17/05/2024 06:09

Pedro Sánchez conduce a España hacia la confrontación civil, sin freno .Para justificar de cara a las elecciones de 2023 el incumplimiento de los compromisos adquiridos con la ciudadanía en la campaña electoral de 2019, Pedro Sánchez adujo que no había mentido sino que tan solo “había cambiado de opinión”. Con ello el psicópata monclovita venía a poner de manifiesto que en éste, como en otros tantos asuntos, adolecía de una indecencia superlativa, una carencia argumental absoluta y una simpleza intelectual alarmante.

Así, P. Sánchez vino a decirnos que formar un Gobierno de coalición con Podemos después de haber señalado que era imposible dormir tranquilo con los podemitas formando parte de su gabinete ministerial, era tan solo “un cambio de opinión”; que blanquear a la banda terrorista ETA y definir a Arnaldo Otegi como un hombre de paz después de haber dicho que jamás pactaría con Bildu por ser los representantes políticos del delictivo entramado abertzale, era tan solo “un cambio de opinión”; y que eliminar el delito de sedición, disminuir las penas por el delito de malversación de fondos públicos y conceder el indulto a los golpistas catalanes después de haber manifestado que todos aquellas personas que habían participado en la intentona golpista del 1-O debían ingresar en prisión, era tan solo “un cambio de opinión”.

Pues no, en realidad la conducta de P. Sánchez durante la pasada legislatura no fue fruto de un análisis reflexivo en la búsqueda del bien común que le llevara a cambiar de opinión, sino que tan solo estuvo orientada a saciar sus patológicas ansias de poder, como evidencia el hecho de que lo único que consiguió al entregarse en cuerpo y alma a los enemigos seculares de la nación española, fue humillarse para mantenerse al frente del Ejecutivo.

Pedro Sánchez conduce a España hacia la confrontación civil, sin reacción. A pesar de que la mayoría de las acciones de gobierno de P. Sánchez vinieron marcadas por una maquiavélica carencia de principios morales y democráticos, la izquierda española, instalada en el fanatismo, el sectarismo y la irracionalidad, decidió obviar las deplorables políticas sanchistas y volvió a votar en masa al partido socialista. Si bien la derecha constitucional, representada por el PP, Vox, UPN y CC, obtuvo la victoria en las urnas, la gobernabilidad de la nación española, como consecuencia de una ley electoral que adultera el verdadero sentir del conjunto de la ciudadanía, quedó en manos del independentismo catalán y vasco, a pesar de representar tan solo al 7% de la población española. Ante esta paradójica situación el psicópata monclovita, como era de esperar, unió una vez más su destino al populismo comunista, al golpismo catalán y al filoterrorismo vasco. Sin embargo, en esta ocasión, P. Sánchez y la coalición socialcomunista necesitaban, para continuar en el poder, el apoyo de todas las fuerzas independentistas, las cuales, al encontrarse en tan privilegiada posición, elevaron sus exigencias separatistas hasta límites absolutamente inaceptables y, por tanto, inasumibles para cualquier político mínimamente leal a la nación española.

Así, el entramado independentista catalán, es decir, ERC y Junts, establecieron como condición indispensable para apoyar a P. Sánchez en la sesión de investidura que se concediera la amnistía a todos las personas implicadas en el “Golpe de Estado” del 1-O. En este punto, es necesario recordar que antes de las elecciones el propio P. Sánchez manifestó, en repetidas ocasiones, que no concedería jamás la amnistía a los golpistas catalanes no solo porque ello fuera anticonstitucional, sino también por convicción personal y política. Sin embargo, demostrando que su palabra vale menos que el papel higiénico usado, después de celebradas las elecciones de 2023 y con los resultados en la mano, P. Sánchez, con su habitual falta de escrúpulos, tuvo el cuajo de manifestar ante el grupo de homúnculos que forman parte del Comité Federal del PSOE que: “En el nombre de España, en el interés de España, en defensa de la convivencia entre españoles, defiendo la amnistía en Cataluña”. Obviamente, dicha declaración no es otra cosa que una sarta de falsedades que sólo buscan obtener un beneficio personal. Así, en primer lugar, el ser humano es una entidad orgánica individual vinculada a su entorno, mientras que una nación es una entidad histórica de carácter sociopolítico, razón por la cual ambas entidades no pueden fusionarse para formar un todo indivisible, infiriéndose de ello que la conjunción identitaria que P. Sánchez hace de su persona y España solo pueda entenderse como una muestra más de sus delirios narcisistas. A su vez, en segundo lugar, es de una hipocresía monumental hablar del interés nacional, cuando la amnistía responde exclusivamente a la necesidad que P. Sánchez tiene de contar con los votos del independentismo catalán para seguir instalado en el poder, como lo demuestra el hecho de que el Consejo General del Poder Judicial haya convocado un pleno extraordinario para denunciar que la amnistía supone la abolición del Estado de Derecho. Y, por último, la amnistía no está orientada a mejorar la convivencia entre españoles, como se han encargado de poner de manifiesto tanto el presidente de la Generalidad de Cataluña y representante de ERC, Pere Aragonés, como el máximo representante de Junts, el prófugo Carles Puigdemont, al señalar que Cataluña es una nación y que la amnistía es tan solo el punto de partida para conseguir la independencia. Lo cual viene a evidenciar que lo que el separatismo catalán pretende, contando para ello con la connivencia de P. Sánchez, no es garantizar la convivencia ciudadana en el conjunto del territorio nacional, sino que lo que plantea sin ningún tipo de subterfugios es la fractura de la sociedad española.

