22/11/2024 20:43
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Como les supongo personas cultas e instruidas, ahorro la explicación de que significaba en la antigua Roma cruzar el Rubicón, y como César, cuándo lo cruzo se estaba rebelando contra el estado de derecho, que significaba el Senado, y no la fuerza bruta de las armas.

También estoy seguro de que conocerán el significado de la “dalmatio memoriae”, que suponía que el nombre de una persona era borrado de la historia, por su indignidad o traiciones, o ambas cosas.

Pues bien, en el caso de la España actual, parece evidente que esa dalmatio memoriae habría que aplicársela al todavía presidente del gobierno, y a “su” presidenta del congreso, esa tercera pata del estado de derecho que predicaba Montesquieu: poder ejecutivo, legislativo y judicial.

En estos días últimos, la presidenta del congreso ha demostrado, con creces, no ejercer un poder independiente, sino ser un simple esbirro del partido sanchista, controlado por Sánchez, a su mayor gloria.

Lo que queda del PSOE, si es que queda algo, se ha cubierto de mierda pactando con los sucesores de los etarras genocidas, y los separatistas catalanes, el control del CNI, Centro Nacional de Inteligencia, es decir los servicios secretos del Estado español, cuya primera y única finalidad son vigilar los peligros, internos y externos para España, velando por la seguridad de la Patria.

Con una burda modificación del reglamento de la comisión de secretos oficiales, ha colado, de rondón en ese organismo, a una mayoría de filoterroristas y separatistas, es decir, los máximos enemigos del estado español…

¡Acojonante!

No tengo palabras.

Nunca hubiera pensado que esta mema con pretensiones, metida en política para ver si consigue algo de la erótica que no tiene (ya sabemos aquello de la erótica del poder), pudiera caer tan bajo.

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Claro que ya no me sorprendo de nada.

Estoy asqueado, y con ganas de vomitar.

Ya apuntaba maneras cuando circulaban fotos suyas en bañador, acompañada de su maromo actual, dialogando alegremente, durante largo tiempo, con dos ex prebostes de la Junta de Andalucía, por la PSOE, naturalmente, condenados por dilapidar 860 millones de euros del dinero público, según sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla.

En definitiva, estamos en manos de gentuza, y no solo son gentuza, sino también traidores.

El delito de traición aparece en nuestro Código Penal, y habría que ir pensando en que alguien se querelle o la denuncie por cometerlo.

Así de claro.

Autor

Ramiro Grau Morancho