zETAp, ZP, ¿ dónde te escondes?
En marzo de 2004 aterrizó en el palacio de la Moncloa, a los pocos días de un terrorífico y descomunal atentado islamista en Madrid, un presidente que sin duda en sus dos legislaturas, resultó ser peor que una plaga bíblica. Su nombre, José Luis Rodríguez Zapatero, aunque pasará a la historia por ZP.
Este sujeto, sin duda otro producto más del marketing de la factoría de la calle Ferraz, se inició muy joven en la política ya que con menos de treinta años era diputado silente en la Carrera de San Jerónimo. Era ya entonces el prototipo del dirigente socialista actual: un tipo sin ningún tipo de bagaje profesional –vamos, que no podía presentar nóminas ni currículum alguno- ; era lo que podíamos decir un analfabeto funcional pero eso sí, presentaba siempre una sonrisa bobalicona que cautivaba a sus votantes y hacía gala a todas horas del sustantivo “talante” que parece que dice algo pero en realidad no dice nada si no le acompaña un calificativo.
Este tipo en sus inicios no dejó claro su verdadero proceder, no paraba de vender su cara, y sobre todos sus pobladas cejas de manera que creó una legión de seguidores, todos ellos bien subvencionados por su gobierno y que le fueron leales hasta que se marchó. Luego nunca se supo de ellos. En suma, en aquellos primeros años de su desastroso gobierno muchos de los españoles lo asociábamos al actor inglés Rowan Atkinson por su gran parecido físico y por la profusión que hacía de su rostro y de su fatua sonrisa. También, el que fue conocido como el míster Bean español confesó, hace falta ser frívolo y tonto, que su película favorita era Bambi, película de animación de Wald Disney, que había visto decenas de veces y con la que se identificaba plenamente.
El presidente recién llegado que se enternecía viendo una y mil veces Bambi , que era la réplica cómica de míster Bean y que prometía mucho talante pronto dejó ver cuáles eran sus intenciones. Ninguna buena.
Como buen sujeto mediocre e incapaz además de muy sectario y rencoroso se rodeó de gente de su mismo jaez e incluso algunos más sectarios y aun más manipuladores. A las pocas semanas decidió unilateralmente retirar las tropas españolas que desplegaban en Irak, dejando con ello en entredicho la excelente misión que los soldados españoles cumplían en ese país y no contento con esa nefasta decisión, invitó al resto de las naciones a que hicieran lo mismo dejando en la estacada a EEUU. Este miserable presidente reconstruyó poco después los cimientos de las dos Españas con la promulgación de la Ley de la memoria histórica e indudablemente, cavó de nuevo, las trincheras de la guerra civil.
En un nuevo alarde de sus estúpidas y disparatadas ocurrencias promocionó lo que él llamó la Alianza de Civilizaciones, una auténtica quimera que solo nos costó a los españoles millones de euros sin éxito y provecho alguno.
Negoció y sucumbió con los terroristas etarras aludiendo que él conocía perfectamente lo que era el terrorismo porque era “victima” de él ya que su abuelo, oficial de Infantería, había muerto en la guerra civil. Esa es la capacidad intelectual del Bambi español.
Este iluminado que tras su mandato dejó a España como un erial, era marginado continuamente en las reuniones internacionales –en las que a veces se dormía– por su incapacidad para comunicarse con los líderes de los demás países o quizá por su estulticia. No solo dejó a España como un erial económicamente hablando sino que la dejó como una nación de opereta cuando se fotografío con sus hijas vestidas de góticas junto a la familia presidencial norteamericana. ¿Cabe un ridículo más? Con ese desastroso y malévolo sujeto, sí.
Tras una segunda legislatura calamitosa que dejó a España y a su partido para el arrastre, el presidente de cara bobalicona dejó la Moncloa y según él se dedicaría a contar nubes, sin duda una afición de un autentico intelectual. Lo cierto es que desapareció de la actualidad española pero, al parecer, se dirigió a un país de Iberoamérica donde le recibieron con las puertas abiertas y con el dinero a espuertas.
Venezuela es el país que el intelectual Zapatero y al parecer sus hijas han “sentado plaza”. Allí, el otrora chófer de autobús ahora presidente de la república bolivariana ha recibido como asesor al ex presidente español por su magnífica e impecable gestión en España. Así las cosas, ZP ha declarado que ha viajado más de cuarenta veces al precioso país Iberoamericano por lo que podemos entender que es la mano derecha del presidente del chándal.
Recientemente, se han celebrado en el país bolivariano una elecciones, todo un pufo, en las que supuestamente ha ganado el presidente del chándal. Todo el mundo sabe que las elecciones las ha ganado Edmundo González Urrutia salvo Maduro y su alto comisionado español, fiel asesor, ZP. Al decir todo el mundo me refiero a dirigentes e instituciones internacionales y también españolas salvo el partido que nos gobierna.
El Congreso de los Diputados, ha ratificado que Maduro es un tramposo y que el vencedor de la elecciones ha sido Edmundo González con todo el dolor de la sectaria Paquita Armengol. A raíz de esta decisión el presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Jorge Rodríguez, colega en el cargo de la ex presidente balear ha pronunciado unas declaraciones intolerables que ni el presidente del gobierno actual ni la tercera autoridad española, la presidente del Congreso, ni el ministro de Asuntos Exteriores han salido a ponerle a este energúmeno en su sitio.
Jorge Rodríguez a voz en grito ha manifestado que:” Hay que romper las relaciones diplomáticas y comerciales con España”; “España es un Estado colonial”; “España, es un refugio de fascistas y golpistas”; “ Lo que ha hecho el Congreso español es una declaración de guerra”.
¿Qué ha hecho el inefable Zapatero? Solo lo que ha beneficiado a su jefe, el ex chófer Maduro: alejar al líder de la oposición del foco de la corrupción del mismo presidente y trasladarlo a España donde no tiene quien le escuche y le apoye.
¿Cabe una traición y vileza mayor por parte de un ex presidente del gobierno a su propia nación? El enemigo, España lo tiene dentro, ahora en la Moncloa y en el verano en la Mareta. Rodríguez Zapatero destrozó en su día desde dentro a España, en la Moncloa y en la Mareta también como Sánchez, ahora desde Caracas o donde quiera que esté porque desde las elecciones venezolanas está escondido como un cobarde. Inútil, traidor y miserable sabíamos que era, pero después de su ayuda taimada a Maduro con su pucherazo en las últimas elecciones, sabemos lo ruin y mezquino que es.
Zapatero, en tu persona no cabe un calificativo más. Eres un ser despreciable; sal a dar la cara, no te escondas como un cobarde.
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