¿Con indicios criminales en La Moncloa siguen los pactos de la amnistía?
Es maniobra insensata e imprudente fingir que no sucede nada en España cuando La Moncloa está implicada en un caso de corrupción que además amenaza la propia estabilidad del Estado. Porque esa Moncloa sospechosa de corrupción, de flagrante criminalidad que concierne al grueso del gobierno de España, está pactando con los enemigos del Estado una Ley de Amnistía como llave que abrirá la caja de Pandora para futuribles conflictos con la desintegración territorial de nuestro histórico país. Una segura balcanización de España siendo insensato no prever las consecuencias derivadas de estas aberraciones con origen monclovita.
Y no será que en las circunstancias apremiantes, ausente una reacción que no se contempla por parte de los garantes del Estado de Derecho, no existen innúmeros indicios de alarma para frenar unos pactos que nos abismarán en la segura tendencia rupturista que tendrá su inicio en Cataluña para después sumarse otras comunidades: las que aguardan sibilinamente el momento para sumarse a los logros conseguidos, gracias a la necesidad de que un sátrapa sin moral ni conciencia obtenga los favores de poder derivados de 7 votos de traición. Junts es sólo el inicio de una tormenta separatista que azotará, además sin las defensas naturales de la Constitución, a España hasta su despedazamiento arbitrario, siempre propiciado por el que con el tiempo se sabrá fue un delincuente común que tocó todos los palos tras el disfraz de la política.
Con la certeza de criminalidad que influye no sólo dentro de nuestras fronteras con el caso Koldo radiografiando la sustancial putridez de todo el PSOE, sino con la sospecha de alta traición cada vez más evidente con Sánchez cediendo al burlesco chantaje de Marruecos para que no se aireen los trapos sucios, personales , de quien usa a todo un país para su propio beneficio, los pactos con Junts siguen adelante como si España entera, sus responsables históricos ignoraran que están siendo cómplices de una aberración histórica que con el tiempo desembocará en un conflicto civil. El embudo de la intransigencia es cada vez más estrecho y las obligaciones de la responsabilidad no asumida ahora tendrán consecuencias en el futuro porque lo que mal anda, peor acaba; porque la indiferencia ante la injusticia, la cobardía ante las miserables canalladas al final siempre exigen el pago de las cuentas pendientes con la dignidad perdida. La Historia, desgraciadamente, lo dicta.
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Yo no sé quién se cree el editor o redactor o lo que sea, que va a luchar aquí. ¿Los esperpentos de «First dates», quizá?