02/05/2024 04:26
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¿Hemos guardado España en el armario? Las noticias fluyen, acuerdos, constitución, monarquía, presidente, Cataluña, amnistía, dinero, justicia, Israel, presos, atentados, Bruselas, trenes, oposición, desigualdad, comunidades autónomas, autodeterminación, Palestina, Barcelona y otros mil temas de discusión, noticias, información, pero nadie habla del tema más importante y al que afectan todos esos temas citados y otros mil de los que nadie se apea, ESPAÑA.

La semana pasada estuve cuatro días en Barcelona, la Barcelona de finales de Octubre de 2023 y no sentí nada de lo que hablan quienes se consideran propietarios exclusivos. La ciudad había cambiado, ya no era la ciudad que conocí en los años 80, una ciudad triste, apagada, difícil, vista desde el desconocimiento de un foráneo del interior, vista desde la comparación de un Madrid donde la movida madrileña había coloreado mi ciudad hasta convertirla en la ciudad que no dormía, vida de día y vida de noche, la Barcelona vista desde el punto de vista de quien llega preocupado y herido por la vida, por la suerte, mala en este caso, esquiva y caprichosa con la familia.

Las circunstancias distintas, años pasados por una ciudad que si había vivido tiempos difíciles no por ello había dejado de pasar a ser, tras la Olimpiada, una ciudad hermosa, joven y hasta donde yo veía activa y alegre.

Los barceloneses parecían contentos con la ciudad que habitaban y que tras el paréntesis separatista y de algarada constante volvía a activarse en la actividad empresarial y comercial.

¿Hemos guardado España en el armario? Qué gran impresión me causó su zona portuaria en contraposición con la que había conocido, fresca y multigeneracional ahora, en la que veía una interrelación franca, en la que destacaban sus profesionales multidiversos pero relacionados, más que por otra cosa, por su ciudad. Era mi impresión primera, tras acudir a un congreso multiactividad en su Palacio de Congresos, donde todo resultaba fresco e interactivo.

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Eso sí, la Sagrada Familia continuaba inacabada, debe ser parte de su encanto. El día que la terminen perderá la naturaleza de lo que siempre ha tenido en su impresionante visión, las grúas que le confieran el elemento que indica su eternidad, eternidad de trabajo.

Una ciudad con playa…esa playa de Barcino frente al mar a la que llegó Don Quijote, eso sí ahora repleta de gente. Niños con sus maestros, gente tomando el sol o intentándolo, gentes aprendiendo a usar las tablas de surf, mucha, mucha gente haciendo deporte, palas, balonvolea, gimnasia o simplemente corriendo. Una ciudad sorprendente en un final de octubre sorprendente. Aunque el cielo se encapotó y perdimos el sol, las nubes hicieron que la luz fuese más nítida, su belleza hace que quienes venimos del interior envidiemos su mar, su luz, su temperatura y su manera de sentir la cercanía del mismo, que te hace estar de vacaciones un poco cada día.

Esa ciudad triste pasó a la historia a no ser que los propios barceloneses la devuelvan a lo que fue. Futuro, esperanza y vida mantienen lo que es hoy mi Barcelona española, ciudad que considero tan mía como el resto de mi España, como parte de nuestra cultura e historia.

Hoy he hablado de Barcelona, me pillaba ad hoc su visita cercana, pero puedo hablar de mi San Sebastián, mi Santiago de Compostela, mi Sevilla, mi Valencia, mi Cáceres, mi Toledo o cualquier ciudad española, que son de todos, España al fin.

Y esa es la cuestión, saber que vamos a hacer con España ante la avalancha de acechanzas, mentiras, engaños, traiciones, inhibiciones, ignorancias, olvidos, cobardías, penas y más penas.

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Por eso hablaba del haber guardado España en el armario, como un abrigo pasado de moda, como ese sombrero que ya no se lleva, como ese pantalón “demodé” pero que siempre ha guardado del frío, ha protegido de las inclemencias del tiempo a sus dueños y que hemos guardado en el armario por si, estando o no estando de moda, lo necesitásemos. Porque la moda es algo relativo, ”un va y viene” y España, si es que alguna vez no ha estado de moda, ahí la tenemos siempre, saquémosla del armario, sacudámosla de la naftalina y paseémosla, porque los españoles la necesitamos y nos sentimos orgullosos de ella y los que no la sientan así, hagan de la necesidad virtud y busquen su “urgull” en otro sitio, no se queden con lo que también es mío, cuando vuelvan, serán recibidos como España recibe a todos los que aquí llegan sin serlo, con la generosidad de lo que significa la palabra España y sus leyes y siempre a sus hijos pródigos con más razón. No sería la primera vez.

Carlos Zarco

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Geppetto

Vamos a dejarnos de tonterias
Cataluña en la actualidad no es España porque en realidad España dejo de existir hace tiempo
Solo esta unida por la Caballero Don Dinero
Y este poderoso pegamento dejara de ser indispensable ya que la Cataluña separatista se ha comido a la española, precisamente, con ese pegamento llamado dinero

Aliena

Además de despistado, buenista, falsurrón… un cursi de campeonato. Por cierto, España no es de usted, no disponga de ella.

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