En definitiva, la amnistía que P. Sánchez pretende conceder a los golpistas catalanes supone: eliminar la comisión del de los delitos de secesión y malversación perpetrados por las fuerzas independentistas catalanas; vulnerar el orden constitucional vigente; legitimar la violencia secesionista; conferir al Estado español un carácter represor; eliminar la potestad de los jueces para impartir justicia y, en consecuencia, suprimir la separación de poderes, abolir el Estado de Derecho y subvertir la democracia, con el agravante de constituir todo ello la antesala de la definitiva ruptura de la unidad de la nación española

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Pedro Sánchez conduce a España hacia la confrontación civil, impunemente. De esta forma, P. Sánchez se ha convertido en el sátrapa que su perturbada naturaleza anhelaba ser, llevando a España al caos que supone dividir a la sociedad española en dos bandos irreconciliables, con el evidente riesgo de contienda civil que ello conlleva. Por todo lo expuesto, parece llegado el momento de que el rey Felipe VI, en su condición de jefe de Estado y mando supremo de las Fuerzas Armadas, asuma de una vez por todas las responsabilidades que su cargo conlleva, entre las cuales se encuentran de manera prioritaria garantizar la unidad de España y preservar el orden constitucional. De no ser así el totalitarismo socialcomunista triunfará, la monarquía parlamentaria y la democracia desaparecerán y la Historia le condenará por su deslealtad e incompetencia.

Autor

Rafael García Alonso
Rafael García Alonso
Rafael García Alonso.

Doctor en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid, Especialista en Medicina Preventiva, Máster en Salud Pública y Máster en Psicología Médica.
Ha trabajado como Técnico de Salud Pública responsable de Programas y Cartera de Servicios en el ámbito de la Medicina Familiar y Comunitaria, llegando a desarrollar funciones de Asesor Técnico de la Subdirección General de Atención Primaria del Insalud. Actualmente desempeña labores asistenciales como Médico de Urgencias en el Servicio de Salud de la Comunidad de Madrid.
Ha impartido cursos de postgrado en relación con técnicas de investigación en la Escuela Nacional de Sanidad.
Autor del libro “Las Huellas de la evolución. Una historia en el límite del caos” y coautor del libro “Evaluación de Programas Sociales”, también ha publicado numerosos artículos de investigación clínica y planificación sanitaria en revistas de ámbito nacional e internacional.
Comenzó su andadura en El Correo de España y sigue haciéndolo en ÑTV España para defender la unidad de España y el Estado de Derecho ante la amenaza socialcomunista e independentista.
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Geppetto

Mientras no haya fractura en las fuerzas militares no habrá guerra civil ni enfrentamientos de ningun tipo
Los españoles se comeran con patatas lo que en este momento esta haciendo el poder politico y se termino.

Aliena

No sea usted iluso. No puede haber «confrontación civil» cuando no hay quien esté dispuesto a dejar cinco minutos su móvil, su Netflix, su cañita o lo que sea.

BdT

Cinco minutos me parecen muchos.

Si va usted en el Metro, observe cómo los zombis aprietan su móvil con la mano, no lo dejan, van cargados como mulas, pero el móvil siempre a mano, como si fuera a desaparecer al segundo siguiente como el Depredador de la película.

Aliena

Sí, buena analogía.

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