24/11/2024 01:16
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Hace 20 años sucedió la tragedia de Atocha

LOS CEREBROS QUE ESTÁN EN LA CÁRCEL NO FUERON LOS VERDADEROS

y algunos de los verdaderos siguen vivos

Reproduzco uno de los artículos (desde aquel fatídico día del 11 de marzo de 2004) no he perdido comba y siempre con la esperanza de encontrar a los verdaderos ideadores del atentado… y tengo que confesar que en estos 20 años solo conseguí saber los posibles autores y sus nombres, pero no las pruebas definitivas… y ya se sabe que tal como están las cosas hoy, sin pruebas no se puede publicar nada, ni indicios, ni sospechas, ni siquiera confesiones de voz si no están super grabadas y comprobadas ante notario.

Pero, yo sé y más de uno lo sabemos quiénes fueron en realidad los autores del “Proyecto” y no los que fueron a la cárcel como autores… espero que Pedro J. Ramírez lo esté descubriendo o lo descubra para la serie que está haciendo en “El Español”.

En honor de aquellos 192 muertos y los más de 2.000 heridos, reproduzco el artículo que escribí o años después de la matanza. Pobres víctimas y pobres familiares.

Pasen y lean:

Acabo de leer (domingo 4 de diciembre) que la Asociación de Ayuda a las Víctimas del Terrorismo del «11-M» va a echar el cierre por falta de ayudas oficiales y eso me ha sublevado (si es que a mi edad tengo ya ganas de sublevarme)… y me ha sublevado porque todavía me quedaba la esperanza de que algún día «alguien» llegase al fondo de la verdad de lo que fue aquella matanza de inocentes. Pero, veo que no. Que aquí hay intereses ocultos que luchan en la sombra para que nunca se sepa la verdad y no paran de echarle tierra al atentado de Atocha, el mayor de la Historia de España. Señores, si Shakespeare dijo aquello de «Algo huele a podrido en Dinamarca», cuando Hamlet tuvo la intuición y casi la certeza de que los verdaderos asesinos de su padre, el Rey, no habían sido otros que la Reina, su madre, y el nuevo Rey, su tío, aquí con mucha más razón puede decirse que «Algo huele a podrido en el 11-M», pues no en vano todavía (8 años después) no se sabe quiénes fueron los cerebros que idearon y planificaron el atentado y se tienen todas las dudas sobre quiénes fueron realmente los autores materiales, los explosivos que se utilizaron y cien cosas más. ¿Algo huele a podrido? ¡No! Algo no, todo huele a muy podrido.

Pero, antes de adentrarnos en el «11-M» voy a referirme, aunque sea brevemente, a los dos casos de nuestra Historia más parecidos: el atentado y muerte del general Prim en 1870 y el del almirante Carrero Blanco en 1973. Porque en los dos casos pasó lo que ahora está pasando, que nunca se supo, ni se quiso saber, quiénes habían sido los «cerebros» de los magnicidios. Para escribir uno de mis libros investigué a fondo aquellos atentados (y hasta tuve la paciencia de leerme los 18.000 folios del sumario del primero y los más de 60.000 del segundo). Con una técnica, la de Agatha Christie en sus novelas. La inglesa lo primero que se preguntaba al aparecer el muerto o los muertos era: «¿A quién beneficia esta muerte?». Y eso hice yo. ¿A quién benefició la muerte de Prim? Y los hilos conducían a cuatro posibles interesados: los republicanos, que aspiraban a traer su República; al general Serrano, que aspiraba a una Dictadura; al Duque de Montpensier, que quería hacer Reina a su mujer, la hermana de la Reina destronada, y a los monárquicos alfonsinos, que ya luchaban por traer otra vez a los Borbones. Todo fueron conjeturas, porque tampoco la Justicia se esforzó en buscar las pruebas definitivas. Sin embargo, hubo un hecho, que al final los más beneficiados fueron los Borbones, que volvieron a reír cuatro años más tarde. El sumario se archivó sin saber la verdad última.

