El texto anterior rezaba:
Los poderes públicos realizarán una política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a todos los ciudadanos.
La modificación pactada entre PP y PSOE quedaría así:
- Las personas con discapacidad ejercen los derechos previstos en este Título en condiciones de libertad e igualdad reales y efectivas. Se regulará por ley la protección especial que sea necesaria para dicho ejercicio.
- Los poderes públicos realizarán las políticas necesarias para garantizar la plena autonomía personal e inclusión social de las personas con discapacidad. Estas políticas respetarán su libertad de elección y preferencias, y serán adoptadas con la participación de las organizaciones representativas de personas con discapacidad en los términos que establezcan las leyes. Se atenderán particularmente las necesidades específicas de las mujeres y niñas con discapacidad.
Esta última frase ha generado controversia, ya que algunas asociaciones y colectivos feministas han evitado abordarla. Se equiparan las necesidades de las mujeres con discapacidad con las de los menores, lo que sugiere que ser mujer es un factor agravante en los problemas generados por la discapacidad.
La inclusión de esta frase no resulta sorprendente si consideramos la concepción sectaria del feminismo promovida por el Gobierno. Sin embargo, llama la atención que casi ninguna organización o colectivo feminista haya alertado sobre la frase ni haya criticado el menosprecio hacia las mujeres en general y las mujeres con discapacidad en particular.
Esta inclusión podría ser un pretexto para introducir la discriminación positiva en la Constitución. Aunque sentencias anteriores del Tribunal Constitucional han avalado la discriminación positiva, este artículo sería su primera inclusión directa en el texto constitucional.
Expertos se han alarmado con esta inclusión en la Carta Magna y muestran preocupación porque esto podría situar constitucionalmente a los hombres por debajo de las mujeres. Se ha manifestado indignación al sentir que se está tratando a las mujeres como seres inferiores, algo inaceptable después de haber luchado toda una vida por lograr todo por mérito propio, sin trampas ni cuotas. Advierten que esta situación podría tener graves consecuencias, ya que hay una reacción fuerte y muy perjudicial contra los elementales derechos de los ciudadanos. Lo cierto es que hay una generación de mujeres que primero experimentó un empoderamiento falso y luego se dio cuenta del daño que les causó.
Por otro lado, los bandazos de Núñez Feijóo son, además de extraños, absolutamente incongruentes. Con todo lo que hay que acometer, esa fijación por alcanzar acuerdos baladíes con un PSOE ofensivo contra España da cuenta de la poca inteligencia y la catadura moral de un jefe de la oposición indeseable para los momentos cruciales que atravesamos, sin que se vea una luz al final de este prolongado y cada vez más oscuro túnel de incertidumbre.
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