09/05/2024 11:32
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En tanto se intentaban agilizar los trámites judiciales para culminar con el cierre de la instrucción y la celebración del juicio oral de los Pagarés de Nueva Rumasa, sorpresivamente y en paralelo como una inspiración sobrenatural- no es hiperbólica la consideración después de cuatro décadas-, la Justicia ha dado la razón a quien denunció una salvaje indefensión sin juicio justo.

Después de transcurrir 40 años reivindicando ese reiterado juicio justo hasta la extenuación mortal, ocho desde que falleció, D. José María Ruiz-Mateos ha recibido un tardío beneplácito de la Justicia por el expolio, mal llamada expropiación, de su patrimonio contenido en su gran obra financiera y empresarial del Holding Rumasa. Baste recordar de aquel emporio saqueado por medio de un decretazo del PSOE felipista a punta de metralleta, que sólo con el valor de la Finca de La Almoraima tasada en 500 millones de euros, se satisfarían las cantidades adeudadas a los Inversores de Nueva Rumasa. Aparte del patrimonio personal de la Familia Ruiz-Mateos que fue embargado en su totalidad y que podría haber recompensado sobradamente la emisión. Por no recordar el cierre crediticio del Banco de Santander que provocó el estropicio de Nueva Rumasa cuando existían miles de millones de euros en activos para cubrir cualquier contingencia. Y puestos a pensar mal quizá entroncaba aquella decisión con los oscuros hilos manejados desde 1983 para restarle influencia al empresario en su reivindicación de Justicia por la expropiación.

A la sazón,  el Tribunal de Justicia de Madrid con esta histórica sentencia ha condenado al Estado a tramitar el expediente que pueda determinar el justiprecio por la expropiación de 1983. Así, la Justicia de la que dudó por su aparente inacción el empresario, estimó el recurso de la Familia frente al Ministerio de Hacienda al que obligan a recalcular teniendo en cuenta la totalidad de las acciones o participaciones sociales del Holding. La falacia del valor cero por las supuestas deudas contraídas del Holding, la excusa torticera para dar por finiquitada la investigación del latrocinio socialista, queda en evidencia con un Estado que procedió delictivamente en la década de los ochenta al poco de llegar Felipe González a la presidencia de España.
Ante el Tribunal Supremo resta el recurso  que es la caverna oscura de la manipulación donde quedar al acecho y dilatar en el tiempo la resolución judicial, pero lo cierto es que  este toque de atención ante las maniobras delictivas de cuarenta años atrás que han quedado al descubierto señalan como culpables a los presuntos criminales que saquearon un emporio de 700 empresas y 23 bancos para su uso personal,  endeudando a los españoles con 3 Billones de las antiguas pesetas.
Bien podría decirse que se procura sensación de Justicia a la espera de que se culmine la intención de la honra y la decencia que se supone de la verdadera Justicia y restituirlas ante Dios y los hombres. Sobre todo ante el Dios al que siempre se entregó D.José María a pesar de no obtener vivo la Justicia que esperó hasta su muerte. Vergüenza y terror deberían dar a los orquestadores y cómplices de esta aberración histórica. Al final se rinden cuentas de todo.
Queda explicado por qué un hombre tan serio en su descomunal trabajo, se vio obligado a recurrir a un esperpento y sainete público con el fin de que España recordara el crimen de Estado que auténticos delincuentes tras la excusa política cometieron para un enriquecimiento personal que aún perdura. En Paz descanse D. José María Ruiz-Mateos, si cabe todavía más en Paz. Otros serán los que se revolverán en sus tumbas.

Autor

Ignacio Fernández Candela
Ignacio Fernández Candela
Editor de ÑTV ESPAÑA. Ensayista, novelista y poeta con quince libros publicados y cuatro más en ciernes. Crítico literario y pintor artístico de carácter profesional entre otras actividades. Ecléctico pero centrado. Prolífico columnista con miles de aportaciones en el campo sociopolítico que desarrolló en El Imparcial, Tribuna de España, Rambla Libre, DiarioAlicante, Levante, Informaciones, etc.
Dotado de una gran intuición analítica, es un damnificado directo de la tragedia del coronavirus al perder a su padre por eutanasia protocolaria sin poder velarlo y enterrado en soledad durante un confinamiento ilegal. En menos de un mes fue su mujer quien pasó por el mismo trance. Lleva pues consigo una inspiración crítica que abrasa las entrañas.
https://www.linkedin.com/in/ignacio-fern%C3%A1ndez-candela-59110419/
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2 comentarios
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Pedro

Decía Napoleón que la Justicia que se aplicaba tardíamente, no era Justicia.
¡Y tenía razón!

Gabriel

Menos mal que hay al menos una persona que sigue batallando en defensa de los inversores en pagarés.
Gracias, Ignacio Fernández Candela, mil gracias.

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