24/11/2024 07:12
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Entre 1942 y 1952 se desarrolló en Ucrania la lucha anticomunista de la UPA, una de las más potentes organizaciones guerrilleras del siglo XX, pero que precisamente por su anticomunismo raramente es citada como referencia de combate insurgente en nuestro siglo. Y sin embargo lo cierto es que difícilmente se podría encontrar un ejemplo más claro de “lucha armada popular”.

Vimos en su día como Ucrania fue teatro de batalla principal durante la Segunda Guerra Mundial en el frente del Este entre los ejércitos alemán y soviético, a partir de 1941. Los nacionalistas ucranianos, bien es cierto que divididos entre diversos partidos y grupos, inicialmente recibieron al ejército alemán que había invadido la URSS, como a libertadores de Ucrania. Después de los horrores del estalinismo y las hambrunas provocadas de la colectivización forzosa, tenía lógica que así fuese, pero pronto quedó claro que Hitler no tenía intención de apoyar la independencia de Ucrania. Por el contrario se evidenció que para él, Ucrania debía ser un territorio firmemente dominado por Alemania como fuente de materias primas y trabajo forzado.

Ucrania quedó bajo el dominio del brutal gobernador alemán Erich Koch. En el este del país se formaron guerrillas prosoviéticas pero en el centro y el oeste de Ucrania los grupos nacionalistas empezaron a unirse y a atacar a los alemanes con acciones guerrilleras usando únicamente al principio las armas que arrebataban a los propios alemanes. Lo cual acabó provocando la aparición a finales de 1942 de la UPA (Secreta Ukrainska Povstanka Armia) o Ejército Insurgente Ucraniano que se lanzó a la lucha tanto contra los alemanes como contra los soviéticos. En realidad ya en los años 30 se había formado una guerrilla nacionalista en Ucrania, la OUN, que había sido aniquilada por los soviéticos. En 1941, con Ucrania ocupada por el ejército de Hitler, los alemanes habían detenido a un personaje que se acabaría convirtiendo en una leyenda, Stefan Bandera, un joven de 30 años que era ya uno de los líderes más activos del nacionalismo ucraniano. Bandera fue internado en el campo de concentración alemán de Sachsenhausen.

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Pero a medida que transcurría el tiempo y quedaba claro que el ejército soviético no sólo no estaba derrotado sino que su potencia aumentaba sin cesar, con sus grandes reservas humanas y la enorme capacidad industrial de la URSS, cada vez fueron más los dirigentes políticos y militares alemanes que llegaron a la conclusión de que la política de Koch era una locura y que a Alemania le convenía contar con la colaboración de millones de ucranianos que eran anticomunistas y estaban dispuestos a luchar contra la URSS. Incluso Hitler, aunque siguió apoyando a Koch, era consciente de que Alemania ya no podía permitirse el lujo de despreciar la colaboración de los ucranianos. Autorizó la formación de una división SS compuesta por voluntarios ucranianos así como una nueva política de aproximación a la UPA.

En 1944 con el ejército soviético penetrando de nuevo en profundidad en Ucrania, los alemanes liberaron a Bandera, calculando que con su prestigio, Bandera no tardaría en convertirse en el líder de la UPA. Así fue. Stefan Bandera era un eficaz organizador y un comandante competente, dio un nuevo impulso a la UPA y pronto se convirtió en una pesadilla para los soviéticos. Los miembros de la UPA pronto fueron conocidos por los rusos como “los Bandera” por el nombre de su líder. A partir de mediados de 1944 se estableció una colaboración regular entre la UPA y las SS alemanas, que suministraron a la guerrilla ucraniana entrenamiento, armas y equipo médico en lo que los alemanes llamaron Operación “Braun Bar” (Oso Pardo).

Desde el verano de 1944 con los alemanes ya expulsados de Ucrania, la UPA, que tenía unos 80.000 combatientes luchó en solitario contra los rusos. Entre sus filas se contaban más de 10.000 soldados alemanes que habían quedado aislados tras la retirada de su ejército. Además se cree que más de 100.000 civiles ucranianos, como mínimo, colaboraban estrechamente con la UPA. Entre 1944 y 1952 se produjeron centenares de combates importantes entre la UPA y fuerzas militares soviéticas en los que se cree que murieron más de 10.000 soldados rusos y miles también de guerrilleros y civiles. La URSS empleó contra la UPA más de 15 divisiones de infantería y tanques y contó con la ayuda de fuerzas militares y policiales de los regímenes comunistas polaco y checo. Y hay que recordar que a partir de 1945 la UPA no recibió ya ningún tipo de ayuda militar ni armas desde el exterior. El régimen soviético lanzó además una persecución implacable contra la Iglesia católica ucraniana.

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El régimen de Stalin acabó con la UPA a principios de los 50 con métodos despiadados que incluyeron fusilamientos de civiles en masa y quemas de pueblos. Más de 500.000 ucranianos fueron deportados a Siberia. No obstante, también la UPA cometió en ocasiones contra población civil rusa y polaca. Stefan Bandera, refugiado en Alemania, fue asesinado en Munich el 19 de octubre de 1959 por un agente soviético que utilizó una pistola con munición de cianuro, un método típico del KGB. A partir de los años 50 Bandera recibía apoyo moral desde Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría pero eso no se tradujo en apoyo económico ni militar para la UPA.

En definitiva, la turbulenta historia de Rusia y Ucrania es dramática y llega hasta nuestros días como es obvio.

Autor

Rafael María Molina
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