22/11/2024 07:09
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Lo bueno que tiene cumplir años y haber vivido en primera persona la Transición, el origen del actual sistema político, es que, además de recortes de prensa, se tiene una amplia memoria.

No está de más recordarle al flamante presente y presunto líder del Partido Popular, y a todo el clan de amnésicos o desmemoriados que le rodea y le guía, que los orígenes del Partido Popular están en 7 ministros de Francisco Franco, pero que, además, si nos pusiéramos a rebuscar en las listas electorales, entre sus concejales y alcaldes, de los últimos 45 años puede que el sonrojo fuera estratosférico.

Es cierto que el PP, desde los tiempos de Manuel Fraga (Alianza Popular), buscaba aprovechar el voto del franquismo sociológico, como lo hizo la UCD de Adolfo Suárez, y para ello todo es válido, hasta la estafa política. Porque una cosa es entender que un período histórico-político ha concluido, y otra muy distinta escupir sobre ese periodo en el que se ha sido parte importante desde su elite política.

Hoy tiene poco sentido, pero cabría preguntarse ¿qué habría pasado si en 1977, 1982 y así hasta finales de los noventa los líderes populares hubieran empuñado el micrófono, y en vez del eufemismo y el circunloquio, en uno de sus mítines, se hubieran declarado “antifranquistas” (ser antifranquista tras el 20-N de 1975 es una majadería), criticando abiertamente el régimen de Franco?

El miedo al socialismo, a la izquierda, actuó de bálsamo protector de la ficción y el franquismo sociológico, incluyendo la inmensa mayoría de su clase política y mediática, se hizo primero de AP y de la UCD y luego del PP, que no es más que la suma de ambas. Y si volvemos a los listados electorales de ambas formaciones, o a los antecedentes familiares de sus carreras políticas (hijos de la clase política del régimen de Franco), tendríamos que llegar a la conclusión de que franquistas + franquistas= franquistas al cuadrado (que tome nota Antonio Maestre). Y eso que algunos franquistas destacados, guiados por su buena fe, decidieron ir en 1977 en las listas de Alianza Popular (la madre y el padre del PP) a las elecciones, cayendo en la trampa de un Manuel Fraga dispuesto a todo por alcanzar su máximo sueño, ser presidente del gobierno de la monarquía.

La serie que pienso dedicar, si tengo tiempo suficiente, a los políticos de Franco y el Partido Popular, comienza por don Carlos Arias Navarro. Para un español de hoy Arias Navarro es ese señor que sale en los vídeos de internet diciendo aquello de “Franco ha muerto”.

A algunos convendría no olvidar que don Carlos había sido fiscal y notario antes de que Franco se sublevara en 1936 y que se le podría situar en el republicanismo progresista. Seguramente el desencanto le condujo a apoyar a los sublevados peor ello no le hizo ser simpatizante de la monarquía (chocó con Juan Carlos). El rojerío, cuando ascendió a la fama política, lo bautizó como el “carnicero de Málaga” (actuó como fiscal en los consejos de guerra). Su larga carrera política le llevó a ser varias veces gobernador civil y jefe provincial del Movimiento (coletilla que se olvidan algunos de añadir), y Director General de Seguridad. Luego alcalde de Madrid, ministro de la gobernación con Carrero Blanco y presidente del gobierno tras su asesinato. Le vino grande el cargo, se hizo un lío entre aperturistas, franquistas, búnkers señalados/calificados por otros; liaba las cosas más que ponerlas en vías de solución en un ambiente político que se esperaba el final de Franco y todos buscaban colocación para el futuro orlado por un espíritu febrerino que se hundió a las primeras de cambio. Y tras la muerte del Generalísimo el rey, Juan Carlos I, consiguió su objetivo: dimitirle.

Hasta ahí bien, pero la política hace extraños amigos y compañeros y en abril de 1977 anunciaba que sería candidato a senador por Madrid en las listas de Alianza Popular, federación de partidos que buscaban el voto del franquismo sociológico y también militante sin rubor alguno (¡Ah, esos mítines donde se hoy el grito de Franco, Franco, Franco!; recuerdo que tendrá efectos catatónicos en los mandamases del PP).

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Algunos dicen que después tuvo “cargo de conciencia” ante el recuerdo de Franco, y eso que el PP tardaría unas décadas en condenar el “golpe” del 18 de julio, al que se había sumado don Carlos, pero esta es otra historia.

Autor

Francisco Torres