18/05/2024 14:10

Protestors raising fists high above heads. Concept of protest, human rights, fighting.

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Muchos, al contemplar la situación global y lo poderosos que son nuestros enemigos, pueden decaer y negarse a seguir ante la brutal desigualdad en la batalla. No será el primero ni el último que desfallecerá ante la visión de semejante ejército y la aparente inutilidad de nuestra resistencia.

Y es comprensible porque el enemigo que tenemos delante es sin duda poderoso, numeroso, con recursos e inteligente.

Conocemos que llevan a cabo un plan milenario y que sus huestes abarcan el mundo entero. Sabemos que sus medios son casi infinitos y sus armas tan mortíferas como perversas y confusas.

Entendemos que utilizan a nuestros semejantes para sus fines y que saben perfectamente como instrumentalizarlos.

Así mismo, somos conscientes de su tremenda convicción y su profundo compromiso por llevar a cabo su funesta función.

¿Podemos vencerles?

Estás haciendo mal la pregunta apreciado camarada.

La haré yo por ti: ¿Se puede vencer al mal?

El mal no puede ser vencido en su totalidad, ya que es intrínseco en esta Matrix en la cual estamos sumidos.

De hecho, esta tela de araña dónde el tiempo parece controlarlo todo, es donde “ello” habita y siempre habitará.

Pero la respuesta no es vencer o perder, puesto que perder es el no afrontarlo.

Así pues, tan solo hay dos opciones:

O luchar y resistir o ser sometido como los que no plantan cara.

No existe la opción de vencer al mal en su inmensidad. Tan solo podemos vencerlo en nuestro interior. Es una lucha interior, sobre todo.

Lo que nos rodea existe sin duda, pero podremos abarcar únicamente hasta donde nuestras capacidades nos lo permitan.

Es una guerra espiritual milenaria, así que nosotros somos parte de ese orgulloso ejército que no ha sido sometido.

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No se trata de vencerlo, sino meramente de no ser engullido y retrasar lo posible su implacable avance.

Es una lucha que se repite reiteradamente y desde siempre hasta la eternidad del tiempo. Pero nosotros, no siempre estaremos donde los Ángeles caídos habitan.

Nosotros volveremos a ese otro reino donde ellos no pueden volver a entrar. El reino del no tiempo.

Y es por eso que luchamos.

Luchamos por el hombre del mañana.

Por aquellos que quizás aún no han nacido, pero que deseamos que nazcan y sean libres, y sanos.

Luchamos por el bien.

Por la honestidad y la verdad que quieren ocultar, entorpecer y denigrar.

Luchamos porque es lo que hay que hacer.

Porque si nosotros no lo hacemos, ya está todo perdido.

El resultado no es lo importante, sino nuestros actos y predisposición en estos últimos días.

¿Eres optimista? Me ha preguntado hoy el mítico héroe de la resistencia, Josele Sánchez (1).

Lo soy. No porque crea que pueda vencerlos, sino porque estoy convencido de que es lo que debemos hacer indistintamente de los resultados.

Efesios 6:10-12 (Reina-Valera, 1960)

La armadura de Dios

10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

(1) https://www.ivoox.com/podcast-resistencia-josele-sanchez_sq_f12012810_1.html

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