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En esta aterradora época que nos toca vivir, en la que el patriotismo es perseguido junto con la religión e incluso la moral natural, rezar y recordar a nuestros familiares y camaradas difuntos se está haciendo incluso físicamente imposible. Por eso mismo, es un deber hacerlo en estas fechas. Por ello quiero dar a conocer la memorable labor de la Fundación Indortes en relación con los militares caídos en cualquier época, especialmente los encuadrados en la División Azul

Durante la Segunda Guerra Mundial combatieron junto al Ejército alemán en el Frente del Este numerosos contingentes de otras naciones europeas. España contribuyó con las famosas División Azul y posterior Legión Azul, Escuadrillas Azules y marinos encuadrados en la Armada germana.

Lógicamente muchos combatientes cayeron en la lucha, y allí quedaron sepultados, sin posibilidades de repatriación, al comenzar la Guerra Fría y erigirse el Telón de Acero.

 

Desde la caída del Telón de Acero, a partir de 1990, varias naciones del antiguo “Eje” iniciaron los trabajos de localización de los cementerios de campaña en el frente del Este, su exhumación y enterramientos en cementerios regulares dignos.

La organización alemana Volksbund (VDK) es la encargada de la localización, exhumación y traslados de los restos de sus caídos a cementerios militares y del cuidado de los mismos. Lo hace con la autorización y colaboración de las autoridades rusas.

Italia firmó un acuerdo con Rusia, por el cual ha repatriado a la casi totalidad de sus militares muertos en los campos de batalla rusos. Estas repatriaciones han recibido, a su llegada a tierra italiana, honores militares por un regimiento de infantería, y en ocasiones señaladas han sido solemnemente presididas por el presidente de la República.

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España es, seguramente, la única nación que no ha firmado un acuerdo con Rusia para localizar a cerca de 4.500 muertos en combate, desperdigados por los campos rusos, y hacer la obra de misericordia y patriotismo de darles una sepultura digna.

 

El Ministerio de Defensa español alcanzó, en 1994, con el Gobierno de Felipe González (PSOE), un acuerdo con Volksbund, por el que está en sus campañas de exhumación, trasladaría a un sector del cementerio militar alemán de Pankovka (Novgorod, Rusia) aquellos restos mortales que fueran identificados como españoles.

Así se abrió la posibilidad de que familias e instituciones pudieran pedir las repatriaciones de divisionarios caídos, siempre que hubieran sido exhumados y fehacientemente identificados.

A título personal, algunos españoles se dedicaron a localizar, exhumar e identificar algunos divisionarios sepultados en cementerios provisionales de campaña. Estas voluntariosas gestiones, realizadas fuera del acuerdo con la VDK, tuvieron unos objetivos muy específicos y, por tanto, un horizonte temporal muy limitado. La falta de organización, de procedimientos adecuados y de documentación suficiente, provocó algunas disensiones sobre el terreno con los responsables de estos cometidos y algunos lamentables errores en los objetivos previstos.

La Fundación Indortes (FI) surgió como heredera y continuadora de la Fundación Istolacio, fundada en 1996, con la finalidad de “Fomentar la conservación, vigilancia y ornato de los cementerios o tumbas de combatientes españoles o bajo Bandera de España, caídos en lucha, sin distinción de época, lugar credo o ideología.

Desde el año 2013 la Fundación Indortes (http://fundacionindortes.org/la-fundacion-indortes/) se ha dedicado a realizar campañas en Rusia trabajos exhaustivos de documentación y con recursos financieros, para realizar campañas regulares y sistemáticas en los campos de Rusia, en estrecha colaboración y coordinación con la VDK, para localizar, exhumar e identificar a los restos mortales de los divisionarios, en cementerios de campaña o insepultos sobre los campos de batalla. También proporciona información sobre situación de los caídos a los familiares que lo solicitan y apoyo en los trámites administrativos, en caso de posibles repatriaciones, todo sin coste alguno para los solicitantes.

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La labor de la Fundación Indortes ha sido, y seguirá siendo, necesaria, patriótica, discreta, a veces ingrata, pero rigurosa y muy eficaz.

Quede constancia y felicitémonos por ello.