de los tiroteos entre bandas, las violaciones y los asesinatos que son el pan de cada día del país nórdico. Y, por supuesto, ni chinos ni italianos tienen nada que ver con la aplicación de la sharia en las, cada vez más comunes, zonas “No Go”.

Muchos han interpretado este arranque de sinceridad de la primera ministra como un intento desesperado para “frenar a la extrema derecha” e intentar reducir el apoyo a las medidas contra la inmigración de los Demócratas Suecos. Pero lo cierto es que no es la primera vez que Andersson reconoce que las políticas progresistas de buenismo e inmigración no han funcionado. En 2017, cuando era ministra de Economía, Andersson lamentó la decisión de su gobierno de permitir que 180.000 inmigrantes se establecieran en Suecia durante la crisis migratoria de 2015/16: “La integración no está funcionando correctamente. Tampoco funcionaba antes del otoño de 2015, pero para mí es obvio que no podemos tener una recepción de asilo mayor de la que somos capaces de integrar. Eso no es bueno para las personas que vienen aquí y tampoco es bueno para la sociedad en general”.

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Las últimas declaraciones de Andersson provocaron la salida del partido de Saida Hussein Moge, candidata por Gotemburgo de origen somalí, que señaló que los socialdemócratas se han “convertido en un partido más xenófobo”. Sin embargo, van en la misma línea que la del ministro de Integración y Migración, Anders Ygeman, que afirmó que los suecos quieren limitar la concentración de personas de origen inmigrante en las zonas más problemáticas de las ciudades. No obstante, y a pesar de este giro, según una encuesta reciente sólo un 16% de los suecos apoya la política de inmigración de los socialdemócratas y sólo un 9% la del Partido Moderado. Como era de esperar, la política de inmigración más respaldada es la de los Demócratas de Suecia, con un 35%. En la misma encuesta realizada en abril, el apoyo fue del 26%.

Ante estos datos, la respuesta de los socialdemócratas no ha sido una sorpresa. Siguiendo el ejemplo de Joe Biden, el ministro Ygeman y el titular de Defensa, Peter Hultqvist, afirmaron en una rueda de prensa el pasado viernes que los Demócratas de Suecia constituyen una “amenaza para la seguridad y la política exterior” del país. “No hay duda de que las conexiones de los Demócratas de Suecia con Rusia pueden representar un riesgo para la seguridad de Suecia”, aseveró Ygeman. Para no perder la costumbre, los socialdemócratas mienten. SD apoyó la entrada de Suecia en la OTAN, abandonando su postura de neutralidad, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Y respecto a su visión de la Rusia de Putin, esto es lo que manifestó su eurodiputado Charlie Weimers en el Parlamento Europeo:

Los idiotas útiles del Kremlin se encuentran históricamente en la izquierda. Me entristece que algunos en la derecha se hayan encaprichado con el conservadurismo fingido de Putin. Todos los conservadores deberían saber que Putin NO es un baluarte tradicionalista que se enfrenta al débil Occidente “woke”. Putin ha construido un sistema moralmente en bancarrota. Sobornos sistemáticos, corrupción, asesinatos, robos, mentiras, y ahora: enviar a la juventud rusa a morir mientras matan a sus hermanos eslavos. ¿Está Putin defendiendo a la cristiandad utilizando a fanáticos islamistas chechenos y mercenarios sirios en Ucrania? Obligar a un millón y medio de personas a alejarse de su patria y separar a las familias… ¿Está eso en consonancia con los “valores familiares” y el respeto al amor a la patria? ¿Y el “amor al prójimo”? ¿Es compatible el bombardeo de zonas residenciales con el mandamiento “No matarás”? Despierten. El enemigo de tus enemigos no es tu amigo. El imperialismo es la antítesis de las naciones libres.

Utilizar la carta de Putin contra los Demócratas de Suecia es completamente absurdo. Jimmie Åkesson, líder de SD, respondió en un artículo a la esperpéntica rueda de prensa señalando que el verdadero peligro para Suecia es el Partido Socialdemócrata, un partido izquierdista y partidario de la inmigración masiva: “Hemos visto una retórica similar de otros partidos autoritarios y poderosos de todo el mundo. Simplemente están tratando de difundir miedo, mentiras y teorías de conspiración sobre la oposición porque tienen miedo de perder el poder”.

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Las encuestas presentan un empate técnico entre el bloque de izquierdas y el de la derecha. En la izquierda, los socialdemócratas se mantienen como primera fuerza política y cuentan con el apoyo de los Verdes, el Centro y la Izquierda. En el bloque de la derecha, el primer lugar sería para los Demócratas de Suecia, seguidos por el Partido Moderado, los Democristianos y los Liberales. Hasta ahora estos partidos se han negado a formar una coalición con los nacional-conservadores, pero si las encuestas se confirman y los Demócratas de Suecia superan el 20%, los demás partidos de la derecha no tendrían más opción que buscar un acuerdo si realmente quieren llegar al gobierno. 

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REDACCIÓN