Es llamativo el gesto de Jesús cuando, como consecuencia de la respuesta que Simón da a la pregunta sobre quién es Él, le dice cambiándole su nombre: “Y Yo te digo que tú eres Pedro y ‘sobre esta roca edificaré mi Iglesia’...” Por otra parte, en sus parábolas nos alude a la importancia de no equivocarse en las construcciones para que sean sólidas y en la necesidad de edificar siempre sobre roca, nunca sobre arena.
La situación que vivimos en España nos obliga a tener muy presentes estas enseñanzas de la suprema Sabiduría. Nunca como ahora es imprescindible tener los valores, las convicciones y los principios cimentados sobre la roca de la Verdad.
Con mis años y experiencia me veo inmerso en una gran preocupación por las nuevas generaciones –inmaduras, por lo que veo- para enfrentarse al caos y a la desorientación imperantes. Trataré de explicarme.
Esa realidad innegable de un mundo que demuestra haber perdido el juicio y el sentido común, y podemos ver que incluso algunos sacerdotes y obispos son presa de trastornos mentales y sueltan burradas sin inmutarse me resulta difícil de asimilar. No hace mucho me ha entrado una información sobre cierto cura español manifestando su esperanza de que “el próximo papa sea homosexual…” ¿Dónde se han formado semejantes especímenes?
He llegado a soñar con publicar un periódico dedicado a recoger las idioteces publicadas diariamente por los hombres con alguna responsabilidad en la sociedad, desde los políticos hasta los clérigos. ¿Qué le ha ocurrido a la Humanidad en el último siglo?
Por todo lo dicho resulta obligado insistir en la necesidad de fundamentar sobre roca nuestras convicciones, pues resultaría imposible resistir los envites de la mentira, en este clima reinante del que huye la verdad a marchas forzadas.
Llegará el momento –si es que no ha llegado ya—en que la gente dudará de todo y su desorientación será total.
Después de más de ochenta años analizando ese invento satánico llamado “democracia liberal partitocrática” y dedicándome de cuerpo y alma a impedir sus efectos confieso que tengo una gran sensación de cansado, fruto del fracaso.
Intenté que mis amigos cubanos –y mis alumnos—se convencieran del, seguro y nefasto final, que para mí era evidente, viviendo los gobiernos “ultra democráticos” de Grau, de Pro y del propio Batista: la esclavitud del “comunismo” que allí se llamaría “castrismo”. Nadie me creyó nunca…En Cuba la “cátedra de Pedro” era la revista “Bohemia” y el papa Miguel Ángel Quevedo… que se suicidó en el exilio cuando vio el resultado de su “democracia” divina. Lo mismo me ha ocurrido en España, no tengo el don de convertir a mis oyentes.
De regreso a España me uní a Blas Piñar –él sí tenía las ideas claras– pero tampoco los españoles respondieron adecuadamente y Fraga y la derecha frenaron el triunfo de su partido. Tema del que valdría la pena hablar pero no interesa. El triunfo de los traidores al 18 de julio y a Franco, fue arrollador tanto que hoy la juventud no tiene la menor idea de la verdadera Historia de España de los últimos noventa años.
Al suicidio colectivo de 1978 se le llamó divina Transición y el pueblo se lo creyó cuando realmente ha vivido de lo que se le pegó al riñón de España en los cuarenta años “negros” del franquismo.
Autor
- GIL DE LA PISA ANTOLÍN. Se trasladó a Cuba con 17 años (set. 1945), en el primer viaje trasatlántico comercial tras la 2ª Guerra mundial. Allí vivió 14 años, bajo Grau, Prío, Batista y Fidel. Se doctoró en Filosofía y Letras, Universidad Villanueva, Primer Expediente. En 1959 regresó a España, para evitar la cárcel de Fidel. Durante 35 años fue: Ejecutivo, Director Gerente y empresario. Jubilado en 1992. Escritor. Conferenciante. Tres libros editados. Centenares de artículos publicados. Propagandista católico, Colaboró con el P. Piulachs en la O.E. P. Impulsor de los Ejercicios Espirituales ignacianos. Durante los primeros años de la Transición estuvo con Blas Piñar y F. N., desde la primera hora. Primer Secretario Nacional.
Coincido con el contenido de este artículo al 100%. Se están empezando a expresar abiertamente opiniones que anuncian la llegada de un cambio de ciclo ideológico que acabará con toda la locura progresista.
Como siempre, querido Gil, tus colaboraciones magníficas, prescindiendo de dar soluciones que todos podemos dar, yendo a lo verdaderamente importante… para enmarcar.