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Extraña porque no se comprende cómo seguimos con estos singulares mimbres cuando la Justicia evidencia las múltiples influencias políticas que pugnan por su parcialidad y el descrédito frente a la impávida ciudadanía. Como si no fuese importante el ejemplo de equidad para garantizar el Estado de Derecho y la democracia en la que dicen que estamos viviendo. El panorama no parece que vaya a cambiar por parte de los responsables políticos de las garantías judiciales-con todo lo que conlleva el oxímoron- y a los antecedentes enquistados nos remitimos:
El próximo jueves se inaugura un nuevo año judicial con el Consejo General del Poder Judicial arrastrando una veteranía insospechada desde el 2013, año de su elección que no fue renovado en el 2018 y que si continúa sin relevo podría igualar la suma de los años vigentes con los años caducados, lo que supondría un hito de méritos dubitables.
Por primera vez asumirá el discurso del acto ante el Rey Felipe VI el presidente interino del Tribunal Supremo, Francisco Marín Castán, junto al controvertido Fiscal General del Estado hablando de las influencias políticas sobre la Justicia, Álvaro García Ortiz.
El año judicial a punto de ser relevado trajo consigo la amenaza del anterior Presidente del CGPJ y TS, Rafael Lesmes, quien dio el discurso inaugural ante el Rey en el que aludió a su posible dimisión de su cargo en caso de que el PP y el PSOE no alcanzaran un acuerdo para la renovación del CGPJ. Su amenaza la convirtió en sólida advertencia ante los medios de comunicación para posteriormente dimitir el 9 de octubre del 2022.
El curso comenzará con temas pendientes como la resolución por parte del TS de las euroórdenes de Carlos Puigdemont y el lugarteniente Toni Comín; el recurso de los condenados por los atentados en Barcelona del 2017 y asimismo en la Sala Contencioso-Administrativo debe resolverse la idoneidad del indulto concedido por el Gobierno al exvicepresidente de la Generalidad de Cataluña, Oriol Junqueras.
No se esperan grandes cambios en los acuerdos políticos aunque sí mayor intervención de la Justicia si Pedro Sánchez consigue reeditar otra , si cabe, más convulsa legislatura que la primera.
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Esta anula puesta en escena de la judicatura es la mas soporífera reunión de ropones que verse pueda
el Rey Juan Carlos se dormía siempre…y es que entre el calorazo, el oolr a naftalina oscura y llena de puñetas, los rollos dichos de forma casi monocorde y la enormes ristras de cifras que maneja el presidente, tumban hasta al activo Bugs Bunny
En España tenemos una administración de justicia antigua, lenta e ineficiente, y un Código Penal en que los delitos están muy mal tipificados, lo cual da lugar a sentencias completamente distintas entre unos jueces y otros para un mismo delito. Es necesario cambiar de arriba abajo tanto la organización de la administración de justicia como las leyes que regulan su funcionamiento; además, es necesario reformar de arriba a abajo el Código Penal español para que esté en consonancia con los que hay en los paises occidentales más avanzados y abandonar el obsoleto Código Napoleónico para que sean los fiscales quienes instruyan las causas.
Abominable teatro masónico engañabobos