Como decía Aristóteles «La dignidad no consiste en tener honores, sino en merecerlos» y sus hechos no son acreedores a ninguno sino todo lo contrario.
Recientemente, en Pamplona, usted ha condenado todos los insultos dirigidos al ministro Marlaska al que, desde hace tiempo, he dirigido varios escritos solicitando en vano su intervención para que los ayuntamientos regidos por militantes del PP respeten la Constitución, jurada o prometida por todos los cargos públicos, y la Ley Orgánica 9/1983, en la tramitación de actos religiosos en la vía pública.
Al contrario que con Fernando Grande Marlaska, todavía ministro del Interior, usted ha aplicado un displicente y erróneo silencio a mis requerimientos de civismo ante el proceder del susodicho y sus colaboradores, como el delegado del gobierno en Madrid, que expreso en mis siguientes artículos:
Usted presta oídos sordos al proceder de José Luis Martínez-Almeida, todavía alcalde de Madrid, y al de María Inmaculada Sanz Otero, todavía vicealcaldesa de Madrid, según expreso en mi artículo Carta abierta a José Luís Martínez Almeida, todavía alcalde de Madrid y a Inmaculada Sanz Otero, todavía concejala de Madrid – El Español Digital «La verdad sin complejos»
Evidentemente, usted ha extraviado la brújula moral, lo que me impulsa a invitarla a seguir la máxima de S.M Felipe VI: «Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad». También ha extraviado la brújula racional ¿es así como piensa llegar con «Fiascóo» a La Moncloa: como no sea de visita, no se atisba ninguna otra forma.
Por cuanto antecede, en su propio beneficio, en el de la fuerza política que usted difama con su ejecutoria, y en el de España, ruego que se respete a sí misma y proceda con raciocinio, haciendo extensiva esta recomendación a su equipo de colaboradores.
Su comportamiento conmigo demuestra una total ignorancia de sus obligaciones resumidas en el Artículo 66.2 de nuestra Constitución «Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen las demás competencias que les atribuya la Constitución».
Constituye usted toda una amenaza a la democracia siendo el ejemplo de persona que nadie debería seguir por cuanto la ruego que empiece a distinguir un huevo de una castaña y el respeto a la ley, que usted vulnera de modo reincidente, recordando que la confianza y el respeto de los ciudadanos se ganan a través de la integridad y la adhesión a los principios que sustentan nuestra sociedad pues si se pierde la dignidad y los principios, por un beneficio temporal, al final se acaban perdiendo también los electores.
Y el PP y «Fiascóo» en las Batuecas.
Efrén Díaz Casal
Coronel de Infantería (R)
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