También investigué a fondo el atentado de Carrero Blanco y empleando la misma técnica: ¿A quién benefició esta muerte? Y me encontré con lo mismo: varios posibles interesados en la desaparición del almirante, ya que para muchos significaba la continuidad del franquismo tras la muerte de Franco. En especial en el tema de la Monarquía, porque es verdad que Carrero defendía la Monarquía, pero ¡ojo¡ no la Monarquía que quería Don Juan y sus seguidores, sino una Monarquía «tradicional y católica» con base en los Principios de la victoria del 39, como bien se lo dejó claro al Conde de Barcelona en Estoril en1947 (como consta en «La larga marcha de la Monarquía» de López Rodó). Y al final ¿ qué pasó? ¿ quién fue el beneficiario de aquel atentado? Pues la Monarquía que llegó, la Monarquía parlamentaria y democrática. Y allí apareció ya ETA como autora material, pero desde el primer momento se supo que la banda terrorista vasca sólo había sido el brazo ejecutor, e incluso por encargo y pago mercenario. Pero ¿quiénes? ¿ quiénes fueron los verdaderos cerebros del atentado? ¿ quiénes pagaron a ETA? (Algo apuntó a este respecto el monárquico Areilza poco antes de morir). Eso nunca se ha sabido ni se investigó a fondo.

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Lo cual no es suficiente, claro está, para afirmar que los beneficiarios sean los cerebros, como también se demuestra en las novelas de Agatha Christie. Porque no siempre los beneficiarios del crimen son los asesinos. Unas veces sí, otras veces no.

Ahora vayamos al “11-M” y con la misma pregunta de la inglesa: ¿A quién benefició el atentado de Atocha? Y aquí sí que no hay duda: al PSOE (cuando era Secretario General en funciones, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya que Rodríguez Zapatero era el titular pero además Presidente del Gobierno), ya que gracias a la matanza de aquellos 192 inocentes y a los 2000 heridos ganó unas elecciones generales (las del 2004) que tenían perdidas según las encuestas. Los socialistas supieron manipular entonces “aquello” y en 48 horas convencer a los españolitos que la autoría llegó como venganza de los árabes por la guerra de Irak. Pero, eso no fue verdad, o no fue toda la verdad. Porque nunca se demostró que los “moritos” que aparecieron como responsables materiales del atentado, y los que fueron condenados como “cerebros”, fueran realmente los autores. Los periodistas que hemos investigado el “11-M” y lo que pasó el 12, 13 y 14 sabemos que hay muchas cosas que intencionadamente se han ocultado. Por ejemplo, que el atentado se comenzó a preparar CON ETA dos años antes y que sólo cuando comenzó la guerra de Irak se buscaron las “marionetas” moras con fines electorales (se sabía que si el atentado había sido cosa de ETA ganaría el PP y sí detrás estaba AL QUEDA, las ganaría el PSOE, como así fue). También se sabe que los explosivos tenían la marca ETA, que las pruebas fueron manipuladas o borradas (como los trenes) y muchas cosas más. Y mucho más importante que los hilos de la investigación periodística lleva a tres personajes concretos como “cerebros intelectuales”: dos políticos que viven, y un coronel espía que poco después incluso sería ascendido a general ¿y por qué no se dicen estas cosas?. Muy sencillo, porque los periodistas nos movemos con indicios y evidencias, pocas veces con pruebas definitivas y punibles. Señores, eso es cosa de los Jueces y también en este apartado hay sus más y sus menos, porque está demostrado que el juez Gómez Bermúdez o porque no quiso, o no pudo o no se atrevió, cerró la herida dejando dentro todo lo podrido (curiosamente el Ministro Rubalcaba condecoró después al Juez e incluso le otorgó una pensión económica).

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Es una pena, pero muchos confiamos que antes o después el pueblo español pueda saber toda la verdad del atentado de Atocha. Al menos si al “Mundo”, a Pedro Jota y a Casimiro García Abadillo no les callan la boca. Si tardaron 13 años en llegar al fondo de la verdad en los crímenes del GAL, todavía les quedan 5 años para llegar a desenmascarar a los verdaderos “cerebros” del “11-M”. Salvo que nos quedemos como aquellos otros españoles se quedaron cuando el asesinato de Prim y Carrero Blanco. A oscuras. ¡Dios, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del Terrorismo no puede desaparecer!

Autor

Julio Merino
Julio Merino
Periodista y Miembro de la REAL academia de Córdoba.

Nació en la localidad cordobesa de Nueva Carteya en 1940.

Fue redactor del diario Arriba, redactor-jefe del Diario SP, subdirector del diario Pueblo y director de la agencia de noticias Pyresa.

En 1978 adquirió una parte de las acciones del diario El Imparcial y pasó a ejercer como su director.

En julio de 1979 abandonó la redacción de El Imparcial junto a Fernando Latorre de Félez.

Unos meses después, en diciembre, fue nombrado director del Diario de Barcelona.

Fue fundador del semanario El Heraldo Español, cuyo primer número salió a la calle el 1 de abril de 1980 y del cual fue director.
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