16/05/2024 15:21
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Por el almirante (retirado) Nicola De Felice.

La nave negrera de la ONG española Open Arms está desembarcando a sus 265 “naufragos de pago” en Sicilia, en Porto Empedocle. De nuevo, el chantaje de mostrar los menores presentes a bordo a los medios de comunicación ha desencadenado la falsa solidaridad, hipócrita y buenista, del débil gobierno italiano que, a pesar de todas las adversidades de la pandemia y las dificultades que está sufriendo el pueblo italiano, mantiene abiertos los puertos y favorece la inmigración descontrolada de los inmigrantes ilegales. Malta se negó a permitir el desembarco, mientras que a Libia y Tunez, a pesar de estar mucho más cerca, ni siquiera se lo solicitaron. Después de desembarcar unos cincuenta menores, los inmigrantes ilegales serán transbordados al “Rhapsody”, el crucero utilizado para la cuarentena por el Ministerio del Interior. Lamentablemente, los gobiernos europeos de izquierda radical no tienen intención de aplicar las normas internacionales que regulan estos casos. Los barcos de las ONG, con su aproximación a las costas libias, activan el factor de atracción incitando a los comerciantes de seres humanos a reactivar su negocio criminal y a enviarles las barcazas llenas de inmigrantes ilegales: los bengalíes, el segundo grupo étnico más grande desembarcado en Italia en 2020, pagan hasta 30.000,00 euros por persona para subir a los barcos. Las ONG se convierten así, indirectamente, en cómplices de la trata de personas y del aumento de las muertes en el mar. Los buques de las ONG infringen las normas internacionales de rescate en el mar (Convenio de Hamburgo) al no pedir al coordinador estatal de la zona de rescate (que no es Italia) que asigne el “Place of Safety” más cercano (por ejemplo, los puertos tunecinos que antes del Covid estaban llenos de cruceros occidentales). Violan el derecho del mar de la ONU al no respetar las normas sobre inmigración ilegal y el derecho de los estados costeros, violan el artículo 13 del Reglamento de Dublín de la Unión Europea, que exige que el estado de bandera (en este caso España) se haga cargo de la protección internacional y de las solicitudes de asilo político.

El de Open Arms es el primer caso de inmigrantes ilegales que entran en Italia a través de un barco de una ONG en 2021. La ONG francesa “Sos Mediterranée” ya está preparando en Marsella el barco noruego Ocean Viking, mientras que otras ONG, como la italiana “Mediterranea Saving Humans” o la alemana “Sea Watch”, se preparan para iniciar su campaña de invasión de 2021 en Italia. La reflexión final es: si hay reglas internacionales que regulan estos casos, ¿por qué los europeos no las respetan? ¿Por qué Europa no inicia de una vez por todas una actividad de colaboración con los Estados de origen y tránsito bloqueando las salidas en origen? Ya se ha hecho en Somalia contra los piratas con excelentes resultados. En lugar de inventar operaciones navales no concluyentes, la UE debería iniciar una actividad conjunta de vigilancia y patrullaje entre Europa y Libia y entre Europa y Túnez, en las aguas territoriales libias y tunecinas, bloqueando las barcazas antes de que salgan de suelo africano. Esto debería hacerse antes de que sea demasiado tarde para nuestra bella Europa.